Suecia, país escandinavo, que se caracterizaba por tener una neutralidad frente a los grandes bloques que se formaron después de la Segunda Guerra Mundial, ahora entregó la oreja. Es decir, vendió su alma al diablo.

NOTA: Hugo Farías Moya

Casi todos los países europeos después del término del conflicto bélico de la Segunda guerra mundial se unieron a la OTAN y al Pacto de Varsovia. Era muy difícil mantener la neutralidad. Aun así, los países escandinavos como Suecia y Finlandia se mantuvieron neutrales.

La OTAN se formó con 12 naciones europeas y desde el año 1949 hasta hoy, después de varias oleadas de expansión han llegado a los 30 países. En estricto rigor se formó para contrarrestar el poderío de Rusia, pero después de la caída de la Unión Soviética en 1990, ya la OTAN perdió su razón de ser.
Pero el expansionismo de Estados Unidos no terminó, al contrario, fueron rodeando a Rusia con los ex países del Pacto de Varsovia. En resumen, los países que liberó Rusia de la Alemania nazi se convirtieron en sus enemigos.

Ahora en este último año 2023 Suecia solicitó adherirse a países de la OTAN y parece que con esto se sometió a EE.UU. y perdió su soberanía y dignidad. Al menos esa es la lectura que uno concluye al conocer el último acuerdo de defensa entre EEUU y Suecia, que somete a este último país a la soberanía
estadounidense.

Por supuesto, que esta no es la imagen que transmiten los medios de comunicación occidentales, que es lo mismo que llamarlos medios de desinformación. No existe cobertura del acuerdo de un sonriente ministro de Defensa sueco y un gruñón ministro de Defensa estadounidense, firmando el acuerdo secreto.

Como si esto se tratara de un acuerdo rutinario más. Pero claramente no lo es. Porque en estricto rigor se trata de la subyugación total.

Al principio del texto del acuerdo se afirma que Estados Unidos tendrá “acceso y uso sin restricciones de las instalaciones y zonas acordadas”. De acuerdo. ¿Y cuáles son estas instalaciones y áreas acordadas? Se enumeran en la lista. Se trata de todas las flotillas de la fuerza aérea sueca y todas las instalaciones importantes del ejército, un total de 17 enumeradas.

En la práctica, se trata de toda la defensa sueca donde EE.UU. tendrá poder “sin restricciones”, es decir, ilimitado. Además, en instalaciones de defensa no especificadas, se acordonarán ciertas zonas a las que “sólo tendrán acceso y utilizarán las fuerzas estadounidenses” y en las que se aplicará la jurisdicción estadounidense. Es decir, un país aparte.

Pero no sólo eso. “Previa solicitud”, EE.UU. tendrá acceso y uso de terrenos y activos privados, incluidas carreteras, puertos y aeropuertos. Así también tiene derecho a desarrollar libremente “zonas e instalaciones” para almacenar armas y equipos de defensa. No hay excepciones para los tipos de
armas, ni siquiera las nucleares (artículo 14). Las partes “podrán celebrar consultas sobre lo anterior en la medida necesaria”.

A continuación, un gran número de páginas enumeran los beneficios y derechos de los soldados estadounidenses destinados en Suecia. El personal estadounidense, sus familiares y empleados civiles, estarán exentos de pasaporte y visado; en su lugar se aplicará la identificación militar estadounidense.

La policía de seguridad sueca no podrá controlar ni vigilar al personal estadounidenses. Todos los automóviles propiedad de estadounidenses en activo llevarán matrículas suecas, que no podrán
rastrearse.

Todo el personal estadounidense estará exento de impuestos, incluido el IVA sobre sus compras, y disfrutará de una exención total sobre todos los bienes que desee introducir o sacar del país, incluido el dinero sin restricciones. Las aeronaves estadounidenses tendrán libre acceso al espacio aéreo sueco, al igual que el transporte marítimo estadounidense tiene acceso a las aguas territoriales suecas.

Los aviones o buques estadounidenses no pueden ser inspeccionados por las autoridades suecas, y así una larguísima lista de disposiciones. Además, “Suecia renuncia a ejercer su jurisdicción penal” (artículo 12) sobre el personal militar estadounidense, sus familiares y empleados civiles. Además, “Previa solicitud”, Estados Unidos podrá acceder y utilizar terrenos y activos privados, incluidas carreteras, puertos y aeropuertos.

Dado que la policía sueca no puede recoger a los estadounidenses sospechosos en sus bases, esto significa en la práctica que los soldados estadounidenses, gozan de inmunidad judicial. Asimismo, no se pueden interponer demandas civiles contra el personal estadounidense (artículo 15). Lo más sorprendente es la disposición de que las normas y derechos sindicales suecos no son válidos.

Los autores estadounidenses del acuerdo, parecen haber pensado en todo. Porque tienen una larga experiencia de todos los países que han ocupado.

Esta sumisión sueca a una gran potencia no es históricamente única. Sin embargo, esta nueva sumisión es voluntaria y no tiene nada que ver con la OTAN; el contrato es solamente entre EE.UU. y Suecia.

No se trata de un escándalo cualquiera. Es incomprensible cómo pudo hacerse en secreto, sin ninguna discusión en la Comisión de Asuntos Exteriores con la oposición política.

¿De verdad los “patriotas nacionalistas” de Suecia están de acuerdo en vender la independencia de Suecia y callarse también?

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