El alarmante aumento de suicidios y la falta de respuesta en las mutualistas

En Uruguay, la crisis de salud mental continúa profundizándose, evidenciada por un aumento en la tasa de suicidios y por una respuesta inadecuada de las mutualistas en todo el país.

NOTA: Andrés Silva, Diario a Humanidad

Montevideo – Uruguay

Las recientes muertes de dos personas una en Montevideo y una en Maldonado, quienes no recibieron la atención urgente que necesitaban, resaltan la gravedad de la situación. A pesar del incremento en los casos de trastornos mentales, la infraestructura y los recursos destinados a la salud mental siguen siendo insuficientes, y los tiempos de espera son largos, especialmente para aquellos en situaciones de riesgo.

Dos tragedias que exponen la urgencia de una reforma

En las últimas semanas, la atención pública se ha centrado en dos casos de suicidio que conmocionaron a la sociedad uruguaya expusieron la falta de recursos y atención de salud mental en las mutualistas.

El primero de estos casos fue el de Gimena Donate, una mujer de 37 años de edad, quien en un mensaje enviado a su hermana dejaba claro que estaba transitando por un momento crítico de salud mental, en el mensaje Gimena decía: “Hola hermana, cuando vengas llévame a la playa que me voy a tirar al mar. […] No aguanto más, no quiero vivir más”. Ese fue el pedido de Gimena Donate a su hermana el viernes 25 de octubre a través de un mensaje de WhatsApp.

FOTO: Montevideo Portal

Claudia logró convencerla de que la forma de solucionar los problemas no era escapando, por lo que la pasó a buscar y la llevó a una mutualista donde se atiende toda la familia. Llegaron a la puerta de emergencia y pidieron que la atendiera el psiquiatra de guardia, quien llegó a las cinco horas. Gimena y Claudia arribaron al centro de salud a las 16:30 del viernes 25 de Octubre.

Según publico Montevideo Portal, el día que consultó, un día antes de suicidarse, el psiquiatra le dijo que lo recomendable era aumentar la medicación y seguir el reposo en su casa. Claudia, la hermana de Gimena, le pidió que la dejara internada para que estuviera contenida y segura. También le mostró el mensaje de WhatsApp que había escrito Gimena y le insistió: “Si lo hizo dos veces, lo va a hacer de nuevo”.

El profesional entendió que no había argumentos clínicos para dejar a Donate internada, por lo que las hermanas salieron de la mutualista. Al otro día al mediodía, el sábado, Gimena despareció de su casa y a los días apareció en una playa de Piriápolis (Maldonado) sin vida.

El segundo caso fue el de Milagros Chamorro una mujer de 31 años de edad, quien años atrás siendo menor de edad había denunciado ser víctima de violación en manada por un grupo de compañeros de trabajo, quienes le pusieron una droga en su bebida para luego violarla mientras le sacaban fotografías y grababan vídeos.

“Milagros se suicidó luego de múltiples ausencias institucionales en su búsqueda de justicia y reparación de la violencia sexual. La muerte de Milagros fue suicidio femicida”, señalaron los colectivos que organizan la concentración.

Miagros concurrió a la emergencia del CASMU (Mutualista uruguaya) en donde en la primera valoración que se realiza a los pacientes se le dio prioridad a un caso de un joven con esquizofrenia que ingreso agitado y violento, Milagros quedo en segundo lugar, cuando la doctora de guardia 20 minutos después en el baño de la mutualista, Milagros estaba muerta, se había suicidado.

En el caso milagros lamentablemente, hacía años que el sistema la venia dejando sola, sin protección, a la deriva, primero un sistema de justicia nefasto que ante la denuncia de violación múltiple, fiscalía archiva la causa, una sociedad machista que ante un caso de violación múltiple mira para el costado y finalmente un sistema de salud que no está en condiciones de enfrentar una emergencia nacional en cuanto a salud mental.   

Estos casos son solo una muestra de una realidad más amplia y devastadora. Cada año, cientos de personas en Uruguay no logran acceder a una atención adecuada y oportuna. En 2023, la tasa de suicidios alcanzó los 21.2 por cada 100,000 habitantes, una de las más altas en América Latina y un claro indicativo de que el sistema de salud mental está fallando.

Un sistema de salud mental desbordado y sin recursos

Uno de los mayores problemas es la falta de recursos destinados a salud mental en las mutualistas. Se estima que estas instituciones destinan menos del 2% de su presupuesto total a esta área, lo que provoca largas listas de espera y una baja disponibilidad de personal capacitado. En muchos casos, las personas en situación de crisis deben esperar semanas, o incluso meses, para acceder a una consulta, algo que es inaceptable cuando se trata de situaciones de riesgo de vida.

Esta realidad es particularmente grave en el interior del país, donde los servicios son aún más limitados. Mientras que en Montevideo algunas mutualistas cuentan con servicios de salud mental, en otras regiones la situación es crítica, y los habitantes deben recurrir a redes informales de apoyo o trasladarse largas distancias en búsqueda de atención. Esta falta de acceso a servicios de emergencia y contención psicológica lleva a que muchas personas en situación de vulnerabilidad no encuentren ayuda en el sistema de salud.

A nivel internacional

Uruguay podría tomar de otros países que han implementado políticas de salud mental efectivas. Como en el Reino Unido, el Sistema Nacional de Salud (NHS) garantiza que las personas en crisis mental puedan acceder a ayuda en menos de 24 horas. En Canadá, la atención de salud mental ha sido una prioridad desde hace años, y el país cuenta con líneas de ayuda gratuitas, servicios de emergencia mental y programas comunitarios de prevención del suicidio que brindan apoyo continuo a quienes lo necesitan.

Finlandia también se destaca por su enfoque innovador en salud mental, con el modelo de «Atención Abierta», que proporciona apoyo inmediato y accesible a cualquier persona en situación de crisis. Este enfoque ha reducido la tasa de suicidios en un 20% en los últimos 15 años. Japón y Corea del Sur, países con altos índices de suicidio, han implementado medidas similares, como campañas de concientización pública, asistencia psicológica gratuita y la habilitación de «espacios seguros» para que las personas puedan hablar sobre sus problemas.

En contraste, Uruguay carece de un sistema de intervención rápida y de políticas de prevención adecuadas. La respuesta de las mutualistas es insuficiente y las políticas públicas no están alineadas con la necesidad urgente de mejorar los servicios de salud mental en el país.

Una necesidad urgente de cambio en el sistema de salud mental

La situación actual demanda una transformación estructural en la forma en que Uruguay aborda la salud mental. Es necesario que el gobierno asuma un rol activo, incrementando los recursos destinados a salud mental y regulando a las mutualistas para asegurar que cada ciudadano tenga acceso a una atención oportuna y de calidad. Por otro lado, la implementación de servicios de emergencia eficientes y la promoción de programas de concientización pública son acciones que pueden marcar una diferencia real en la vida de las personas en riesgo.

Además, la formación y capacitación de profesionales de la salud mental deben ser una prioridad, especialmente en regiones fuera de la capital. La salud mental no puede seguir siendo una de las áreas menos financiadas del sistema de salud, ya que sus efectos tienen repercusiones en la vida de miles de uruguayos y en toda la sociedad.

Existen actualmente vías de comunicación telefónica gratuitas de emergencia, en done se da un apoyo puntual a una crisis, pero no se hace seguimiento ni diagnostico, esto fue lo que nos explicaba una trabadora dela línea *0767 consultada por Diario la Humanidad.

La creación de líneas de ayuda efectivas ya que las que existen actualmente denotan ciertas carencias, entre las que podemos destacar que si una persona no tiene saldo en su celular no puede acceder a las mismas,

No se puede esperar más

Los recientes casos de suicidio en Montevideo que han tomado estado público, son un llamado de atención que el sistema de salud no puede ignorar. La falta de recursos, de infraestructura y de políticas efectivas ha dejado en la desprotección a las personas que más necesitan ayuda. Uruguay debe aprender de las experiencias de otros países que han logrado mejorar su atención en salud mental y tomar medidas concretas que aseguren que ninguna persona en crisis se quede sin apoyo.

La crisis de salud mental en Uruguay no puede esperar. Las vidas de las personas dependen de que se priorice esta cuestión en la agenda pública, y de que se tomen medidas urgentes para brindar a cada ciudadano el apoyo que merece. El próximo gobierno que asuma, tiene el deber, el  compromiso de generar un marco para que se pueda desde el  propio Estado dar una solución inmediata.

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Los artículos del diario La Humanidad son expresamente responsabilidad del o los periodistas que los escriben:

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