Movimiento de Pobladores y Pobladoras: El problema está en pretender construir el proyecto bolivariano sin cuestionar la lógica del capital
Nota: Reinaldo Antonio Iturriza López, sociólogo y escritor, periodista – Venezuela
Movimiento de Pobladores y Pobladoras: El problema está en pretender construir el proyecto bolivariano sin cuestionar la lógica del capital (Parte I)
Entrevista a referentes del Movimiento de Pobladores y Pobladoras: Iraida Morocoima
y Juan Carlos Rodríguez, de Campamento de Pioneros y Pioneras; y Hernán Vargas y
Nélida Cordero, del Movimiento de Trabajadoras Residenciales Unidas por Venezuela.
Les propongo que intentemos hacer un balance general de lo acontecido en
Venezuela desde el 9 de diciembre de 2015, fecha en que se produce una
importante movilización popular a Miraflores, en buena medida promovida por
Pobladores y Pobladoras, tres días después de la derrota del chavismo en las
elecciones parlamentarias. ¿Por qué desde esa fecha? Porque aquella movilización
no solo es un hito para el movimiento popular, sino porque antecede al que sin
duda es el momento más difícil de la revolución bolivariana: el largo año 2016, en
que arrecian la especulación y el acaparamiento de productos de primera
necesidad, padecemos los efectos del desplome del precio del petróleo; la violencia
antichavista de 2017, las sanciones contra PDVSA, el inicio de la hiperinflación; la
oposición que se levanta de la mesa de diálogo en febrero de 2018, el magnicidio
frustrado; la autoproclamación de Guaidó, la continuación de las agresiones
económicas, el ataque al Sistema Eléctrico Nacional; pero también el lanzamiento
de los motores económicos, la creación de los CLAP, la elección de la Asamblea
Nacional Constituyente, la reelección del Presidente Maduro, entre otros hechos. Y
en este contexto, la agudización de las tensiones a lo interno del chavismo,
directamente relacionada con las distintas formas de enfrentar los desafíos del
completo momento histórico.
Iraida Morocoima:
El 9 de diciembre había una gran tristeza en el pueblo. Tristeza porque se había perdido
la Asamblea Nacional. Pero no solamente eso, era como que esa Asamblea la había
perdido Nicolás, lo que me parece terrible, porque el pueblo estaba muy consciente de
que era Nicolás el que debía continuar, pero necesitaba hacer reacomodos para gobernar
mejor, con el pueblo.
Antes del 9 se daba el debate: se iba para la Asamblea o se iba a apoyar al Presidente.
Había cuestionamiento sobre el apoyo al Presidente, y nosotros fuimos bien firmes en
decir que el apoyo era absoluto, porque seguíamos comunicándonos con Chávez,
porque Chávez éramos nosotros, y esa era la orientación clara como la luna que Chávez
nos había dado.
En esa lucha contra esa tristeza que teníamos, nos fuimos con todo el amor del mundo a
donde nuestro Presidente. Era una necesidad que tenía el pueblo de encontrarse con
Nicolás Maduro y decirle que contara con nuestro apoyo. Era como abrazar al
Presidente para fortalecerlo, llenarlo de energía y seguir con los combates que venían.
Creo que fue importante ese día.
A lo mejor hubo gente que creyó que nosotros fuimos a pedir cargos, pero nosotros lo
que siempre vamos a plantear es que se construya el Estado comunal. Nosotros tenemos
toda nuestra fuerza y nuestra energía en la autogestión general, en la autogestión como
una forma liberadora, para poder construir ese Estado comunal. Sin autogestión no va a
haber Estado comunal, y Chávez lo planteó en Golpe de Timón. Es necesario siempre
estar revisándolo, porque su mensaje fue claro, preciso: tenemos que construir la
Comuna. No es cambiar un ministro y poner a otro, no es una responsabilidad de un
ministerio, es una responsabilidad de un pueblo, y de un Presidente que tiene que
gobernar con el pueblo, con la gente, con los de abajo.
Siempre hay quienes dudan del pueblo. La ventaja de Chávez es que siempre creyó en el
pueblo, él escuchaba, y si no escuchaba lo regañaban, él entendía que el pueblo lo
estaba orientando, por alguna razón le estaba diciendo eso.
Hernán Vargas:
Creo que 2015 fue como un año en que tocamos fondo en distintos aspectos, y se abre
un período muy peculiar dentro de la revolución, que está marcado, por un lado, por el
bloqueo como estrategia de ataque imperialista, y por el otro con una agudización de las
contradicciones internas de la revolución bolivariana. Pero además es un período
marcado por la incertidumbre, como de ensayo de cosas, tanto para la derecha y el
imperialismo como dentro del chavismo.
Y digo que 2015 es un año en que tocamos porque hay una cantidad de cosas que el
chavismo venía arrastrando, no desde 2013. Hay una tendencia a creer que a partir de
2013 inicia un nuevo período, y creo que no es cierto. Sin duda que es un hito
fundamental la desaparición física de Chávez, pero no significa una ruptura total. En
todo caso, uno de los aspectos que quiero referir es que desde hace tiempo viene
produciéndose un alejamiento de la clase política del sentir de la mayoría de la gente, y
en 2015 eso le pasa factura al chavismo, pero no porque la derecha se acercara al sentir
de las mayorías, más bien la mayoría se desplazó momentáneamente hacia la derecha
por retruque, como castigo hacia un chavismo que había venido desvinculándose
progresivamente.
La movilización del 9 de diciembre fue también un mensaje claro de la base popular a la
dirigencia burocrática del chavismo, pues, como bien lo decía Iraida, una parte de ella
estaba pensando que era un momento de recambio interno e incluso de transición, de
derrota de la revolución bolivariana. De hecho, apenas inicia el año 2016 en muchos
ministerios se hablaba de que teníamos seis meses para gobernar, es decir, se habían
tomado en serio el ultimátum de la Asamblea Nacional.
La Asamblea Nacional, por su parte, en medio de este clima de incertidumbre que
caracteriza al nuevo período, se debatía entre el camino democrático, entre tirar política,
por ejemplo con lo que nosotros llamamos Ley de Estafa Inmobiliaria, que era para
tratar de capitalizar, para llevar al capital inmobiliario todo lo que se había invertido en
los años precedentes en materia de vivienda popular, o seguir la línea de los yanquis,
conforme a la cual comienzan a amenazar con que en seis meses cae el Gobierno.
Planteado ese dilema, la derecha termina optando por la segunda opción, es decir, por la
violencia, y ahí se va debilitando tremendamente, porque abandona la construcción de
política, subordinándose por completo a la estrategia gringa. Tal vez la expresión más
clara de esto es Julio Borges levantándose de la mesa de negociación en República
Dominicana, en febrero de 2018, cuando se iba a firmar el acuerdo.
La derecha venía de intentar la vía de la violencia de calle en 2014 como forma de
generar ruptura, vuelve a intentarlo en 2017, y es derrotada por el pueblo venezolano:
Nicolás tiró una línea que fue correcta, que fue el planteamiento de Constituyente como
vía para resolver los problemas, y el pueblo la hizo suya. No necesariamente como uno
puede pensar: para profundizar el socialismo, etc., no. Sencillamente la mayoría de la
gente identificó que entre la violencia de calle y la posibilidad de un proceso
constituyente, lo preferible era el proceso constituyente, y así como le dio una cachetada
al chavismo en 2015, para pasarle factura, en este momento castigó a quienes tenían la
intención de generar caos en el país. Como resultado, la derecha venezolana se debilita
enormemente: ya no tiene política de calle, no tiene política qué ofrecer.
Del lado del chavismo, en este período tiene lugar una discusión sobre cuál es el
modelo. Por un lado, y tras esa angustia inicial porque nos iban a tumbar, la dirigencia
burocrática empieza a entender que tiene que gobernar. Por el otro, un pueblo que
define en los momentos fundamentales: la elección de la Asamblea Nacional
Constituyente fue uno de ellos, lo que vivimos recientemente, con el ataque al Sistema
Eléctrico Nacional, también. Así como el Gobierno activa los motores económicos, del
lado de la ofensiva imperialista también se activaron distintas líneas de socavamiento:
sin comida, sin medicinas, y recientemente sin luz, como lo decía Pompeo. Ha sido el
pueblo el que ha puesto el cuerpo para resistir toda esta difícil situación, pero además el
que ha venido dando respuestas concretas.
Recientemente, cuando quitan la luz, como un episodio cumbre de esa estrategia de
asfixia, el pueblo venezolano da una demostración absoluta de voluntad de vida y de
paz, de resolver los problemas en democracia. Ese es otro de los momentos en que ha
aflorado todo lo acumulado en este tiempo, y ha vuelto a expresarse un pueblo que cree
en el modelo bolivariano, cree en una Constitución que le garantiza un conjunto de
derechos. De hecho, creo que muchas de sus molestias tienen que ver con la precariedad
de esos derechos que sentía garantizados: el agua, la luz, la salud, la alimentación, el
transporte, todo un modo de vida al cual se había acostumbrado. Y aquí no se trata de si
se es chavista o antichavista, aquí es sencillamente: yo no creo en ser carne de cañón
para una ofensiva yanqui, no creo en la intervención militar. Esa es, en general, la
respuesta del pueblo.
Pero luego tienes un chavismo en cuyo interior se vienen agudizando las
contradicciones, una parte de la dirección política que empieza a replantearse el rumbo a
seguir, que piensa que más bien la fórmula es que hay que tratar de pactar, llegar a una
salida negociada, que tiene que ver con una recomposición de un modelo capitalista
neoliberal. También tienes a un pueblo chavista que va reconfigurando su forma de
organizarse, de pelear. La dirección política se aleja de los consejos comunales, de las
Comunas, como estrategia, tira la idea de los CLAP como otra fórmula, cosa que no es
demasiado novedosa, porque muchas veces ocurrió eso de ir cambiando la fórmula
organizativa sin tener acumulación, luego Chávez con los consejos comunales y las
Comunas se planteó una estrategia de acumulación de toda esas fuerzas organizativas, y
ahora se vuelve a dispersar ese esfuerzo. Sin embargo, el chavismo vuelve a apostar a
otra forma de organización, los CLAP, que de hecho han sido claves para poder
garantizar el abastecimiento de comida sin intermediarios. En fin, hay un chavismo que
a pesar de tanta precariedad y tanta dificultad, sigue movilizándose en la calle, pero en
un contexto de agudización de las contradicciones internas muy grande.
Un ejemplo de eso es que así como la derecha trató de construir política promoviendo
una Ley de Estafa Inmobiliaria como forma de capitalizar lo que se había invertido en
vivienda llevándolo al mercado inmobiliario, hoy día sectores de la dirigencia chavista
consideran que esa es la fórmula: que hay que capitalizar todo eso, que el mercado
inmobiliario va a permitir que circule capital y eso va a permitir recomponer la
economía.
Es algo que nosotros venimos discutiendo desde hace mucho rato: el problema está en
tratar de construir el proyecto bolivariano reproduciendo la lógica de la modernidad, del
capitalismo rentístico venezolano, es decir, sin cuestionar el acomodo moderno/colonial
de Venezuela, y el papel que se le asignó para que el capital se reprodujera y circulara a
escala global.
Juan Carlos Rodríguez:
Hacer un balance de casi cuatro años, con todas las cosas que pasan en Venezuela cada
tres meses, es un desafío para una entrevista corta. Pero bueno, tú partías de
preguntarnos sobre el 9 de diciembre. Y en ese momento se presentaba un dilema, que
yo creo incluso que todavía está vigente, que es el problema del liderazgo del proyecto,
del liderazgo histórico.
En ese momento, con esa derrota política que tuvimos, de las elecciones para la
Asamblea Nacional, empieza a achacársele la culpa a Nicolás. La factura política la
paga Nicolás. Entonces empieza a surgir la matriz de opinión de que Nicolás no había
estado a la altura del momento, y que había que ir pensando en la posibilidad de un
cambio, de refrescar el liderazgo, etc.
Hay un tema central, y es que el pueblo sigue creyendo en Chávez: en las cosas que
Chávez propuso, en las cosas que visionó, que planteó como alternativa, como futuro,
como idea de sociedad. Hay una subjetividad todavía muy fuerte dentro del pueblo
venezolano, marcada por las ideas de Chávez. Esa fe en las cosas que planteó Chávez
no se ha perdido.
Nosotros, por ejemplo, desde Pobladores, todavía seguimos creyendo en las propuestas,
en los planteamientos del comandante Chávez. Entonces, en ese momento, frente al
dilema del tema del liderazgo, lo que dijimos fue: el comandante Chávez nos planteó
que la continuidad del liderazgo histórico de la revolución, que va más allá del cargo de
Presidente, pasaba por Nicolás Maduro. Si nosotros cuestionamos eso, estamos
cuestionando lo que Chávez planteó, y eso sería facilitar una fractura en el liderazgo,
que nos dejaría en una situación de debilidad insalvable. Planteábamos que teníamos
que apuntalar ese liderazgo, tal y como Chávez lo había orientado.
Algunos decían que Chávez también pudo haberse equivocado, etc., pero ahí está otro
debate: cómo se construyen los liderazgos históricos, porque el propio comandante
Chávez es un liderazgo que surge de la lucha popular, se construye en la batalla.
Eso fue lo que motivó, principalmente, la movilización del 9 de diciembre de eso año:
respaldar ese liderazgo histórico, seguir manteniendo a la figura y blindar ese liderazgo.
Luego ahí, porque claro, en esos procesos de articulación popular confluyen muchos
actores, se terminó entendiendo esa movilización como una especie de tribuna para
cuestionar a todos los ministros, etc. A pesar de esto, creo que fue un momento
importante, incluso para la construcción del liderazgo del Presidente Nicolás Maduro,
porque estaba siendo cuestionado por todos lados, desde dentro del chavismo.
Ahora, haciendo un balance del liderazgo en estos cuatro años, evidentemente uno de
los objetivos de la derecha y del imperialismo es destruir el liderazgo, porque en esa
medida puedes destruir al movimiento. Los ataques al liderazgo se han ido
incrementando cada vez más, sin hablar de los otros tipos de ataque que hemos
padecido: económicos, mediáticos, diplomáticos etc. El Presidente en aquel momento
pudo conectarse, y esa conexión le permitió hacer una lectura de la realidad que le
permitió dar pasos importantes luego. Pero el propio ataque hacia el liderazgo del
presidente Nicolás Maduro, que llegó hasta el intento de magnicidio, ha hecho que se
vaya perdiendo el vínculo, la conexión.
Hay como una especie de aislamiento, por la propia situación, por los ataques, y eso sí
es un problema. El comandante Chávez planteaba que es dirigir junto al pueblo los
destinos de la patria, y además nosotros veníamos construyendo una relación muy fuerte
líder-pueblo con el comandante Chávez, que queremos mantener con el liderazgo, pero
la dinámica ha sido otra.
Entonces, una de las cosas es cómo logramos desde el movimiento popular restablecer
el vínculo y la conexión con el liderazgo para mantener el rumbo estratégico. Yo creo
que en la medida en que los liderazgos se aíslan, y pierden la conexión con el
movimiento, con sus bases, hay un riesgo fuerte de que la dirección se pierda.
Nélida Cordero:
En ese momento crucial que vivimos nosotros, cuando en 2015 decidimos como poder
popular manifestar, queríamos transmitirle al presidente Nicolás Maduro la confianza
que le tenemos, la fe en las cosas que veníamos construyendo desde muchos años atrás
con el comandante Chávez; que su partida nos afectó mucho, pero que nosotros
sabíamos que él nos había dejado una responsabilidad.
Ese momento lo aprovechamos, creo yo, la mayoría de los que estuvimos allí, para
manifestarle al Presidente Nicolás Maduro el apoyo, porque él tenía que mantenerse allí,
con hidalguía; que no se sintiera solo, que había un pueblo que, pese a esa derrota
pequeña que habíamos tenido, íbamos a seguir dando la batalla, porque el comandante
Chávez si algo le manifestaba siempre al pueblo era que teníamos que mantenernos en
la lucha, constantes. Con Chávez no descansábamos, porque él nos mantenía siempre
activos, no dejábamos nunca de construir algo. Eso nos ha permitido a nosotros seguir
construyendo, queriendo hacer cosas.
Tenemos una gran responsabilidad: preservar las cosas que construimos junto con el
comandante Chávez, y esas cosas que todavía no hemos podido darles continuidad, pues
hacerlo. Si algo hemos aflojado un poco es con los consejos comunales, pero es dentro
de la revolución que está el camino y es hacia allá que debemos ir todos.
En esta batalla crucial que tenemos, el impero y sus lacayos aquí nos han dado con todo,
pero este pueblo ha sabido resistir. Hay un pueblo que pese a las adversidades sabe que
lo primero es defender su patria, luchar por defender las conquistas que tiene. Además,
tenemos mucho por construir. Ese sueño que nosotros comenzamos a construir con
Chávez es muy hermoso, y no vamos a dejar que se nos escape de las manos.
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Movimiento de Pobladores y Pobladoras: El problema está en pretender construir
el proyecto bolivariano sin cuestionar la lógica del capital (Parte II)
Entrevista a referentes del Movimiento de Pobladores y Pobladoras: Iraida Morocoima
y Juan Carlos Rodríguez, de Campamento de Pioneros y Pioneras; y Hernán Vargas y
Nélida Cordero, del Movimiento de Trabajadoras Residenciales Unidas por Venezuela.
Ha quedado bastante clara la valoración que tiene el movimiento sobre ese hito
que es la movilización popular del 9 de diciembre de 2015, tres días después de la
derrota en elecciones parlamentarias. Además, han incorporado muy valiosos
elementos de análisis, relacionados, por ejemplo, con el tema del liderazgo de
Nicolás Maduro o la manera como se expresan las contradicciones a lo interno del
chavismo. Les sugiero profundizar en el balance de estos años, pero haciendo
énfasis en el tema de la vivienda.
Juan Carlos Rodríguez:
Hay algo respecto del 9 de diciembre que también hay que analizar, y es que se
culpabiliza al pueblo. La dirigencia culpabiliza a la gente, porque dice que el pueblo es
ingrato, que todo lo que se le ha dado… Y esa criminalización la hemos superado solo
parcialmente.
¿Por qué digo esto? Porque cuando se da esta situación económica tan crítica, por la
caída de los precios del petróleo, todo lo que era la política que se ejecutaba a través del
poder popular empieza como a menguar, se empieza a retirar toda la cantidad de
recursos que se destinaban para las políticas populares, en todos los ámbitos, no
solamente en el tema de vivienda.
Por lo menos en el caso nuestro, en el sector vivienda, se redujo el financiamiento, la
cantidad de materiales, y eso fue como paralizando progresivamente todo lo que se
venía ejecutando a través de la organización popular.
Allí hay un dilema que sigue estando vigente. Uno no plantea que no se hagan alianzas
con el sector privado, pero hay que mantener la transferencia de medios de producción
al pueblo organizado. Si nosotros en ese momento hubiésemos tenido una política de
transferencia al poder popular, de medios de producción, si se hubiese promovido
durante 2016, 2017 y 2018 la producción comunal, hoy estaríamos en otras condiciones
para afrontar la coyuntura en la que estamos.
Lo que no puede ser es que cuando hay exceso, abundancia, entonces es que se
financian y promueven las formas de organización y de producción comunal, y en los
momentos de dificultad eso es lo que se sacrifica. Ahí se tomó una decisión política y el
resultado es que la capacidad de producción comunal está muy menguada.
También nosotros tenemos que asumir nuestra responsabilidad, desde el movimiento
popular, porque ya en aquel momento veníamos hablando de que es necesario
organizamos para producir, y ha habido de parte nuestra una dificultad para organizar la
producción comunal.
En cuanto a los proyectos que veníamos ejecutando como Pobladores, llegó un punto en
que prácticamente ninguno recibía materiales o recursos, se mantenían por la propia
voluntad de la gente de hacer. Son proyectos que se hubiesen terminado hace dos, tres
años. Todavía están abiertos, y cada vez cuesta más cerrar, porque las condiciones son
cada vez más complejas.
Entonces, cómo se van abriendo otras posibilidades en términos económicos, para
superar la economía rentista, y cómo se siguen fortaleciendo las formas de organización
y de producción comunal. Eso para nosotros no puede ser un dilema. Estas últimas son
las que tendríamos que ir fortaleciendo para que más adelante puedan emerger las
nuevas formas de gestión política que planteaba el comandante Chávez como proyecto
histórico, como horizonte estratégico.
Como movimiento planteamos la necesidad de que haya una política de Estado dirigida
a fortalecer procesos de producción y organización comunales y populares. Nosotros
seguimos defendiendo la autogestión. En estos tres años no logramos que la autogestión
sea un programa de la política de Estado en materia de vivienda. Está la experiencia,
pero no existe como un programa.
Hernán Vargas:
En este período de la revolución bolivariana hay una crisis de la lógica de circulación de
capital, que viene dada en parte por la caída de los precios del petróleo, situación que
aprovecha Estados Unidos para redoblar sus ataques contra nosotros. A lo interno, esto
se ha expresado como una disputa muy fuerte de sentidos comunes sobre cómo hacer
frente a esta situación de crisis.
Además, en este tiempo comienzan a ser muy evidentes las contradicciones entre
nuestro universo simbólico, nuestro discurso político sobre la revolución, y la manera
como lo material se reproduce en revolución. Nos damos cuenta de que las reglas de
juego, en términos de reproducción material, no han cambiado mucho en todos estos
años.
Se abrieron boquetes, posibilidades. La política autogestionaria que hemos peleado, que
es muy cercana de la política comunal, rural, que se ha empujado en distintos lugares,
de recuperación de tierras, de medios de producción, son cosas más bien incipientes,
muy a contracorriente de lo que ha seguido pasando.
Uno mira a veces que algunos compañeros dentro del mismo chavismo se sorprenden
porque le damos plata a Empresas Polar para que produzca, cuando esa ha sido la regla
de juego siempre.
Creo que aquí hay una gente que, objetivamente, nunca creyó en Chávez, y que vio en
esta situación de crisis la posibilidad de decir, así como decían que Chávez tal vez se
equivocó poniendo a Nicolás, bueno, que Chávez se equivocó en lo económico.
¿Qué es lo más grave de todo esto? La ofensiva del imperialismo estadounidense ha
estado dirigida a romper con la posibilidades de vida del chavismo, porque entiende que
no es posible derrotarlo si la gente sigue teniendo condiciones de vida. ¿Qué es la
autogestión? En términos muy generales, los comunes y las comunes haciéndonos de las
cosas que necesitamos para vivir, de lo básico: tú te apropias de los mecanismos de
producción y reproducción de la vida para poder garantizar que las cosas ocurran. Pero
están los que creen que la solución es seguir corriéndole la arruga a la lógica rentista:
que circule capital, mientras más plata haya en la calle mejor, por vía de la remesa, por
vía del dólar paralelo, etc. Esa misma gente saca la cuenta y concluye que en lugar de
apoyar a quienes tienen un terreno ocupado y están planteando producir por autogestión
para darle vivienda a las 50 o 200 familias que están allí, es más lucrativo darle ese
dinero a la Cámara Inmobiliaria o a otro privado, y si no me beneficio directamente, al
menos permito que el dinero circule, y como esa es la lógica del funcionamiento de esta
economía, entonces le apuestan por ese lado.
Ese es uno de los dramas, que solemos manejar muy a lo callado, pero creo que es un
momento para plantearlo con fuerza para la discusión, porque callados nos han venido
derrotando en la batalla de los sentidos comunes. En estos años nos derrotaron cuando
nos impusieron la idea de que era preferible que los precios estuvieran altos con tal que
se consiguieran los productos y todos los pudiéramos comprar sin cola. Lo mismo con
el control cambiario.
Reinaldo Iturriza:
O que hay que privatizar empresas porque quedó claramente demostrado que nosotros no somos capaces de producir
Hernán Vargas:
Claro, esa es otra idea que nos vienen imponiendo: el pueblo no puede, no lo hace de
manera eficiente, lo hace lento, tenemos que pagarle, en cambio el privado más bien
puede traer plata. Cosa que además es un mito, porque en la práctica no es cierto que
entre plata.
Lo más grave es que la estrategia del imperio es justamente asfixiarnos. Y si nuestro
metabolismo es rentista, ellos lo están asfixiando. No podemos seguir corriendo la
arruga porque por ahí nos tienen agarrada la caída. En un contexto así, la autogestión es
una política por necesidad, el control social y la autogestión se hacen una necesidad.
Además, tiene que ver con aprender de los problemas de este tiempo. Hay que aprender
a construir bloque alternativo que pueda pelear. No en vano la Comuna El Maizal puede
ahorita garantizar producción, porque se ha hecho de fuerza para garantizarla. No en
vano nosotros podemos seguir manteniendo movilización y fuerza, justamente porque
nos hemos dedicado a acumularla.
Todo este tiempo pensamos que el socialismo se iba a construir cuando estuviésemos en
las mejores condiciones, en período de bonanza. Uno lo ve en retrospectiva, y eso que
Chávez planteaba, la necesidad de transformar la lógica rentista y construir otra matriz
productiva, era prácticamente imposible, porque decían: para qué vas a producir todo
eso si es más barato comprarlo. Esa lógica era como imbatible. En este momento, eso
que Chávez planteaba es una necesidad real.
Ahora, es una disputa. Nosotros planteamos: es una necesidad producir bienes de uso,
tanto la vivienda como la comida que necesitamos para poder vivir. Pero hay otra gente
que te dice: si eso yo lo vendo en el mercado son tantos dólares, y en este momento es
preferible, porque así tenemos más dinero y compramos más cajas. El dilema es claro.
Y si no empezamos a asumir que hay que armar bloque para poder pelear eso, con ese
sentido común nos van a seguir derrotando.
Iraida Morocoima:
Yo quiero dejar claro que el pueblo siempre puede. Siempre hemos podido. Nosotros
podemos producir. En el caso de Pobladores, producimos viviendas, edificios. La Gran
Misión Vivienda Venezuela ha sido un éxito, cierto, pero un éxito gracias a los
venezolanos y venezolanas que construyen las viviendas y producen la ciudad.
Pero también está la burocracia, que no sabe producir nada, que lo que sabe es vivir de
la renta. Y esa es la que nos dice: ustedes no pueden, no es posible.
Nuestro Gobierno, nuestro Presidente tienen que convencerse de la necesidad de una
política autogestionaria, para que la gente se organice y vea cómo hacer. La burocracia
suele tratarnos como si fuésemos unos incapaces o como si estuviésemos en silla de
ruedas: tú puedes, pero sigues en la silla, construyes y produces lo que vas a producir,
pero yo te pongo alguien que te lleve la silla.
Aquí hay campamentos que no han podido terminar de construir porque faltan las
cabillas, no tenemos el cemento. Y hemos tenido que buscar otras alternativas. Así
estamos construyendo. El pueblo no se para, por nada del mundo hemos dejado de
construir viviendas. Tú vas para cualquier lado y la gente te dice: dame que yo lo hago.
No hay nadie que te diga: no, no se va a poder.
Lo que se requiere aquí es un Gobierno que gobierne con el pueblo. Que a Nicolás lo
logremos sacar de la burbuja y comience a mandar con el pueblo. Porque es que los
leales de Nicolás somos nosotros, los que no vamos a traicionar a Nicolás somos
nosotros. Y no lo vamos a traicionar porque sería como traicionar a Chávez, y traicionar
a Chávez es traicionar al pueblo que puede, es decir, a nosotros mismos.
Lo que necesitamos es la confianza. Porque a nosotros nos piden confianza y
confiamos. Nos dicen que avancemos y avanzamos. Con todo y eso, pareciera que no
quieren confiar en nosotros. Nosotros marchamos todos los días del mundo que haya
marchar, porque marchamos para ir para el barrio, marchamos para hacer las colas.
¿Qué más nos van a pedir? ¿Qué más demostración vamos a hacer?
Al pueblo no se le puede seguir diciendo que no puede, porque todo lo bueno de la
revolución lo ha construido el pueblo.
La burocracia es muy hábil dividiendo al pueblo. Nos enseña a creer que nos dan un
televisor y entonces le tenemos que rendir pleitesía. Esas son las cosas que tenemos que
cambiar. Nos han quebrado mucho. El no tener confianza en el pueblo, el poner siempre
en duda las cosas que hace el pueblo, eso ha generado que alguna gente, algunas
organizaciones se cuadren con el mejor postor. ¿Hasta cuándo nos van a poner en esa
competencia? Eso es inaceptable, y en esta situación de guerra mucho más.
Y en esta situación de guerra, ¿la solución es la empresa privada? No cuestionamos al
Presidente cuando confía en los privados, pero su obligación es confiar en el pueblo. Y
la única forma de construir paz es a través de la autogestión.
Me parece muy buena esta entrevista porque nos ha llegado el momento de profundizar
en estos temas, de asimilar el mensaje de Chávez, que fue como un profeta que pudo
mirar el futuro. Y si no lo revisamos y no lo estudiamos, no vamos a poder superar los
obstáculos que nos conseguimos en el camino.
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