Nota: Gonzalo Perera – elpopular.uy – Uruguay

A primeras horas del lunes, nos enterábamos con alborozo que volvía la democracia a Bolivia y a su cabalidad el Estado Plurinacional, gracias a la demoledora victoria de la fórmula del MAS-IPSP (Luis Arce-David Choquehuanca), con una holgada mayoría absoluta (y por ende el triunfo en primera vuelta), pero además aventajando por más de 20 puntos al segundo, el ex-presidente Carlos Mesa, y por más de 38 puntos a la ultraderecha, encabezada por Luis Fernando Camacho.

Vuelve a flamear a pleno la whipala, con su 49 cuadrados en 7 colores, imagen simbólica, entre otras cosas, del respeto y visión integradora de los 36 pueblos originarios que constituyen Bolivia, según lo consagrara la Constitución del 2009.
Dato nada menor, se termina la dictadura y la usurpación, el golpismo ultraderechista y racista, la represión salvaje, prohijadas por el Departamento de Estado, gerenciadas por la OEA de Luis Almagro y ejecutadas por la oligarquía cipaya de Jeanine Áñez.
Aunque aún no ha sido oficialmente proclamado presidente, el economista Luis Arce, que en el pasado desempeñara sustantivas responsabilidades en el Banco Central de Bolivia y fuera Ministro de Economía y Finanzas Públicas durante la casi totalidad de los gobiernos de Evo Morales, ya anunció cuál será su primera medida de gobierno: la distribución de los “Bonos contra el Hambre”. Los mismos suponen un subsidio de 1.000 bolivianos (a las cotizaciones actuales, unos 145 dólares o 6.200 pesos uruguayos), que, aunque no son lo mismo, van en la misma dirección de la Renta Básica Universal propuesta en Uruguay por el Frente Amplio al presidente Lacalle Pou y suponen una muy genuina medida de gobierno, con una doble y muy fundada motivación.
La primera obviamente es humanitaria, de solidaridad elemental, pues en Bolivia, como aquí, hay gente pasando hambre y es un aberración contra la naturaleza humana que el Estado no haga nada mientras hay personas que no se pueden alimentar. La segunda es una visión estratégica de una vía realista para la recuperación económica desde una perspectiva de promoción del campo popular. En medio de la crisis estructural del capitalismo y las medidas regresivas de los gobiernos neoliberales, factores causales del hambre y pérdida de derechos, amplificados por los efectos de la pandemia del COVID-19, Arce propone generar desde el primer día una estructura de apoyo básico para toda la población, que conducirá a la gradual reactivación del mercado interno y que generará actividad económica de manera bien distribuida, con beneficio directo para los pequeños comerciantes y productores, además de las clases trabajadoras.
Aún no ha sido proclamado como presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, pero ya está pensando como un gobernante, atendiendo como debe ser, las imperiosas urgencias sociales y humanitarias de manera inmediata, y con una perspectiva estratégica que responde a los intereses de las grandes mayorías.

Mientras tanto en el Uruguay multicolor las clases populares son víctimas de un absoluto desgobierno, desatención de su grave crisis, de la destrucción de políticas sociales que las atendían, de la minimización y retiro del Estado de la economía, de leyes y decretos que limitan y criminalizan el ejercicio de la protesta social y en particular sindical, y un largo y penoso etc.
Siete meses atrás, los responsables de la conducción del gobierno multicolor parecían enfrascados en una densa operación de “venta de humo”, como se dice popularmente, con permanentes conferencias de prensa donde vimos a un presidente explicarnos que gobernar es mover las perillas de la sociedad, un concepto de gran profundidad.
Posteriormente, se empezó a instalar la letanía mediática de “todo lo que está mal es culpa del Frente Amplio”, llegando a episodios francamente ridículos como todo el vodevil criollo instalado por el ministro Javier García (incapaz de brindar condiciones mínimas de seguridad a los custodios de un destacamento militar en el Cerro), en torno al “avión presidencial”, omitiendo sistemáticamente su capacidad y actividad con fines sanitarios, inexistentes en el país. Tras haber regalado ese activo de la sociedad (no del presidente) en un ridículo remate, el ministro ha declarado que en realidad fue inflado su precio de compra, caminando por la cornisa de la calumnia.
Pero claro está, si algo precisaba el país era comprar dos aviones Hércules de transporte (¿de?), así como naves para la Marina, diversos tipos de armamentos para todas las fuerzas armadas, amén de crear más cargos de coroneles y generales, mientras los numerosos militares retirados que ocupan cargos en el gobierno multicolor cobran su sueldo y su jubilación al mismo tiempo, en un claro ejemplo de lo que significa “ahorrar” en el diccionario del ministro García.

Avion Hercules – foto teledoce


Pero en los últimos tiempos, lo que se ha instalado con fuertes apoyos de los medios hegemónicos, es un genuino circo, donde aparentemente cualquier cosa puede ocurrir bajo la magia del show.
La pérdida de seriedad de algunos planteamientos y anuncios, por momentos generan vergüenza ajena. No sabemos cuándo durará este clima circense, no sabemos cuántas “funciones estelares” debemos soportar, pero el payasesco nivel actual al que se ha llegado no puede continuar sin llevar al Uruguay al despeñadero, por más voluntad que se ponga desde el FA en oponerse responsablemente.
La auditoría es una especialidad muy seria, no cualquier contador es un auditor. No soy un especialista en la materia, pero he leído varios informes de distintos tipos de auditoría (que no hay una sola modalidad) y, como es obvio, la seriedad y sobriedad, el cuidado en la adjetivación de sus “hallazgos”, el evitar que se las confunda con una suerte de “juicio” o con un diagnóstico psico-social de una organización o proceso, son reglas básicas.
En particular, leí los informes de las auditorías sobre los 12 organismos que se han difundido. Aparecen elementos a considerar y corregir, dentro de las falencias de toda gestión humana, pero absolutamente nada que merezca generar un espectáculo público.
Tanto es así, que no fue el Presidente quien anunció personalmente sus “hallazgos” (¿Alguien duda que de haber algo realmente serio lo hubiera anunciado en persona?), sino que envió a la ministra Azucena Arbeleche, en una mal actuada repetición de un libreto muy flojo, anunciar con mirada y voz pretendidamente dramáticas, absurdos como que los “hallazgos” son, por ejemplo, la evidencia de “desidia” (falta de atención, interés, cuidado), “en el uso de los fondos públicos”. Las auditorías no son pericias psicológicas, el término “desidia” parece, en este contexto, significar “quiero insinuar algo grave sin embretarme y no se me ocurre qué”. Se anuncian investigaciones administrativas, procesos frecuentes en la administración pública, donde se investiga si hay hechos irregulares o no, sin que exista presunción de conclusión ni mucho menos de culpa. O sea: se monta un tinglado mediático, para con tono que insinúa una “gran revelación”, anunciar que las auditorías no encontraron nada de gravedad y que se realizará un procedimiento administrativo ordinario.
Crisis, hambre, falta de empleo, explotación, esa es la realidad en Bolivia y en Uruguay. En la altura de La Paz, el gobierno plurinacional aún no proclamado ya apunta a la médula del problema y con una estrategia clara. Unos tres mil metros más abajo, naturalmente, se encuentra el nivel de nuestro circo multicolor.
No hay duda, el problema, es la altura.

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Foto portada: Ministra de Economía de Uruguay- Azucena Arbeleche – 970universal

Nota: https://elpopular.uy/el-problema-es-la-altura/

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