¿Marxista, Marxólogo o Marxiano? Ludovico Silva: El intelectual del Anti-Manual

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Nota: Carlos Matute Ron – Periodista – Venezuela

Ludovico Silva:

Poeta, escritor, filólogo, articulista, ensayista. Pensador, principalmente un pensador. Eso era Ludovico Silva (apodo que le colocan unos compañeros de estudio en Madrid, España, luego de una gira por Europa que incluyó Francia y Alemania, donde el joven Luis José Silva se avocó a estudiar letras, filosofía, literatura y filología, sin culminar ninguna de estas carreras, pero trayéndose una trayectoria que luego lo impulsaría en definitiva a tomar la carrera de Filosofía en la Universidad Central de Venezuela, donde sería el alumno predilecto del maestro de maestros, Juan David García Bacca.)

    Su obra intelectual es muy amplia, la cual incluye poesía y ensayos y una serie de artículos diversos. Su trabajo teórico  es el mayor aporte en torno a Carlos Marx que se ha dado, dado primero, que fue su autor predilecto y segundo, que hasta lo leyó en su lengua materna, que era el alemán. Este estudio realizado por Ludovico abarca incluso un análisis del estilo literario de Don Carlos Marx y una superación del razonamiento de ideología que han dado autores variados, desde Lenin hasta Louis Althusser y Martha Harnecker hasta otros continuadores del embrollo marxista-leninista y la mal llamada ‘’ideología de izquierda’’. En el capítulo dedicado a la ideología, incluso genera una nueva categoría dentro del marxismo que es la de plusvalía ideológica.

    Su espíritu libre lo llevó a querer superar a los filósofos que lo precedieron, desde una posición transformadora, superadora y creadora de un nuevo modelo de entender el marxismo que apenas recientemente está siendo objeto de análisis y estudio por las universidades europeas, principalmente en Italia, Francia y Alemania, donde tanto él, como Rigoberto Lanz, son punta de lanza de la Nueva Re-Interpretación del Marxismo, alejada de todo dogma del ‘’materialismo dialéctico y materialismo histórico’’ y de toda ortodoxia ‘’marxista-leninista’’, siendo ambos autores de donde principalmente volverá a resurgir en unos próximos años con más vigor y totalmente despartidizado, un Carlos Marx para la Multitud que plantea Toni Negri, siempre inserta dentro de la lógica de la lucha de clases y la potencia creadora de la toma de conciencia del pueblo.

    Esto entra en plena vigencia dentro de lo que plantea Ludovico dado que el aparato ideológico mundial está volcado a las zonas y los sectores donde el pueblo despierta y asume consciente y consecuentemente su valor histórico. He venido trabajando el vocablo ‘’ideología’’, y planteo a su vez lo que concretamente asumió Ludovico Silva, que el problema ocurre que la obra de Marx fue traducida muy tardíamente, tanto, que siendo Marx rescatado principalmente por el bolchevismo y en la figura de Lenin, a la muerte de este, aún no se había publicado el famoso libro de la discordia que es La Ideología Alemana. En ese libro, que además los teóricos marxistas no le paraban mucho, es donde está el meollo del asunto, y Ludovico va más allá yendo a la raíz del vocablo, que tiene su origen en Grecia. El Eidos se ha convertido en un símbolo de poder, por eso se ha allanado desde la instauración del cristianismo como religión primaria y la concreción de la ilustración como método de aprendizaje el camino desde estructuras y súper estructuras para organizar por medio del desarrollo ciencio-técnico una imposición al Ser y una involución en su pensamiento en lo que tiene que ver con el amor al conocimiento (plenamente la filosofía, que ha sido disminuida y desmembrada como área de estudio). Platón fue sacralizado y desde allí, quien primero peleó la razón de ser de la palabra eidos, terminó siendo ‘’ideologizado’’, así con Carlos Marx, que sus propios afines o defensores de su pensamiento, determinaron una ‘’ideología marxista’’ para todo aquello que surja dentro del panorama de las ‘’ideas’’ del comunismo.

    Al apropiarse de una idea (una falsa representación dado que no es concreto el análisis histórico), se apropian de la razón y para que esa razón sobreviva, generan un aparato ideológico, que a decir de Ludovico Silva, es plenamente de derecha (dado que controlan el aparato reproductor del sujeto como mercancía) y se manifiesta por el desarrollo de múltiples factores que involucran ya hoy día principalmente la mediática, dado que  en la época de Marx el proceso ideológico trabajaba de otra manera. Ese también es otro gran aporte de Ludovico: traer a Marx al siglo XXI, sin ascos ni melancolías, sino actualizando su pensamiento para el calibre necesario de las batallas que hay que dar en el campo de los conceptos, las ideas y la razón. Esa realidad ha desplazado el análisis crítico del vocablo ‘’ideología’’, hasta convertirlo en parte esencial de cualquier discurso de izquierda, que es donde debería tener sus principales críticos y deconstructores. Y esto sin duda, porque más visibilizados fueron por los aparatos ideológicos del partido y del Estado los manuales marxistas-leninistas (y hasta maoístas), que la verdadera raíz que era Marx (del cual casi siempre solo se conoce El Manifiesto Comunista y El Capital, quienes todos asumen que lo han leído, y que sinceramente, es trabajo arduo incluso leerse el tomo I, que fue el único que finalizó el mismo Carlos Marx). Todos se creyeron con la potestad de afiliar su apellido junto al de Marx, y aunque grandes aportes hayan realizado a la historia de las ideas políticas, bien es cierto que ninguno, en su totalidad, se dedicó a estudiar y analizar el campo general de la obra de Marx, que incluye mucho más que las visiones económicas, guerreristas o sociales, sino más bien un gran complemento para generar proceso civilizatorio, o como lo llaman los compañeros del proyecto Nuestramérica, Proyecto de Rebelión y Desobediencia, ( algo parecido había realizado el peruano José Carlos Mariátegui al plantear un marxismo indígena, pero sin completar el análisis total que realizó Ludo, pero legando para la América un Marxismo sin ‘’calco ni copia’’).

    Esa terrible tergiversación ha traído como consecuencia que un mundo aparente y de formas representativas asuma el poder de la razón y desplace la capacidad, primero observadora, y luego creadora, del ser, dando como resultado seres que buscan la libertad sin objetarse lo que sus líderes les plantean, dado que allí donde despierte la conciencia real del individuo a sujeto histórico, político y social es donde en definitiva se pone en muerte súbita a los regentadores del poder, y esta idea plenamente subversiva es a la que le teme la democracia burguesa, que es esa gran arquitectura social que no escatima esfuerzos para lograr sus objetivos concretos que no son otros sino simple y llanamente mantenernos a nosotros dormidos a través de sus centros comerciales, sus espacios de esparcimiento, sus medios de comunicación, sus nuevas formas tecnológicas de información e intercambio de ‘’mensajes’’, sus trabajos alienantes, su propaganda manejada por capos del mercadeo que por medio de la semiótica nos obligan a consumir lo que ellos mismos producen en industrias del alimento, calzado y vestido. Esa ‘’libertad de consumo’’ no es otra cosa sino donde se sitúa el espacio perfecto para convertirnos en seres desprovistos de personalidad y pensamiento crítico. La diversión y el esparcimiento para nada están reñidos con el capital ni el lujo ni el confort (cosa que por cierto, Ludovico llamaría el ‘’Ser Aristocrático’’), pero ese mundo de las apariencias debe ser emplazado cuando un proceso de transformación está en curso porque su rol es protegerse y multiplicarse ante las amenazas de un reordenamiento que plantee sobre el territorio de lo globalizado el socialismo.

    Cada espacio hay que pensarlo, y eso lo ha hecho muy bien el modelo capitalista de vida, por ello, toda nuestra referencia contemporánea pertenece básicamente a ese modelo explotador, hegemónico, alienante, consumista y desvirtuante de la vida, donde los antivalores se convierten en los valores que han de promoverse para captar la ‘’esencia del ser’’.

    Esto a ciencia cierta fue lo que delineó Ludovico Silva cuando se ocupó del concepto de ideología: un sistema de valores, creencias y representaciones que genera el sistema social dominante a través de la  explotación; el sistema social del capital, con el objeto de justificar esa explotación, la consagran a través de la sumisión de la psiquis de los hombres como algo natural e inevitable, como muy esencial a través de sus aparatos ‘’ideológicos’’, utilizando una estructura férrea que son la iglesia, el estado, el ejército, la policía, la cárcel, los hospitales de salud mental, y hoy más que nunca la mediática, que se ha convertido en el eje transversal de la política capitalista, quien une todas sus patas con su mensaje de esperanza y  (la otra) utopía del Gran Sueño Americano: la dependencia total y el despojo.

    Si la rebelión de los pobres vendrá y de allí se hará cierta la premisa de Marx de que la sangre es la partera de la historia, de seguro, el sistema social dominante transmitirá ese día desde Marte la inauguración de un centro comercial intergaláctico donde las hamburguesas marxianas no tendrán nada que envidiarle a las de Mac Donald’s y el sub comandante Marcos del ejército zapatista ya no tendrá motivos para seguir enmascarado.

Y por último, se me olvidaba comentar que Ludovico Silva predijo LA REBELIÓN DEL 89, mejor conocida como el Caracazo, al morir el día en que sería electo presidente Carlos Andrés Pérez, es decir, un 4 de Diciembre de 1.988.

 

Bibliografía

  • AntiManual para marxistas, marxólogos y marxianos, Ludovico Silva, Monte Ávila editores, Caracas, 1.976
  • Teoría y Práctica de la Ideología, Ludovico Silva, Editorial Tiempo, México, 1.972
  • En el Nombre de Beatriz, Carlos Matute, Sin Editar, Caracas, 2.013.

 

Carlos Matute

Pensar Global Actuar Local

Camatute1984@gmail.com

 

Ilustracion: AFP

 

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