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El costo de la inversión crece,  y el abismo se abre, más hondo y sin regreso.  Cuando la derrota ya no es opción,  la escalada se convierte en obsesión.  

Nota: Alfonso OssandónCorresponsalía, Diario la Humanidad – Milano – Italia

La guerra en Ucrania ha dejado de ser un conflicto local para convertirse en una batalla directa entre Europa y Rusia, impulsada por la intervención activa de Estados Unidos y los gobiernos subordinados a la élite globalista que domina Occidente.

Este enfrentamiento, que ya supera los dos años, ha transformado la región en un teatro de tensiones crecientes y sacrificios descomunales. Más que un simple conflicto territorial, es un choque de sistemas donde la supervivencia de las élites occidentales está en juego.  

Cuanto mayor es la inversión, mayor es el riesgo de pérdida, y esto aplica tanto en los negocios como en los conflictos humanos. En Ucrania, esta lógica se ha exacerbado hasta un punto de no retorno. Con cientos de miles de millones de dólares invertidos, la derrota de Occidente sería devastadora no solo económica, sino también política y estratégicamente. Esta desesperación ha llevado a decisiones que transforman el conflicto en un monstruo cada vez más difícil de controlar, alimentado por la obsesión de evitar la caída de su hegemonía.  

El Camino a la Escalada Total  

Desde el envío inicial de armas y vehículos blindados, Occidente ha aumentado gradualmente su participación. Ahora, los misiles de largo alcance, los aviones de combate y los sistemas de defensa avanzada son la norma. Pero, a pesar de esta escalada, la situación en Ucrania sigue siendo sombría. Las bajas en el frente se cuentan por miles, y la capacidad para reemplazar a los soldados disminuye drásticamente. Ante este escenario, Occidente enfrenta un dilema ineludible: aceptar una derrota irreparable o intensificar aún más su intervención, asumiendo riesgos catastróficos.  

La lógica de la escalada no es nueva. Las decisiones clave de intervención se tomaron en círculos de poder mucho antes de que misiles como los Storm Shadow británicos o los ATACMS estadounidenses impactaran territorio ruso. Occidente no es ya un mero proveedor de armamento; es un participante directo en una guerra que coquetea peligrosamente con el abismo de un conflicto global. Como dijo el presidente ruso Vladimir Putin:

«Si el misil es occidental, el personal es occidental y los objetivos se eligen con datos satelitales occidentales.» 

La Amenaza Nuclear y el Punto Sin Retorno

Lo más alarmante de esta escalada no es la intensificación de la guerra convencional, sino la sombra de un enfrentamiento nuclear. La doctrina de «escalar para desescalar» que se rumorea en los pasillos del Pentágono introduce una perspectiva aterradora: usar un ataque nuclear limitado como táctica para forzar la rendición del adversario. En este escenario, cualquier error de cálculo podría desencadenar una catástrofe global.  

La guerra ha alcanzado un nivel donde las opciones parecen reducirse a un avance inexorable hacia la destrucción o una capitulación imposible. En esta carrera hacia el desastre, lo que Occidente busca evitar, su propia disolución, parece inevitable. Los sacrificios realizados en nombre de la victoria han debilitado tanto al bando occidental que cada día se acerca más al precipicio que intentaba esquivar.  

El Horizonte de la Derrota  

Hoy, las piezas del conflicto están dispuestas, y las decisiones tomadas por los líderes occidentales han dejado poco espacio para la duda. Estados Unidos y sus aliados europeos se enfrentan a una Rusia que no busca este enfrentamiento, pero que tampoco puede permitirse ceder. La única salida para algunos será la victoria completa de Rusia, un desenlace que ya se vislumbra en el horizonte como una profecía ineludible. Y si el precio de evitar la derrota es la aniquilación mutua, Occidente parece dispuesto a pagarlo.  

“Dejad toda esperanza, vosotros los que entráis.”

—Extracto de La Divina Comedia, Dante Alighieri.  

Europa en Alerta: Reforzando la Defensa Ante Rusia 

Este, 25 de noviembre de 2024, mientras el conflicto en Ucrania sigue escalando, los ministros de Defensa de Francia, Alemania, Polonia e Italia se reúnen en una cumbre de emergencia. Enfocados en la amenaza que representa Rusia, buscan fortalecer los lazos dentro del Triángulo de Weimar y coordinar esfuerzos para la adquisición de misiles de largo alcance, la movilidad militar y la organización de ejercicios conjuntos.  

La reunión refleja la creciente presión sobre Europa para responder a un conflicto que ha trascendido las fronteras de Ucrania y amenaza con desestabilizar todo el continente. Con el respaldo incondicional de Estados Unidos, los gobiernos europeos enfrentan una encrucijada: aumentar su participación directa en el conflicto o encontrar una solución diplomática que hasta ahora parece inalcanzable.  

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Corresponsalía en Milán / Alfonso Ossandón Antiquera / © Diario La Humanidad

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Imágenes: Evgeny Biyatov/Sputnik

Los artículos del diario La Humanidad son expresamente responsabilidad del o los periodistas que los escriben.

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