Genocidio y desplazamiento en Palestina
Una Tragedia Histórica y Contemporánea
En una reciente entrevista que concedió al Diario la humanidad el profesor Gabriel Sivinian, quien dicta la cátedra de Estudios Palestinos Edward Said, nos daba un contexto histórico de la agresión genocida que sufre el pueblo de Palestina por parte del Estado sionista de Israel. Aquí les dejamos algunos pasajes de la entrevista y pueden verla en el vínculo que les compartimos más abajo.
NOTA: Diario la Humanidad
Montevideo – Uruguay
Orígenes históricos de la agresión
La agresión de Israel a Palestina tiene sus raíces en la conformación del sionismo como movimiento político a finales del siglo XIX. Theodor Herzl, en su obra El Estado Judío, estableció la idea de una patria nacional para los judíos, proponiendo inicialmente opciones como Argentina o Palestina. Sin embargo, el simbolismo religioso e histórico de Palestina prevaleció.
Desde 1895, los escritos sionistas discutían la expropiación y desplazamiento de la población árabe nativa como parte de su estrategia de asentamiento.
El concepto de «colonialismo de sustitución» hace referencia a un tipo de colonialismo en el cual una población originaria es desplazada y reemplazada por colonos provenientes de otro lugar, con el objetivo de establecer una nueva estructura política, cultural y económica. En el caso de Palestina, este proceso comenzó con la llegada de inmigrantes judíos talentosos por el movimiento sionista, que veía en Palestina la posibilidad de construir un Estado judío.
A finales del siglo XIX, bajo el dominio otomano, la población judía en Palestina era muy reducida: aproximadamente 10.000 personas en 1893, representando solo un 2% del total. Sin embargo, el aumento de la inmigración judía, especialmente durante el mandato británico (1920-1948), transformó rápidamente la demografía de la región. Para 1947, justo antes de la partición propuesta por la ONU, la población judía había crecido a unas 530.000 personas, lo que representaba el 31% del total.
Este crecimiento no fue espontáneo, sino resultado de políticas impulsadas por el sionismo, que buscaba colonizar la región para consolidar una mayoría judía. Al mismo tiempo, estas iniciativas contaron con el apoyo directo de potencias coloniales como Gran Bretaña, que facilitó la inmigración judía en detrimento de la población árabe autóctona. Este cambio demográfico, combinado con el robo de tierras y el desplazamiento de comunidades palestinas, sentó las bases para el despojo territorial y la crisis humanitaria que vendrían después.
La Nakba de 1948 marcó el éxodo masivo de entre 700,000 y 800,000 palestinos. Acompañado por masacres y la destrucción de más de 500 aldeas, este evento consolidó un desplazamiento que sigue sin resolverse.
AQUÍ PUDES VER LA ENTREVISTA COMPLETA:
La Resolución 181 y los intereses imperiales
La partición de Palestina, aprobada por la Resolución 181 de la ONU en 1947, otorgó el 54% del territorio a un Estado judío y el 45% a uno árabe, dejando Jerusalén bajo control internacional. Este plan, impulsado por las potencias occidentales, reflejó la consolidación de un colonialismo británico y estadounidense que ignoraba las realidades demográficas y los derechos históricos de los palestinos.
El Reino Unido, en su papel de administrador del mandato, jugó un doble juego. Mientras limitaba la resistencia árabe a través de represiones violentas, asesinatos y presos, facilitaba la expansión de asentamientos judíos. Como apuntó Edward Said, “una nación prometió solemnemente a otra el territorio de una tercera”.
El resultado fue un rechazo unánime del plan por los palestinos y los Estados árabes, seguido de diferentes operaciones genocidas que le permitió a Israel expandir su control al 78% del territorio. Esta ampliación territorial estableció las bases de un apartheid geográfico que sigue vigente.
Continúa el genocidio en contra el pueblo Palestino
En el presente, agresión se ha intensificado en un contexto de genocidio estructural. La ocupación israelí, reconocida internacionalmente como ilegal, continúa con políticas de anexión, demolición de hogares y expansión de asentamientos en Cisjordania y Jerusalén Este. Gaza, asediada, enfrenta ataques criminales que han devastado su infraestructura y dejado cientos de miles de muertos civiles, niños, mujeres, ancianos, hombres. Ya son más e 50.000 los muertos, aún quedan miles de personas desaparecidas bajo los escombros, más de 100.000 heridos de gravedad, miles de niños huérfanos.
La respuesta internacional ha sido limitada y, en ocasiones, cómplice. A pesar de múltiples resoluciones de la ONU, como la 2334 (2016) que condena los asentamientos israelíes, la impunidad persiste. Los Acuerdos de Oslo (1993-1995), inicialmente vistos como una esperanza, solo perpetuaron la agresión contra palestina bajo un marco de dominación israelí.
Con el respaldo de Estados Unidos y otros aliados, Israel ha fortalecido su narrativa de seguridad para justificar sus acciones, mientras la comunidad internacional titubea. Al mismo tiempo, movimientos de resistencia palestina como Hamas y Fatah, aunque divididos, siguen enfrentándose a esta opresión, simbolizando la lucha de un pueblo por su autodeterminación.
El profesor Gabriel Sivinian resalta que el conflicto no puede entenderse sin reconocer el carácter colonial de la empresa sionista y su vínculo con intereses imperiales. La paz solo será posible con el fin de la ocupación, el reconocimiento de los derechos inalienables del pueblo palestino y un compromiso real de la comunidad internacional.
La lucha palestina no es solo territorial, sino por la dignidad y el derecho a existir.
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