Fraude, mercenarios y la nueva ofensiva neoliberal en Ecuador

Las elecciones presidenciales en Ecuador, celebradas en abril de 2025, no solo confirmaron el retorno de las viejas prácticas de manipulación electoral, sino que evidenciaron la consolidación de un régimen que, disfrazado de democracia, pone al Estado al servicio de intereses extranjeros y de las élites nacionales.

NOTA: Andrés Silva, Diario la humanidad

Montevideo, Uruguay

La manchada victoria de Daniel Noboa, un del poder económico y ahora operador político del capital trasnacional, ha sido legitimada con la complicidad de los grandes medios y organismos internacionales, pese a las graves denuncias del correísmo sobre un posible fraude electoral.

El fraude que no quieren ver

Diversos sectores del correísmo han denunciado irregularidades en el proceso electoral. Luisa González, candidata de la Revolución Ciudadana, exigió un recuento ante lo que describió como inconsistencias en las actas, manipulación del padrón, y una evidente desventaja mediática impuesta por un aparato judicial y comunicacional al servicio del oficialismo.

La falta de voluntad del Consejo Nacional Electoral para auditar el proceso, el descarte inmediato de las impugnaciones y la rapidez con la que los observadores internacionales dieron su «bendición», dejó al descubierto una operación que recuerda a otros fraudes ya conocidos en la región, donde se impone una narrativa prefabricada para validar gobiernos funcionales a Washington.

¿Dónde están ahora los escandalizados defensores de la “transparencia democrática” que atacaron sin pausa al proceso bolivariano en Venezuela? ¿Dónde están los gobiernos “garantías de la institucionalidad”, como el de Uruguay, que no reconocen a Nicolás Maduro pero aplauden la elección de Noboa a pesar de las denuncias de irregularidad?

Venezuela vs. Ecuador, la hipocresía diplomática al desnudo

Es momento de poner las cosas en perspectiva. Cuando en Venezuela se celebran elecciones, con auditorías previas, acompañamiento internacional diverso y una robusta participación popular, los gobiernos del llamado «eje Atlántico» (incluido el de Uruguay) las califican de fraudulentas o simplemente no reconocen sus resultados.

Sin embargo, en Ecuador, un país que convoca elecciones bajo un estado de excepción, con presencia militar en las calles, un clima de persecución política y denuncias de fraude electoral, esos mismos gobiernos no solo reconocen los resultados, sino que los celebran.

¿Dónde están los principios? ¿Por qué lo que es “antidemocrático” en Caracas (según su lógica) es “aceptable” en Quito? La respuesta es simple, lo que se castiga no es la falta de democracia, sino la rebeldía soberana. Lo que se premia no es la pulcritud del proceso, sino la obediencia geopolítica.

Blackwater en Ecuador, el mercenario como modelo de seguridad

Daniel Noboa ha pactado con Erik Prince, fundador de la tristemente célebre empresa de mercenarios Blackwater. Bajo el pretexto de combatir el narcotráfico, el Estado ecuatoriano abre sus puertas a un operador militar del imperio. Prince llega a Ecuador no para garantizar la paz, sino para exportar el modelo de guerra privatizada que aplicó en Irak y Afganistán, donde la seguridad se traduce en represión y muerte.

No se trata de asesoría técnica, se trata de la colonización del aparato de seguridad nacional por intereses extranjeros. Esta es la verdadera amenaza a la soberanía. ¿Dónde están los que critican el “intervencionismo cubano” o la “influencia rusa” cuando quien se instala es un paramilitar norteamericano?

Militarización, el rostro autoritario del neoliberalismo

Ecuador hoy se militariza a pasos acelerados. Bajo la excusa de la lucha contra el crimen organizado, se suspenden derechos, se encarcela sin debido proceso y se reprime la protesta social, el modelo Bukele es emulado sin filtros. La violencia persiste, los asesinatos se multiplican, pero el show mediático da la sensación de orden es lo que quieren imponer.

Detrás de la militarización hay un mensaje claro, la democracia molesta, el pueblo organizado estorba, y los derechos solo son válidos cuando no incomodan al mercado.

¿Qué está en juego?

Lo que está en disputa en Ecuador no es solo un gobierno, es el modelo de país. La recolonización avanza no con tanques gringos, sino con “asesores”, tratados comerciales y “cooperación en seguridad”. Los pueblos de América Latina deben estar alertas.

La democracia no es un espectáculo, es una lucha constante y esa lucha, hoy, pasa por desenmascarar la farsa electoral de Noboa, denunciar la injerencia extranjera y exigir coherencia a quienes se dicen defensores de la legalidad y los derechos humanos.

Si se sanciona a Venezuela por defender su soberanía, ¿por qué se premia a Noboa por entregarla?

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