Venezuela: Han vuelto a sonar campanadas a la muerte
Nota: Carlos Matute Ron – Periodista – Venezuela
Han vuelto a sonar campanadas a la muerte
Con el título de una canción de la agrupación vasca Kortatu titulamos este escrito en tiempos donde la paz se tambalea en un país que en su historia se le conoce como la cuna de los libertadores de la América hispana y que en recientes años, para despecho de muchos, ha utilizado sus ingresos del petróleo para continuar promoviendo procesos sociales no solo en el continente, sino en el mundo, siempre en el concreto orden de ideas basado en el respeto y la no injerencia de asuntos en otros países.
Este, es un primer artículo de varios que irán saliendo en las próximas semanas, y en los cuales iremos precisando elementos que en este, a grandes rasgos hemos delineado.
Y sí, Venezuela está viviendo en este instante el acecho terrible de las mafias financiaduristas mundiales, la cual ubican en el territorio bolivariano las grandes reservas de recursos naturales que necesitan expoliar para continuar aletargando su deceso final como sistema social capitalista. No bastan guerras, siempre se necesita más; mano de obra barata, órganos humanos, esclavos sexuales, esclavos económicos, petróleo y sus derivados, gas, agua, oro, coltán, y principalmente ubicaciones geográficas favorables para atenazar territorios conjuntos y mantener el control de las rutas económicas, inmigrantes y de narcotráfico. Eso son principalmente los Estados Unidos y sus aliados forajidos que se enmascaran bajo la lógica de poder financiero, haciéndole creer al mundo que eso de las mafias es asunto de películas como El Padrino, y que en la vida real sea poco probable que existan. Para ello, sus aliados desde la mediática realizan labor encomiable fugándolos del espacio-tiempo real vendiéndonos desde la transfiguración de esa realidad concreta y sumamente elitesca un mundo de fantasías basado en la melancolía social luego de las jornadas expoliadoras de vida que representan el trabajo organizado y dependiente: la ocupación solo sirve para ordenar sistemáticamente al ser humano y despojarlo más certeramente de su propio poder decisorio.
Desde el triunfo del proceso socialista en Venezuela, no poco ha sido lo que han intentado los operadores locales de esos sectores financieros, que se creen política vanguardista tratando de derrocar desde la violencia y el golpe de estado una democracia que ha sido refrendada una y otra vez desde comicios electorales reconocidos por el mismo Jimmy Carter.
Su punto más álgido en el pasado fue el recordado golpe de estado al asesinado comandante Chávez, el cual desde las cúpulas de Fedecámaras y la Central de Trabajadores Venezolana aunado a un despliegue que realizó el embajador estadounidense en ese momento, Charles Shapiro, lograron un objetivo sumamente buscado por los ranger’s en Abril del 2.002 y que, gracias a la movilización del pueblo, logró retornar el camino constitucional a menos de 24 horas del consumado golpe.
Sin embargo, meses después, y antes de finalizar ese año, un paro petrolero azotaría la principal estatal de Venezuela (P.D.V.S.A.), dejando de refinar la gasolina necesaria y promoviendo con ello la desestabilización vía desabastecimiento de combustible. Un paro criminal que duró tres meses y que la nación caribeña lo sobrevivió. Desde allí se terminó de quebrar las subjetividades sociales en Venezuela y se afianzó la ruptura oficial entre chavistas y escuálidos, como pasaron a llamarse el sector que adversa a la marea roja, como es conocida el chavismo. En ese quiebre de subjetividades surgieron factores que bien pudieran pasar desapercibidos los cuales para muchos no son sino reflejos de la lucha de clases sociales. Lo cierto es, que el sector opositor no escatimó esfuerzos en generar un muro inquebrantable en torno al uso del lenguaje contra la gran mayoría de la población venezolana. Ellos eran la sociedad civil, los que habían logrado grandes títulos en la universidad (aunque hubiesen sido comprados), los dueños de los medios de producción que se habían lucrado robando del aparato productivo del estado para montar sus empresas, aquellos que una vez graduados de médicos se montaban sus clínicas privadas con recursos de los hospitales del estado, ellos, los escuálidos, los que a decir de los aristócratas de Europa ‘no tienen bagaje cultural ni comportamiento de alcurnia’, es decir, son ricos advenedizos por el inconmensurable robo al estado y las constantes ligas de raza entre sí, para ir blanqueándose el pasado, lo cual, ha generado no pocas taras en su muy poco fino linaje, y así, hasta potenciarse como los amos del valle: pura mierda en su estado ontológico.
Sin embargo, la suerte estaba echada, y culparon a Chávez de haber dividido al país, porque desde un principio tenían claro que esto es una guerra, y en ella, el objetivo principal es someter la mente del enemigo, cosa que desde la época de la guerra fría los greengous supieron hacer muy bien con toda la propaganda anti-comunista creada, generando el condicionamiento necesario: con los rojos al poder nuestros niños serán tomados por el estado para ser adoctrinados, mientras algunos de ellos serán servidos en las mesas porque los comunistas comen niños. Tamaña mentira continúa funcionando en los albores de un sistema social mundial que vilmente asume al ser humano como elemento inconsciente el cual desde procesos de dependencia puede ser moldeado para beneficio del gran proyecto social del capital. De hecho, el sujeto mejor acabado de esta macabra y despiadada guerra ha sido ese cuya nomenclatura escuálido fue asumida voluntariamente, porque, evidentemente, de alguna manera había que llamarse.
La esencia del arte de la guerra continúa siendo oprimir al enemigo por medios disuasorios sin derramar sangre, sobre todo en sociedades como las latinoamericanas, donde la práctica de la guerra total fue asimilada en los 60, 70 y 80, a través de una brutal represión en casi la totalidad del territorio nuestramericano, que diezmó el pensamiento de izquierda, lo cual desmoralizó, inhabilitando y desarmando al sujeto social histórico para que entregase su voluntad más fácilmente, mientras que por otro lado se erigía la otra dependencia, desde la cual aun sabiendo que Estados Unidos ejerce brutal control social no podíamos independizarnos completamente dado que nuestro sistema financiero se vendría abajo, y llegaríamos al cataclismo total. Sin embargo, guerra es guerra, y la voluntad de combate no ha sido doblegada tan fácilmente en todo el continente, quizá por necia evidencia del capitalismo que arrasa todo cuanto llega a sus manos, reprimiendo incluso zonas de reservas indígenas, lo cual ha promovido la insumisión por parte de la indiada que somos, ese gen rebelde que no ha sido superado ni con toda la basura transgénica que han venido inoculando a través de los alimentos en los últimos años.
A partir de elementos bien trabajados las agencias de propaganda que actúan muy ocultas y de las cuales nadie sospecha, trabajaron una mediática imprescindible en cualquier guion para generar grandes levantamientos de la sociedad civil. Tras la llegada de James Brownfield a Venezuela como embajador de la tierra de Mickey Mouse, al discurso del comunismo se le alió el de narco-estado, claro, recordemos que Brownfield asumió durante décadas la noooble lucha anti-drogas de los Estados Unidos, que lo convierte por cierto, en el país más consumidor de estupefacientes del mundo, y oh, sorpresa, donde nunca un capo local ha caído. Es en esta etapa donde surge con fuerza un apoyo directo a la desestabilización de la tierra del arpa, cuatro y maracas, y asume María Corina Machado la captura de divisas extranjeras para promover entre el pueblo la conciencia contra el opresor. Ese año (2.004), también se ocupa militarmente la más noble de las naciones del caribe: Haití, cuya única culpa es ser de mayoría negra y haber seguido al pie de la letra los pasos de sus opresores franceses, siendo la primera nación libre de la América de declarar la liberté la igualité y la fraternité.
No quiero hacerles una cronología de elementos que sin duda suman para el grueso expediente que los Estados Unidos tienen pendientes con nosotros, pero, es importante detenerse entre esta etapa 2.002/2.004 dado que aquí surgen los actores y el programa golpista plenamente acabado que han venido usando hasta esta hora que usted ve en su computador. Pero también es en esta etapa que el proceso que venia liderando hasta ese instante el presidente Hugo Chávez empieza a delinear su propuesta social de gobierno, lo cual al confrontarse más abiertamente con el modelo hegemónico de yuesei, disparó las alarmas de estos invirtiendo dólares desesperadamente en sectores opositores que no tenían plan bajo el brazo para tumbar el gobierno sino muchísimas esperanzas en hacerse con los millones de dólares que el departamento de estado invirtió en sus civiles. Es de destacar que por donde quiera que se vea, los nietos hediondos del tío Sam han sido estafados por la oposición de este país, llenando sus arcas personales, alejándose cada vez más del camino democrático, apartándose de hermosas posibilidades electorales, y así, por que ciertamente esto refleja potencialmente lo que son: unos usureros de postín que la patria solo les sirve para negociarla una y otra vez, sin plan concreto de lucha de masas.
Tras este periplo, los Estados Unidos han decidido finalizar el juego macabro en el que ellos mismos han caído: el desfalco terrible de la inversión que le han hecho a Venezuela sus niñitos bien les tiene hartos y los consideran unos oportunistas sin capacidad de lucha, que queman rápidamente cartuchos potenciales. Para eso quedó la cúpula opositora en este país, y dado que no pudieron robar el erario de la nación al menos se robaron el de otra, y así, a sus anchas, pueden viajar por el mundo, dar conferencias a encopetadas y patiquines sobre la necesidad de salir de la dictadura que se vive en Venezuela, con el plus del jalón de orejas que le dieron sus jefes en el pentágono: es necesario una intervención militar.
No sé hasta qué punto están convencidos de esa intervención militar, y quizá para hacerla más creíble a la opinión internacional, le han denominado intervención para la ayuda humanitaria, generando todo el lobby necesario para que en ese despliegue, incluso los marines y las fuerzas aliadas ahora de la OTAN toda vez que Colombia es estado miembro, y un Brasil que se evidencia a qué juega, puedan generar la denominada operación candado y así aislar a Venezuela. Colombia, que ha tenido en la región los gobiernos más miserables que país alguno pueda imaginarse apuesta al control de nuestro territorio. Brasil un tanto más. La cooperación será infalible, y ya han empezado a mover la logística y los actores que estarán en primera línea de cámara para hacer más creíble desde la mediática mundial al espectador común, poco hábil para desentrañar discursos de este tipo, y por ende, quienes terminan balanceando la opinión pública.
Entre tanto, los claroscuros de la política llegan a su destino final, y dado que sin sombra no hay luz, están tomando partido por sus intereses personales. Desde quienes han decidido alzar su voz en el denominado Grupo de Lima, así como la Unión Europea, tienen planes concretos contra Venezuela, así, contra Venezuela. Al menos en Latinoamérica, y esto no es nada bueno, estudios serios así lo comprueban, ha existido cierta rivalidad al País de las misses, las telenovelas y el petróleo, cosa de la cual no nos sentimos muy orgullosos una buena parte de los venezolanos, que bien sabemos que dicha bronca hacia nosotros viene por otra vía, y que sin embargo, allí se exponencia y pasa por debajito el odio a la libertad que siempre ha habitado las cúpulas del poder del continente.
¿Quiénes hablan por nosotros? Ciertamente, países que están en fragua contra los estados unidos y su modelo hegemónico: Rusia, China e Irán en franca resistencia hacia la imposición del dólar como moneda oficial y las amenazas constantes del gobierno de Trump de definir sanciones no solo comerciales sino de tipo militar (tratado de misiles entre ellos). El bien y el mal van más allá de reduccionismos absurdos, porque pesan, por ejemplo, en un consejo de seguridad de la ONU. Con White-Dog ahora como proclamado presidente de Venezuela (el bolivariano estaría demás), se tensa la paz en la región y se craquetean los fusiles de la resistencia: no es mentira que en Venezuela existe un pueblo dispuesto y disponible a asumir posiciones de combate y fuego contra el enemigo: ese noble ejemplo de los libertadores y de todos los internacionalistas que en el siglo pasado desperdigaron su sangre por el planeta en favor de un mundo mejor, se hace presente como espectros de aquel texto de Adriano González León, País Portátil, y cuya película rodó Iván Feo (busque en youtube).
Hay quienes dicen que la suerte está echada. Yo les digo a ellos; el comunismo no existe, pero de que vuelan, vuelan. Y eso de andar subestimando a los revolucionarios, de la tendencia que sean, es poco serio. Bien hemos demostrado suma de paciencia al no haber atacado en todo este tiempo la lógica burguesa enemiga. ¿Qué más paz quieren? Ellos, que hablan de desatar una guerra civil y que han utilizado en los últimos años las guarimbas como método terrorista de calle para drenar su arrechera contra el chavismo, aún no saben que tenemos pies de plomo y disciplina y no caemos en los escarceos de la violencia ideológica. Lo que sí, deberían andarse con cuidado, están siendo víctimas fatales de una historia en la que no tienen ni ton ni son, y la cual, para despecho de ellos mismos, no habrá psiquiatra que los acepte en su diván.
Hoy, pasados unos cuantos años de la primera intentona golpista estadounidense en nuestro suelo, son muchos los actores que han sido usados y a su vez han usado a los jefes de la intromisión mundial, en esa relación terrible de co-dependencia. El dinero, sin duda, ha sido lo de menos, y siempre lo será. A final de cuentas, la máquina de hacer billetes está en manos de la gran mafia jázara (de los cuales nos ocuparemos en otra ocasión), y poco les importa emitir dinero inorgánico. Simple: la ilusión del dólar como moneda que compra lo imposible permea voluntades incluso nacionalistas, que pueden hacerle juego a la bala que vendrá a quebrar más que las posiciones de clase. Ojo con eso: el dólar no es amigo de nadie.