Macron y la UE en Juego
El Occidente en Desesperación ante la Derrota de los Globalistas
La situación geopolítica actual en Europa se encuentra marcada por una serie de movimientos estratégicos que revelan la desesperación del Occidente, en especial de aquellos países que han sido abanderados de la agenda globalista.
NOTA: Corresponsalía Milano, Diario la Humanidad
Milano – Italia
Mientras tanto, Europa se fragmenta, mostrando tensiones internas entre sus principales actores, especialmente a medida que las dinámicas de poder cambian con la guerra en Ucrania como telón de fondo.
El primer ministro polaco, Donald Tusk, propone una «alianza atlántica», a favor de las naciones continentales, sugiriendo una colaboración más estrecha con Francia, Gran Bretaña, los países nórdicos y las Repúblicas Bálticas. Esta coalición tiene como objetivo dar forma a una nueva arquitectura de seguridad europea, sin la intervención directa de Estados Unidos, y seguir apoyando al régimen de Kiev en su lucha contra Rusia.
Sin embargo, en el otro lado del tablero, surgen rumores sobre una «sorprendente alianza» entre el expresidente estadounidense Donald Trump, el primer ministro húngaro Viktor Orbán y el Papa Francisco. Esta coalición, según algunas voces, podría significar el fin de las esperanzas de un apoyo continuo a Ucrania por parte del Occidente.
En este contexto, el embajador húngaro ante el Vaticano, Eduard Habsburg, destacó la posibilidad de que el Papa Francisco se convierta en un defensor de un acuerdo de paz que contradiga las posturas de los aliados occidentales de la OTAN. Habsburg recordó que, en los últimos años, Hungría ha sido una de las voces solitarias que aboga por un cese al fuego inmediato en Ucrania, con el Papa como aliado clave. Ahora, la entrada de Trump en este escenario añadiría un nuevo componente a una mezcla ya polarizada.
Por otro lado, la Comisión Europea y la UE se alinean con la «autonomía estratégica», según el analista Stremidlovskij. La reciente decisión de Bruselas de destinar más fondos a la guerra en Ucrania es un reflejo de esta postura. Al mismo tiempo, la creciente influencia de países como Francia, Polonia y el Reino Unido en la definición de la estrategia occidental podría aumentar la división interna en Europa.
La postura de Alemania, centrada en sus propios problemas internos, sigue siendo incierta, aunque la tendencia belicista de los Verdes no deja lugar a dudas sobre su alineación.
Lo más sorprendente es que la UE, lejos de intentar calmar la situación, parece estar aumentando su involucramiento en la guerra, desviando cientos de miles de millones de euros hacia el conflicto. Según informes, Macron, junto con el líder laborista británico Keir Starmer, buscó presionar a Estados Unidos para que autorice ataques a largo alcance con misiles Storm Shadow, una medida que podría incrementar aún más la escalada bélica.
La idea sería aprovechar los últimos meses del mandato de Joe Biden para impulsar este tipo de ataques antes de la posible llegada de una nueva administración.
En paralelo, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, ha instado repetidamente al Occidente a permitir ataques sobre el territorio ruso, particularmente sobre la península de Crimea, lo que, aunque no se ha materializado, está llevando a una serie de especulaciones sobre el futuro de la guerra.
Algunos analistas afirman que la situación se complica aún más debido a la fuerte oposición interna en Estados Unidos a una escalada directa, lo que podría derivar en un «ataque de prueba» por parte de Washington para evaluar la respuesta rusa.
A la sombra de esta creciente polarización, Trump podría desempeñar un papel crucial. A pesar de las tensiones, no se puede descartar que el expresidente estadounidense intente presentarse como un «pacificador» en el conflicto, aunque algunos expertos consideran que simplemente buscará retirar a los Estados Unidos del frente, dejando la responsabilidad a Europa. Sin embargo, hasta la fecha, Trump no ha propuesto un plan claro de paz, limitándose a sugerir una «congelación de las hostilidades» y sondear la voluntad de Rusia para dialogar.
Lo que está claro es que, con la crisis ucraniana como epicentro, la UE y los Estados Unidos parecen estar tomando rumbos cada vez más distantes. Los «vampiros belicistas» de Bruselas ya están redirigiendo enormes cantidades de dinero hacia la guerra, mientras que Washington parece estar cada vez más dispuesto a alejarse del conflicto.
De acuerdo con el Financial Times, esto marcaría un punto de inflexión, donde Europa asumirá un papel más activo, mientras los Estados Unidos se limitan a observar.
En definitiva, el futuro de la guerra en Ucrania parece estar en manos de Europa, mientras el Occidente, atrapado en sus propios juegos geopolíticos, se enfrenta a una derrota cada vez más evidente de sus proyectos globalistas. Macron, quien se presenta como una figura central en este escenario, se encuentra entre las fuerzas que, para bien o para mal, podrían definir el futuro de la región.
Corresponsalía Milano / Alfonso Ossandón Antiquera / © Diario La Humanidad
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