Este artículo es el primero de una serie que explorará los mitos sionistas, la historia artificial y la cultura inventada.

Diario La Humanidad – Informacion de Primera

“Israel” es muy probablemente la única “nación” de la era poscolonial en la que la reivindicación de la soberanía sobre un territorio viene determinada por una población minoritaria nacida en el extranjero.

Bajo la tutela de los colonos británicos, los grupos paramilitares sionistas emprendieron una campaña de terror y limpiaron étnicamente a más de 800 mil palestinos (según datos de la ONU) de sus hogares, se apoderaron de sus tierras y arrasaron más de 500 ciudades y pueblos.

Durante más de medio siglo antes de 1948, el sionismo político construyó relatos distorsionados entretejiendo mitos, leyendas y fábulas para elaborar una historia engañosa sobre las ruinas de los hogares palestinos.

El proyecto sionista usurpó la identidad cultural ancestral de los nativos, empleó su hasbará para fabricar una geografía falsa y truncó la historia mitológica.

El gran engaño

El éxito de este engaño no habría sido posible sin la plena complicidad de las potencias occidentales -cada una al servicio de su propia agenda sin escrúpulos- que abrazaron hechos sionistas alternativos para justificar la desposesión del pueblo de Palestina.

Tomemos como ejemplo el reciente mensaje de felicitación de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, con motivo del 75 aniversario del proyecto sionista.

En su misiva en vídeo, repitió como un loro una falsedad propagada por los sionistas, que ellos “hicieron florecer el desierto”.

Imagínense que alguien se atribuyera el mérito de haber hecho florecer un desierto en Suecia.

Sería absurdo, ¿verdad?

Entonces, ¿por qué no es igualmente absurdo cuando los sionistas, o sus peones en Occidente, hacen lo mismo de un país situado en el corazón del Creciente Fértil, y con una pluviosidad anual comparable a la de Suecia?

De hecho, ¡la precipitación media en Al-Quds, y las regiones de Al-Jalil de la Palestina histórica supera la del “desierto” de Estocolmo!

Estas condiciones meteorológicas no son fenómenos recientes, sino que ya se deducen en el Antiguo Testamento, Éxodo 3:17 al describir la tierra de los cananeos (los palestinos originales) como “una tierra que mana leche y miel.” 

Si suponemos que von der Leyen pudo desconocer la Biblia judía o no estar informado de las características climáticas de Palestina, es muy poco probable que los sionistas no estuvieran familiarizados con las supuestas promesas recogidas en el Antiguo Testamento.

Sin embargo, la difusión de los mitos sionistas permaneció incontestada por los intelectuales occidentales, permitiendo que impregnara los libros de historia con cuentos de hadas, fomentando así la ignorancia en los niveles más altos.

Los intelectuales occidentales hicieron caso omiso de los eruditos palestinos y judíos que desacreditaron la falacia de las narrativas sionistas.

Por ejemplo, Ahad Ha’Am, destacado pensador judío de Europa del Este y padre del sionismo cultural, visitó Palestina en 1891, mucho antes de que Theodor Herzl, fundador del sionismo político, pusiera un pie en Tierra Santa.

Ha’Am fue uno de los primeros judíos que cuestionaron los relatos del sionismo político sobre Palestina. A su llegada, escribió a sus seguidores en Europa sobre sus observaciones durante su viaje diciendo: “Nosotros en el extranjero estamos acostumbrados a creer que Eretz Yisrael (Palestina) es ahora casi totalmente desolada, un desierto que no se siembra … Pero en verdad ese no es el caso. En todo el país es difícil encontrar campos que no estén sembrados”.

El movimiento sionista que quiso contradecir el Antiguo Testamento con respecto a la tierra de “leche y miel”, perpetuó otro mito ridículo incuestionable llamando a Palestina “una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra”.

El eslogan fue repetido por la líder israelí Golda Meir cuando declaró al Sunday Times en 1969: “Los palestinos no existen”. El actual ministro israelí de Finanzas, Bezalel Smotrich, un supremacista judío, se hizo eco, casi textualmente, de la declaración de Meir durante su visita a París el pasado mes de marzo.

Para refutar esta falacia, y puesto que los sionistas ya han distorsionado sus propios relatos bíblicos, me abstendré de citar el Antiguo Testamento en relación con el pueblo en la Tierra de Canaán.

Tampoco señalaré las nueve campañas de cruzadas que fueron aparentemente derrotadas por habitantes “inexistentes”; ni citaré el censo de colonos británicos en Palestina.

Además, no argumentaré lo obvio: escribo, luego existo.

Sin embargo, me basaré en dos importantes fuentes sionistas, anteriores al establecimiento de “Israel”.

En su diario de 1895, Herzl, fundador del sionismo político, escribió:

“Intentaremos que la población sin dinero cruce la frontera… el proceso de expropiación y traslado… debe llevarse a cabo con discreción”. . debe llevarse a cabo con discreción y circunspección”.

Asimismo, a mediados de la década de 1940, Joseph Weitz, director del Fondo Nacional Judío (JNF) explicó

“Debe quedar claro que no hay espacio en el país para ambos pueblos”.

Setenta y cinco años después de la Nakba, soy hijo de dos padres palestinos “invisibles” que fueron “expulsados” de sus hogares para hacer “sitio” a jázaros europeos conversos.

Puede que los refugiados “sin dinero” ya no vivan en Palestina, pero para disgusto del sionismo, la tierra de “leche y miel” sigue viviendo en ellos.

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Fuente: almayadeen.net

Imagen: almayadeen.net

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