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El rearme de la OTAN, la presión de Trump y el
fantasma de una guerra contra Rusia

Nota: Diario La Humanidad  Patricio Mery Bell

Enviado especial – Bruselas

Mientras líderes de la OTAN y Estados Unidos presionan a Europa para aumentar el gasto militar y la ayuda a Ucrania, un creciente número de voces políticas y sociales se opone al rearme, argumentando que la guerra es una excusa para imponer políticas de austeridad y que la prioridad debe ser resolver los graves problemas económicos y sociales del continente.

La tensión bélica en Europa se intensifica, con la posibilidad de una escalada que podría
extender el conflicto en Ucrania a una guerra de mayor envergadura. Mientras la sede de la
OTAN en Bruselas presiona para que la comunidad europea financie el envío de armas a
Kiev, el debate sobre el futuro de la seguridad del continente divide a gobiernos y
ciudadanos. Un «zigzagueante» Donald Trump ha aumentado la apuesta, exigiendo a los
países de la OTAN elevar su gasto en defensa y sugiriendo la posibilidad de que Ucrania
utilice misiles de largo alcance para atacar objetivos en territorio ruso.
Estados Unidos ya ha enviado misiles de largo alcance a Kiev, como los ATACMS, y sus
asesores han declarado públicamente que no debería haber «santuarios» para las fuerzas
rusas. La estrategia actual del gobierno estadounidense parece ser la de permitir que
Ucrania se defienda de manera más contundente, mientras se evalúan las implicaciones de
una escalada del conflicto. Por su parte, la alta representante de la Unión Europea, Kaja
Kallas, ha propuesto un fondo de 40.000 millones de euros para asegurar un apoyo militar
a largo plazo para Ucrania, una cifra que, según sus detractores, asegura que el conflicto
continúe a un alto costo para la realidad de la comunidad europea.

Voces de la oposición: El llamado a la paz y el rechazo a la OTAN
Frente a la creciente presión militar, líderes políticos, sindicales y académicos han
levantado la voz en contra de la guerra. Maite Mola, del Partido de la Izquierda Europea
(PIE), califica el rearme como una «excusa» para recortar el presupuesto social. «No se
creen esta retórica», afirma Mola, en referencia al sentir de la gente en países como Bélgica
y España. Según la dirigente, el capitalismo utiliza los conflictos para justificar recortes en
los derechos sociales, un llamado que ha llevado a algunos de sus partidos a pedir la salida
del Tratado Atlántico y abogar por una paz duradera.
En ese sentido Mola entrega la visión de los 45 partidos comunistas, de izquierda y centro
izquierda que coexisten en el grupo:
“Es una excusa plantear que tenemos que gastar en armamento para apoyar a
Ucrania frente a Rusia, yo lo que escucho más en Bélgica y España, que son los países
donde paso más tiempo es que no se creen esta retórica, por eso la gente sale a las calles

cuando Macron dice que hay que subir la edad de la jubilación, y lo viene diciendo desde
antes del conflicto Ruso Ucraniano”
“Nosotros estamos en contra de la guerra, no al rearme de la OTAN, incluso algunos de
los partidos han llamado a salirse del Tratado Atlántico y construir una paz duradera, el
capitalismo siempre busca este tipo de excusas –como enviar armas a Ucrania- para
recortar el presupuesto social”
Por su parte, Miguel Peña, coordinador de un colectivo de migrantes latinoamericanos en
Bruselas, sostiene que «el capitalismo y Trump quieren una guerra con Rusia para vender
armas». Peña critica la desinformación sobre el conflicto y el papel de Estados Unidos, al
que califica como «incitador directo de la violencia». Las proyecciones de crecimiento para
la Eurozona en los próximos años son muy modestas, lo que refuerza la preocupación sobre
los efectos de esta política.
“Es necesario entender que el capitalismo y Trump quieren una guerra con Rusia para
vender armas, nadie habla que este conflicto comenzó el año 2014 con los ataques
ucranianos al Donbass y los ataques a sindicalistas de Odesa que se opusieron al
Euromaiden”
“Hay mucha desinformación de lo que está pasando en Ucrania, se le acusa falsamente
al presidente Putin de esto pero nadie habla de lo ocurrida el 2024, de las matanzas”
La postura de los sindicatos europeos: entre la paz y la crítica al rearme
La oposición al aumento del gasto militar también ha encontrado eco en los sindicatos
europeos, que ven la escalada militar como una amenaza a los derechos sociales. La
Federación General del Trabajo de Bélgica (FGTB), uno de los sindicatos más
influyentes del país, ha criticado el aumento del gasto militar y ha defendido que los
recursos deben destinarse a la protección social y a la lucha contra la precariedad. Desde su
perspectiva, el rearme militar desvía fondos que son cruciales para el Estado de Bienestar.
Por otro lado, la Confederación de Sindicatos Cristianos (CSC) de Bélgica, si bien ha
evitado una postura de confrontación directa, también ha expresado su preocupación por el
costo económico y social del conflicto. Aunque reconocen la necesidad de la defensa, han
enfatizado que la prioridad debe ser asegurar que la seguridad social y el poder adquisitivo
de los trabajadores no se vean afectados por el aumento del gasto en defensa.
En ese sentido, la oposición sindical se concretará en las calles. El próximo 14 de octubre,
los tres sindicatos más importantes de Bélgica (FGTB, CSC y la Central General de
Sindicatos Liberales de Bélgica – CGSLB) se movilizarán en una manifestación masiva
para exigir políticas sociales y económicas que prioricen a los trabajadores frente a los
recortes presupuestarios.

La realidad económica de Europa: Estancamiento, recortes y crisis social
El debate sobre el rearme se produce en un contexto de estancamiento económico en la
Unión Europea. La economía de la eurozona muestra un crecimiento muy lento, con
proyecciones modestas para los próximos años. Este panorama se ve agravado por una serie
de problemas a largo plazo, como el envejecimiento de la población, la alta burocracia y la
insuficiente inversión en innovación y tecnología.
Los efectos de la guerra han exacerbado estos problemas, en particular tras la decisión de la
UE de no comprar más gas a Rusia, lo que ha debilitado la base industrial del bloque y
reducido su competitividad. A este escenario se suman los graves problemas sociales:

  1. Recortes sociales y la política de austeridad: Desde la crisis financiera de 2008,
    muchos países de la UE han implementado políticas de austeridad que han
    impactado negativamente en servicios públicos como la sanidad y la educación.
  2. La crisis de la vivienda: La falta de vivienda asequible es uno de los problemas
    más apremiantes en la UE, afectando a la mayoría de los países. Los precios se han
    disparado y la escasez de oferta en las grandes ciudades afecta especialmente a los
    jóvenes.
  3. El futuro del Estado de Bienestar: El envejecimiento de la población y los
    cambios en el mercado laboral han puesto bajo presión los sistemas de pensiones y
    seguridad social, lo que exige una reevaluación de cómo se financian estos
    servicios.

El caso de Francia: La élite y su propia agenda
La situación francesa, en este contexto, es un ejemplo de la dualidad europea. El gobierno
de Emmanuel Macron ha impulsado reformas de austeridad con recortes de 40.000
millones de dólares, mientras la deuda pública supera los 3 billones de euros, lo que
representa más del 110% de su Producto Interno Bruto (PIB). Vincent Ortiz, director del
periódico Le Vent Se Leve, señala que esta agenda neoliberal es impuesta por una élite que,
a pesar de su impopularidad, mantiene un férreo control económico: el 10% más rico de la
población posee cerca del 55% de la riqueza total del país.
Las élites francesas, según Ortiz, no necesitan justificar el recorte fiscal a través de un
discurso belicista. Sin embargo, la tensión con Rusia sí les brinda un pretexto para impulsar
su propia agenda militar. A diferencia de otros países de la UE que dependen de Estados
Unidos para su armamento, Francia posee una sólida industria de defensa autónoma. Para la
élite, el conflicto de Ucrania es una oportunidad para fortalecer esta industria y reducir la
dependencia de Washington, buscando una posición de poder independiente.
En ese sentido, las masivas protestas en Francia lideradas por Jean-Luc Mélenchon, líder
de Francia Insumisa, se enfocan en la redistribución de la riqueza y la defensa de los
servicios públicos, aunque no han logrado desestabilizar a la mayoría gobernante. A pesar

de la profunda insatisfacción con la agenda neoliberal de la UE, la élite francesa valora su
posición dentro del bloque y considera poco probable una salida.

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Nota  Patricio Mery Bell

Enviado especial – Bruselas

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Imagen: ASSOCIATED PRESSAgencia AP

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Los artículos del diario La Humanidad son expresamente responsabilidad del o los periodistas que los escriben.

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