Hace falta en Argentina un Frente Antiimperialista y Antifascista

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En esa tarea debemos unirnos, más allá de las diferencias electorales

NOTA: Sergio Ortiz (Argentina)

UN FEO PANORAMA ELECTORAL

El militante popular que sólo mire el panorama electoral va a caer en el pesimismo, el derrotismo o en el mejor de los casos en la nefasta teoría de apoyar al “mal menor”, o sea a Sergio Massa, el candidato de Unión por la Patria y la embajada estadounidense.

Esto no significa subestimar las elecciones del 22 de octubre ni marginarse de las mismas porque serán las que decidan quién será el próximo presidente o bien quiénes serán los dos candidatos más votados que vayan al ballottage de noviembre. Las urnas, por más que no nos guste la democracia burguesa, determinarán el color político de la próxima administración. Y eso no nos resulta indiferente. De allí que sea lo más trascendente para la militancia política y para los sectores populares, media un largo trecho.

La perspectiva inmediata y electoral es muy preocupante porque los tres candidatos con más chances son de ultraderecha, como Javier Milei y Patricia Bullrich, y de derecha, como Massa. El cuarto, sin chances reales, Juan Schiaretti, también es de derecha, incluso más que Massa. La única de izquierda, Myriam Bregman, afronta esta pelea casi en solitario, con mucha dignidad y por eso merece ser votada, por ella y sobre todo para que entren diputados de izquierda al Congreso.

Este último aspecto es una razón a tener en cuenta por aquellos sectores militantes que persisten en la equivocada táctica de recomendar no ir a votar, o votar en blanco o anular el voto. En todo caso esta última recomendación se podría tener en cuenta en caso de ballottage frente a dos candidatos de ultraderecha y derecha, pero no ahora cuando hay una lista de izquierda encabezada por la digna Bregman.

No votarla implica entre otros errores un caso de sectarismo, una de las enfermedades que nos hacen mucho daño y una de las razones, no la única ni la principal, que favoreció el avance de la derecha en estas elecciones, incluso al punto que el fascista de Milei obtuvo en las PASO la “pole position” con casi el 30 por ciento de los votos, alrededor de 7,4 millones de sufragios.

Para enfrentar al fascismo, como lo indica la experiencia nacional e internacional, hay que trabajar para la unidad de los sectores obreros, democráticos y populares. Y el sectarismo “izquierdista” es una grave desviación, siendo la otra, por supuesto, el oportunismo de derecha.

Según las encuestas, que pifian a menudo, Milei mantiene la ventaja y hasta es posible que la venga estirando, sobre sus rivales. Según los sondeos, Bullrich ha retrocedido a un tercer lugar, desplazada por Massa y el oficialismo de UP, de modo que si eso se confirmara habría una segunda vuelta entre el facho y el amigo de la Embassy.

Esa perspectiva alimenta la campaña massista de pedir el voto para supuestamente “frenar a la derecha”. Incluso sectores populares y progresistas que siempre cuestionaron a Massa, como el de Juan Grabois y muchos kirchneristas, por sus posiciones de derecha desde 2009 hasta 2019, compran esa teoría del “mal menor”. Un voto al tigrense es inadecuado porque desde 2019 como presidente de la Cámara de Diputados fue corresponsable del pésimo gobierno del Frente de Todos, que terminó legalizando la estafa de la deuda externa cometida por Mauricio Macri en 2018.

Y desde agosto de 2022, como ministro de Economía, Massa viene aplicando a rajatabla el ajuste de este cogobierno fondomonetarista, con consecuencias en materia de salarios y jubilaciones que pierden con la inflación, menor obra pública, mayores tarifas, disminución de 3 puntos del PBI para este año, más deuda externa y demás cosas nefastas.

Por eso, del ballottage se hablará después de octubre. Ahora hay que luchar junto a los movimientos sociales y su movilización del 14 de septiembre, con los organismos de DD HH contra el negacionismo, con los gremios por la recuperación salarial, etc. Y el 22 de octubre votar a la “Rusa”.

ES LA ECONOMÍA, ESTÚPIDO

Las propuestas económicas de Milei son lo más nefasto de su campaña, agravadas por la política negacionista del terrorismo de Estado de su candidata a vice, Victoria Villarruel, con su acto reivindicativo de hecho de los genocidas. La económica es la clave de por qué hay que oponerse a la bestia parda que se peina a lo John Lennon, ofendiendo a su memoria.

En su programa prevé una dolarización que puede llevar el dólar a entre 3.000 y 7.000 pesos según Silvina Batakis, titular del Banco Nación. Una devaluación tan brutal dispararía más la inflación, que ya está por las nubes, hasta la Luna, pulverizando la capacidad adquisitiva del salario. El facho tuvo reuniones virtuales con el FMI y ha enviado sus operadores a reuniones con los popes de Wall Street. Ahí reafirmó que su ajuste fiscal sería aún más brutal que el reclamado por la entidad a Massa. Las huelgas estarían prohibidas para los empleados públicos. Empresas públicas rentables como YPF serán privatizadas y otras cerradas, como varios ministerios.

La dolarización está pensada en varias opciones diferentes pero igualmente nefastas: endeudarse para conseguir 40.000 millones de dólares, o formar un fideicomiso con inversores del extranjero poniendo los títulos dolarizados del Tesoro como garantía, o postergar la dolarización para hacer primero la carnicería del ajuste fiscal. Son distintas alternativas que barajan Carlos Rodríguez, Emilio Ocampo y Darío Epstein, los asesores de Milei (exfuncionarios del cavallismo-menemismo).

Ese posible futuro es horrible, pero el presente massista es nefasto. Le dio a los exportadores el cuarto dólar soja y el 25 por ciento de lo que liquiden será de libre disponibilidad: podrán venderlo al dólar blue de 730 pesos. El 14 de agosto devaluó el peso un 22 por ciento, con lo que los precios se empinaron y el billete verde también, realimentándose en una carrera que nos rompe hasta los huesos a los sectores populares.

Esa devaluación era una condición del FMI para hacer el desembolso de 7.500 millones de dólares que iba a hacer en junio pasado pero se demoró hasta el 23 de agosto, con aquella condición devaluatoria y otras exigencias en topes salariales y previsionales, mayores tarifas y menores giros a las provincias. De ahí las limitaciones tremendas de sus anuncios: “suma fija”, en realidad dos cuotas de 30.000 pesos, a los trabajadores registrados y tres cuotas de 27.000 a los jubilados que cobran la mínima.

Esa fue un medida miserable, cuando la Canasta Básica Total, o línea de pobreza, fue en julio de 248.962 pesos y la Canasta Básica Alimentaria, o línea de indigencia, de 111.642 pesos. Ahora las cosas están peor porque aquellos parchecitos se empezarán a cobrar en septiembre, cuando ya impacte la inflación de agosto, de dos dígitos, llevando la inflación en lo que va del año al 72 por ciento

Hay que hablar claro. Massa es muy parecido a Milei en cuanto al ajuste fondomonetarista sino también en su nefasta gestión económica, continuación muy agravada de la de Martín Guzmán y la efímera Batakis. Eso impactó muy fuerte en la línea de flotación del pueblo. Y provocó el naufragio, empujando millones de personas humildes a votar equivocadamente por Milei. Massa, Alberto y Cristina tienen buena parte de culpa de que el facho haya ganado en 16 de las 24 provincias el 13 de agosto.

POR UN FRENTE ANTIIMPERIALISTA Y ANTIFASCISTA

El 8 de septiembre se supo que la jueza neoyorquina Loretta Preska resolvió a favor de los fondos buitres Burford y Eton Park el pleito que iniciaron hace años contra YPF. Y si bien el monto de la indemnización no está todavía establecida, se estima que puede llegar a 16.000 millones de dólares. Ese juzgado continúa en la senda proimperialista y atentatoria de la soberanía argentina que ya tenía cuando lo ocupaba el nefasto Thomas Griesa, que falló a favor de los “fondos buitres”; se llevaron 9.300 millones de dólares pagados por Macri en abril de 2016.

Preska dio la razón a Burford y Eton Park en la fecha desde la cual se calculará la indemnización y en la tasa de interés en dólares del 8 por ciento anual. Por eso, aunque quedan dos instancias de apelación, nuestro país está al horno. Si bien la culpa de este suceso la tienen esos fondo buitres y la justicia yanqui, hay que reconocer que el gobierno kirchnerista en 2012 cometió errores políticos y administrativos, subestimando el problema que se estaba creando.

En realidad los errores fueron de años antes, cuando Néstor Kirchner fue uno de los gobernadores que avaló la privatización menemista de YPF. No sólo eso sino que propuso al socio privado para Repsol: el grupo Eskenazi-Petersen con el que hacía negocios en Santa Cruz. Cuando se nacionalizó la petrolera en mayo de 2012 se pagó 6.000 millones de dólares a la empresa española. Pero Eskenazi-Petersen, socio minoritario, alegó no haber recibido ofertas de YPF y no pagó sus deudas con bancos españoles. Entonces Burford y Eton Park les compró su litigio contra YPF por sólo 16 millones de dólares y ¡ahora pueden cobrar 16.000 millones!

Este es un ejemplo muy fuerte de lo malvado que son el imperialismo y las multinacionales, pero también de los límites de los gobiernos progresistas que no se atreven a ir a fondo contra el imperialismo y los monopolios. A veces toman medidas positivas, como fue la estatización del 51 por ciento de YPF, pero lo hicieron tardía y parcialmente. Luego firmaron convenios de YPF con Chevron, Petronas, Tecpetrol, Panamerican, Total, etc. Y dejaron pleitos pendientes, con el agravante de permitir que esos juicios se diriman en la justicia estadounidense y no en los tribunales argentinos, con un final negativo que se repite. Así no se defiende el patrimonio nacional ni la soberanía. Y se termina favoreciendo a esos dos fondos buitres y también a BlackRock, que entre otros representantes en Argentina tiene a Epstein, mano derecha de Milei.

El juicio contra YPF sirve para sacar conclusiones políticas y electorales, porque lo reiteramos: Massa es hombre de los monopolios. Por eso Techint, el pulpo siderúrgico-petrolero ganó todo con la construcción del Gasoducto Néstor Kirchner, inaugurado por Massa y Cristina en onda electoral. Ganó la provisión de los caños, la construcción y el tendido del gasoducto. Y no sólo eso, pues Tecpetrol pone allí su gas, con subvenciones del Estado, y además opera el Gasoducto junto con Pampa Energía, de Marcelo Midlin, con BlackRock adentro.

Más allá de cómo voten y a quién voten los partidos del campo popular, lo verdaderamente importante será que después de los comicios los sectores más combativos, tanto de la izquierda marxista como del nacionalismo popular, luchadores independientes, etc, podamos confuir en un Frente Antiimperialista y Antifascista. Massa no entra en esa unidad porque es proimperialista. Milei y Bullrich son el blanco principal porque son proimperialistas y además fascistas.

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Los artículos del diario La Humanidad son expresamente responsabilidad del o los periodistas que los escriben.

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