¿Puede la IA gobernar el mundo? (por Dmitry Orlov)

¡Diablos, no! Déjame contar las razones. Seré breve porque estoy en un hospital escribiendo por teléfono.

Dmitry Orlov- Escritor / ensayista, ingeniero, lingüista, marinero – Analista Internacional- ruso-estadounidense

1. La IA en realidad no existe.

En el mejor de los casos, es un nombre muy engañoso: sí, es artificial; no, no es nada inteligente. Un nombre inapropiado que tan engañoso roza el fraude.

La IA es un sistema de reconocimiento/completación de patrones. No puede ser inteligente porque carece de lo que los fenomenólogos llaman encarnación: la suma total de experiencia acumulada al pasar toda una vida habitando un cuerpo humano y estar dotado de un cerebro suficientemente poderoso.

2. La IA se vuelve más estúpida con el tiempo.

Para empezar, carece de juicio crítico y no puede distinguir las creaciones humanas del resultado de los sistemas de inteligencia artificial. Por lo tanto, cuanto más se utiliza, más propenso a errores se vuelve. Al final se convierte en un sistema de amplificación de ruido.

3. Los sistemas de IA no pueden detectar los límites de su base de conocimientos.

Cuando se les hace una pregunta desconocida, arrojan basura al azar. Los sistemas de IA pueden aplicarse con éxito en determinados ámbitos limitados. Se utilizan mejor para funciones normalmente realizadas por sabios idiotas.

Por tanto, la pregunta se reduce a esto: ¿pueden los idiotas gobernar el mundo? No, pero pueden gobernar ciertos países: Estados Unidos, por ejemplo, Francia, Alemania o Israel.

Sus líderes son idiotas; no sabios idiotas, sino simples sabios de jardín. Mire a Biden: el último de su clase en la facultad de derecho; Nunca tuvo un trabajo real (el Congreso de los Estados Unidos y la Casa Blanca no cuentan). Detengámonos ahí porque el resto son aún peores. Así que no busques que la IA ejecute nada. Encontrará su nicho en los sistemas integrados, donde desempeñará un papel puramente consultivo.

¿Confiaría en la IA para tomar decisiones importantes?

¡Olvídalo! Sólo los tontos aceptarían eso.