Después de las elecciones, el Congo se encuentra rodeado de guerra

KINSHASA (RDC) ÁFRICA
A menos que un milagro de la diplomacia consiga calmar los ánimos,
es de temer una nueva guerra regional. REUTERS.

Diario La Humanidad – Información de Primera

Después del momento de las felicitaciones, los países amigos del Congo deberían
recurrir urgentemente a las palancas de la diplomacia para evitar una conflagración regional.

El 20 de enero, el mítico Estadio de los Mártires de Kinshasa, donde Mohamed Ali
ganó el “partido del siglo” al estadounidense George Foreman, acogerá la
toma de posesión de Félix Tshisekedi, reelegido para un segundo mandato como presidente.
de la República Democrática del Congo. Si el resultado de su victoria, más del 70%, se vio
empañado por el fraude y la apropiación indebida de las máquinas de votación CENI que tuvieron que anular la elección de 82 diputados, la victoria del jefe de Estado es muy real y Bélgica, sin escrúpulos
fue el primer Estado en enviarle sus felicitaciones.
Sin embargo, es posible que las linternas del partido no brillen por mucho tiempo: no sólo
Kinshasa, y en general toda la cuenca del río Congo, se enfrentan a un aumento del nivel del agua
y a inundaciones catastróficas, sino que además los países vecinos están prácticamente todos en pie
de guerra. A menos que un milagro de la diplomacia consiga calmar los ánimos,
es de temer una nueva guerra regional.
Un aumento de los peligros
A lo largo de su campaña electoral, Félix Tshisekedi pronunció discursos marciales,
denunciando el apoyo de Ruanda a los rebeldes del M23 y subrayando la
determinación de las fuerzas armadas congoleñas de recuperar las zonas ocupadas de Kivu del Norte
y defender la integridad del territorio.

Su determinación patriótica ciertamente le ha valido votos, pero sobre el terreno sólo podemos ver un aumento de los peligros. De hecho, fue en Nairobi donde se proclamó una nueva coalición armada, la AFC (Alianza del Río Congo), encabezada por Corneille Nangaa, que presidió la Comisión Electoral Independiente bajo el mandato de Joseph Kabila. Originario de Ituri, provincia vecina de Uganda, Nangaa no es un desconocido en África Oriental y no pudo hacer su proclamación sin el consentimiento de
Kenia, a cuyas tropas se había pedido que abandonaran la República Democrática del Congo. La AFC está en contacto con los rebeldes del M23, más apoyados que nunca por Ruanda, como
acaba de subrayar un último informe de la ONU.

Además, según nuestras informaciones, Laurent Nkunda, un rebelde “histórico” de Kivu del Norte, hasta ahora acogido en Ruanda, ha vuelto al servicio.

Los rebeldes burundeses pertenecientes al movimiento Tabara Rojo, así como
el general burundés Nyombare, también apoyan esta rebelión arraigada en la región y
equipada con equipos sofisticados, incluidos drones.
Otras fuentes informan del discreto cerco de la República Democrática del Congo: Kigali se habría acercado al Congo Brazzaville, apoyando al presidente Sassou Nguesso, que desea garantizar la sucesión
confiada a su hijo, y 8.000 ruandeses estarían al otro lado del río, soldados u operadores de concesiones agrícolas. En cuanto a la República Centroafricana, donde Fuerzas de paz ruandesas, también son los hombres de confianza de Paul Kagame que brindan estrecha protección al presidente Touadéra.
Por su parte, Félix Tshisekedi, decepcionado por sus vecinos de la Comunidad de África Oriental,
recurrió a los países del sur de África (Sudáfrica, Malawi, Tanzania) y sobre todo recurrió
a instructores privados, entre ellos el grupo Agemira, y apoyó a los wazalendos.
o “hijos del país”. Entre estos últimos se encuentran las milicias Mai Mai congoleñas,
pero también los hutus ruandeses pertenecientes a las FDLR (Fuerzas Democráticas para la
Liberación de Ruanda), que Kigali siempre denuncia como “genocidas”.

Burundi cierra sus fronteras
El presidente burundés Evariste Ndayishimye, ex rebelde hutu y ex refugiado
en Tanzania, se habría unido a esta coalición hostil a Kigali y, con el apoyo financiero de
Kinshasa, habría enviado dos batallones al frente congoleño, desplegados en Kivu del Sur.

Además, se habrían concedido tierras cultivables a agricultores de Burundi.
Esta interpenetración de conflictos explica por qué el Ministro del Interior de Burundi
decidió cerrar su frontera con Ruanda, acusando a Kigali de “albergar enemigos del
país”.
Si los vecinos del este, Ruanda, Uganda e incluso Kenia, que ahora apoyan a las fuerzas
hostiles a Kinshasa, se unieran a los congoleños decepcionados por el
desarrollo de las elecciones, el fraude y el creciente control de los kasaianos sobre las
palancas de la economía, la victoria electoral de Félix Tshisekedi parecería muy frágil y
el apoyo del ejército de Burundi sería muy insuficiente.
Después del momento de las felicitaciones, los países amigos del Congo deberían utilizar urgentemente
las palancas de la diplomacia para evitar una conflagración regional.

Kinshasa (RDC) 15 de enero de 2024