Geopolítica del Poder: Boric, Meloni y los Hilos Invisibles del Teatro Global

La Ética vs. el Pragmatismo: Análisis de la Diplomacia, Energía e Intereses Corporativos que Rigen la Agenda Mundial
Nota: Diario La Humanidad – Alfonso Ossandon
Corresponsalía – Milano – Italia
La posible reunión entre el presidente Gabriel Boric y la primera ministra italiana Giorgia Meloni, señalada por su complicidad en el genocidio de Gaza, destapa la cruda realidad de la geopolítica actual. Mientras Latinoamericana mantiene una postura coherente, este encuentro simboliza cómo los intereses energéticos de gigantes como Enel y ENI, la dependencia extranjera y el poder corporativo dictan la agenda global, dejando la moral y los derechos humanos como un mero decorado. Exploramos la diplomacia de la conveniencia, el estado profundo y el nuevo orden mundial donde los líderes son títeres de un juego que supera las ideologías.
Vivimos un mundo donde la moral se ha vuelto un accesorio. Boric planea viajar a Europa para reunirse con Giorgia Meloni, líder italiana señalada por organizaciones internacionales por su rol en el genocidio de Gaza, pero la cita está en suspenso: su presencia aún no figura confirmada en la agenda de Meloni. Quizá no sean ellos los protagonistas: son títeres de un teatro global, movidos por hilos invisibles donde la diplomacia, la energía y los intereses corporativos deciden más que los principios o las convicciones.
La señal de Meloni ya se había dado hace algo más de un mes al recibir a José Antonio Kast, candidato chileno respaldado por el llamado “Estado profundo” y por los intereses globalistas occidentales. Ese encuentro dejó claro que los hilos del poder se mueven por conveniencia: ideologías que parecen opuestas se alinean cuando los negocios, la geopolítica y el control corporativo lo exigen.
Italia actúa como epicentro de esta maquinaria. En Chile, la empresa italiana Enel controla gran parte de la electricidad, mezclando transición energética con dependencia extranjera. En Venezuela, el gigante italo ENI mantiene su extracción de petróleo y gas, incluso bajo sanciones internacionales, transformando la retórica de derechos humanos en pragmatismo económico. Contratos y conveniencias geopolíticas pesan más que la ética.
El eventual encuentro Boric–Meloni no sería un acto diplomático cualquiera. Sería la fotografía de un absurdo: un progresista latinoamericano que condena la barbarie, estrechando manos con la dirigente europea señalada por respaldar políticas que alimentan la guerra. América Latina observa desde lejos: Venezuela, Cuba, Nicaragua, Brasil, Colombia y Chile han denunciado la violencia en Gaza con coherencia que contrasta con la diplomacia occidental. Allí las palabras conservan peso; aquí, Boric «el niño woke» y Meloni la donna neofascistas, cumplirían un guion que los supera.
La política se convierte en performance; los contratos y la geopolítica dictan la danza. Boric sonríe, Meloni también, pero detrás de las sonrisas, la sala sabe: la moral es un decorado y los líderes, títeres de un poder que no controlan. Como dijo 31 Minutos: “somos títeres, nada más”.
En esa frase yace la paradoja de nuestra era: la ética existe, pero no decide, y la justicia se debate entre el humo de la conveniencia.
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Corresponsalía Milano / Alfonso Ossandón Antiquera / © Diario La Humanidad
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