Eliminar el Sionismo (Parte I) : Un Imperativo de Sobrevivencia (por Pablo Jofré Leal)
Nota: Pablo Jofré Leal – Analista internacional. Especialista en temas principalmente de Latinoamérica, Oriente Medio y el Magreb – Chile.
El sionismo, ideología y visión de mundo que enmarca la vida de la entidad israelí ha sido equiparada, acertadamente, con el racismo en general y con el desaparecido apartheid sudafricano en particular, por tanto se ha llamado a su eliminación, entendiéndola como una forma de discriminación racial.
En lo específico, en este artículo me referiré al ente infanticida y criminal autodenominado Israel, que nace al campo de las relaciones internacionales el día 14 de mayo del año 1948, cuando autoproclama un nacimiento avalado por la crisis de conciencia de una serie de potencias, que no encontraron mejor formar de tratar de lavar su complicidad con los crímenes del nacionalsocialismo, que apoyar el expolio, la usurpación y el reparto de tierras palestinas. Esto, para ser entregadas mediante la llamada resolución N.º 181 que recomendó la creación de un estado judío y uno palestino en tierras palestinas.
Lo sostenido, no es una línea artificiosa de critica al sionismo o la acción desembozada de un enemigo del régimen israelí, menos aún de un historiador surgido del seno de esa sociedad, que trata de dar luces de la verdadera historia que subyace a los mitos fundacionales de Israel, como es el caso de Shlomo Sand. Intelectual que nos habla de “La Invención de la tierra de Israel” e incluso, en otros de sus libros de “la invención del pueblo judío” dando pruebas de la construcción de quimeras que deben ser desmontadas. Tampoco es el delirio de un “judío que odia a los judíos” y con esos argumentos, tratar de generar un ambiente de sospecha, contra miembros de una sociedad, cuya existencia tiene 72 años plagadas de fantasías, que de tanto repetir y enquistarlo en los procesos de enseñanza de las nuevas generaciones se convierte en un dogma de fe.
La conceptualización del sionismo como concepto y práctica necesario de eliminar, a la cual hago referencia, surge el 10 de noviembre del año 1975, en el seno de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Votación en la cual con 72 votos a favor 35 en contra y 32 abstenciones se aceptó la definición de esta ideología, que con el paso de los años demostraría la plena justeza en cada palabra enunciada. Fue la Resolución N.º 3379 que develó a ojos del mundo a una ideología israelí, estrechamente ligada al régimen supremacista sudafricano, calificándola como racista y necesaria de eliminar (1) El trabajo de los grupos de presión a favor del sionismo, radicados tanto en Estados Unidos, como en Francia y Gran Bretaña, impulsaron una fuerte campaña de chantaje internacional tras la primera Intifada al señalar, que cualquier conversación entre el pueblo palestino y el régimen colonizador y ocupante de su territorio debía tener como primer punto la derogación de la resolución N.º 3379. Dicha conducta chantajista y la historia de crímenes del sionismo en estos años, contra el pueblo palestino y países de la región, hacen indispensable el reinstaurar dicha resolución, no es posible seguir soportando la existencia de una ideología que ha concretado una sociedad violenta, racista enajenada y mitómana.
Las políticas que tratan de invisibilizar las acciones delictivas de ciertos regímenes, sus conductas violatorias del derecho internacional y los derechos de millones de seres humanos son propias de entidades dotadas de ideologías extremistas, caracterizadas por una esencia mesiánica, supremacista, y una raíz donde el racismo se impone en la consolidación de leyes nacionales, que no tienen reparo en segregar a parte importante de la población como es la realidad de la llamada Ley de estado nación judía. Una ley que define a esa entidad como exclusivamente judía, donde se promueve la superioridad étnica promoviendo políticas racistas. Bajando, a su vez, de categoría al idioma árabe quitándole su carácter de oficial y al mismo tiempo establecer que la construcción y consolidación de la política de asentamientos en los territorios palestinos ocupados “es un interés nacional”. Esto, a pesar que claramente constituyen crímenes de guerra y están expresamente prohibidos por el IV Convenio de Ginebra y que entraría en la jurisdicción del Tribunal Penal Internacional. Recordemos, que los civiles que se encuentran en zonas de conflicto y territorios ocupados gozan de la protección conferida por los 159 artículos del cuarto Convenio de Ginebra.
Lo señalado precedentemente, por sí solo, es prueba evidente de lo falso que resulta hablar de Israel como la única democracia de oriente medio. No sólo dicha afirmación es ilusoria, sino que resulta un insulto a la memoria de decenas de miles de hombres y mujeres, entre ellos miles de niños asesinados en estos 72 años, en que colonos extranjeros, muchos de ellos de creencia judía se constituyeron como un referente internacional. Miles de palestinos de todas las edades sobre cuyos huesos, su sangre, sus propiedades se comenzó a alzar una entidad que necesitaba construir mitos fundacionales. No puede hablarse de una democracia cuando estamos en presencia de un régimen racista, que segrega, que construye muros que van separando y desmembrando día a día las tierras palestinas.
Una entidad que construye carreteras exclusivas para colonos enquistados en Cisjordania, que usurpan sus tierras, que expolian sus acuíferos, que explotan dicho territorio y exportan los productos que son robados al pueblo palestino. Una acción que los organismos internacionales definen como crimen de guerra y que sin embargo recibe el beneplácito y el apoyo de Estados Unidos, que mediante una determinación del gobierno de Donald Trump definió dar su beneplácito, a que los productos generados por israelíes ocupantes en tierras palestinas lleven la marca “Made In Israel”. Decisión dada a conocer en la visita que el pasado 22 de noviembre efectuó, a una colonia sionista en Cisjordania, el secretario de estado norteamericano Mike Pompeo, como parte de la desestabilización agónica de la alianza entre Trump y Netanyahu.
No puede ser democrática una sociedad, que lo mismo se vanagloria de tener ciudades gay Friendly como su capital Tel Aviv y a pocos kilómetros de allí, al otro lado del muro de 720 kilómetros de largo, que ha creado un campo de concentración en Cisjordania, asesinar impunemente a la población palestina. Una sociedad que premia a los francotiradores, que desde la línea de separación con la bloqueada Franja de Gaza destrozan la vida de todo aquel que exige su legítimo derecho a vivir. Resulta una broma macabra el defender la existencia de una ideología criminal, como es el sionismo, escudándose en los crímenes cometidos, a mediados del siglo XX por una potencia europea como era la Alemania del Tercer Reich y haciendo pagar los costos de ese exterminio al pueblo palestino.
¿Qué responsabilidad tuvo Palestina en la creación de campos de concentración para internar ahí a ciudadanos de distintos países de confesión judía pero también gitanos, personas con deficiencia mental, prisioneros de guerra, especialmente soviéticos, políticos de la izquierda alemana y de los países que iban siendo conquistados por el nacionalsocialismo? ¿Cuál es la responsabilidad del pueblo palestino, para perder, primero, el 56% de su territorio sustentado en una resolución que recomendaba y que sin embargo ha servido de sustento legal falso del sionismo, para hablar de cumplimiento de determinaciones de la ONU. El Plan Dalet sionista, preparado aún antes del 14 de mayo del año 1948 significó el inicio de la Nakba palestina, la destrucción de 385 aldeas palestinas, el desalojo y expulsión de sus habitantes con el objetivo de usurpar sus tierras, robar sus propiedades y bienes y luego borrar el carácter árabe de esos pueblos y aldeas, para luego proceder a su judaización.
Ese porcentaje, definido discrecionalmente por una organización (ONU) nacida tras el fin de la segunda guerra mundial, fue sólo el inicio de un proceso de expansión que no termina. Una conducta que significa tener ocupado después de 72 años, por parte de extranjeros, el 75% de su territorio histórico, donde se han instalado colonos moldavos, rusos, bielorrusos, polacos, alemanes, ucranianos, estadounidenses (los colonos de esta nacionalidad por sí solos representan el 10% de los ocupantes sionistas en Cisjordania), franceses, argentinos, chilenos, entre otros y verse sometida a una ideología expansionista, que considera a todo no judío como un goyim, un animal, una langosta, un subhumano. Un animal que camina en dos patas como lo describió un dirigente sionista“ (2) .
Al analizar la enseñanza dada en Israel, lo que se transmite y que el estudio de Nurit Peled-Elhanan nos entrega “muestra el verdadero lavado de cerebro que se practica en las escuelas israelíes. Nunca se presenta a los palestinos como seres humanos… sino como un “problema”, no se usa jamás la palabra “palestinos” y les presentan como seres primitivos con prácticas tribales y arcaicas, siempre “hostiles, agresores o terroristas”. La glorificación del régimen es permanente: “Nadie puede comprender nuestra situación mejor que nosotros mismos” es el principal argumento que explica a los alumnos por qué el derecho internacional no puede aplicarse al Estado de Israel”.
Al preguntarnos, como lo hace Rudi Barnet en Michelcollon.info en su artículo si “¿los manuales escolares israelíes se corresponden con todas las categorías del discurso racista tanto verbal como visual? No faltará el aprendiz de Hasbara que va a sostener que eso es una pregunta que avanza hacia el antisemitismo ¿una acusación antisemita como suelen hacerlo los que se resisten a ser reconocidos como criminales o cómplices? No, no es así. Se trata de la opinión de la mencionada Nurit Peled-Elhanan, profesora israelí especializada en pedagogía de la Universidad hebraica de Jerusalén, Hija de un general y madre de un adolescente de 14 años muerta en un atentado suicida palestino – por lo tanto fuera de toda duda que además sea una infiltrada o una judía que odia a los judíos. Premio Sajarov 2001 y una de las promotoras del Tribunal Russell para Palestina. Ella, en su libro “Palestina en los manuales escolares israelíes: Ideología y Propaganda en la educación, nos precisa que casi todos los temas contenidos en los programas de enseñanza israelíes se hallan impregnados de un nacionalismo exacerbado, racismo y consideración del otro (no judío) como un enemigo.
La hasbara sionista chilena
Este sionismo claramente delictivo, criminal, racista presiona a través de su fuerte relación con el gobierno estadounidense, como también con Francia y Gran Bretaña (los tres miembros del Consejo de Seguridad de la ONU) para que su pensamiento respecto a lo que es antisemitismo se imponga y se relacione con las necesarias críticas y denuncias contra su ideología de dominio. El sionismo israelí, como también aquel que se ha enquistado en varios países del mundo, han impuesto lo que se puede o no decir respecto a Israel, su ideología y su conducta de desprecio a los derechos humanos del pueblo palestino. En Chile dicha conducta no es distinta a la del resto del mundo, donde las comunidades sionistas suelen argumentar que las denuncias contra los crímenes del sionismo deben ser catalogados como antisemitas. Una comunidad sionista que no oculta que Israel es su segunda patria e incluso llegando a autodefinirse como chilenos, israelíes, judíos y sionistas.
Así acontece con una carta enviada a un diario chileno, por un abogado sionista, ex presidente de su comunidad y vinculado a la política ultraderechista chilena y la defensa de sus cuadros y empresarios acusados por diversos delitos: Gabriel Zaliasnik Schilkrut, que además ha aprovechado de atacar a un candidato a la presidencia chilena, militante comunista y descendiente palestino, Daniel Jadue. Así, el oportunismo de este dirigente sionista pretende abarcar más que el insistir majaderamente, que las críticas a los crímenes del sionismo deben ser castigados en el marco del lobby punitivo que la entidad israelí y sus corifeos tratan de implementar en el mundo. Zaliasnik también pretende, de este modo atacar a Jadue desde el punto de vista de su militancia y de paso apoyar a sus amigos de la derecha y la ultraderecha chilena, cuyos bonos están por el suelo al cabo de tres años de un gobierno criticado en todos los ámbitos.
El libelo de Zaliasnik (3) publicado en el Diario La Tercera, habla de la “bitácora antisemita de Jadue” en un ataque artero y propio de la Hasbara sionista, aprendida en diversos cursos a los cuales suelen asistir estos personajes. Resulta despreciable que este abogado penalista, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile pueda hablar de la ley y el derecho cuando defiende a una entidad como la israelí, que ha violado todas las resoluciones emanadas del Consejo de Seguridad de la ONU y determinaciones de su asamblea general, como también de instituciones como la UNESCO, UNICEF, entre otras, convirtiendo a este régimen en un paria violador de las leyes internacionales. Al menos debería discutirse si la labor profesional del Sr. Zaliasnik, en la Facultad de Derecho de la Universidad más importante del país, dignifica a la Casa de Bello o constituye una afrenta.
El sionismo exige a todo el mundo y a los gobiernos, que se pongan en práctica las resoluciones de la ONU vinculadas con temas como el negacionismo del holocausto, de la sanción a la glorificación del régimen nazi e incluso el que se asuma como ley universal sus propias interpretaciones de lo que es o no antisemitismo. Esto mientras este mismo sionismo victimizado, ejerce las más graves violaciones a los derechos humanos del pueblo palestino y de naciones vecinas como el Líbano, Siria, Irak entre otras. Una entidad sionista que ejecuta asesinatos selectivos y se vanagloria de esto.
Un régimen que practica la discriminación racial, que ha creado enormes campos de concentración donde se ha encerrado a la población palestina (Franja de Gaza y Cisjordania) controlando todos los aspectos de su vida. Impidiendo el retorno de los refugiados expulsados a partir del año 1948. Un sionismo que comete crímenes de odio, realizando expulsiones masivas de la población palestina, demoliendo miles de viviendas, destruyendo cultivos y exterminando a una población que ha pagado durante 72 años una crisis de conciencia occidental, soportando la conformación de un régimen nacionalsionista, tan criminal como aquel que se supone cometió crímenes contra aquellos que se declaran víctimas y familiares de las víctimas de los crímenes del Tercer Reich.
Por ello resulta despreciable, además de peligroso que los gobiernos del mundo estén sometidos a un constante chantaje por parte de los activistas sionistas, tanto los que viven en la palestina ocupada como aquellos que habitan en países, que parecen sólo servirles de cuarteles generales pues sin excepción suelen declarar que Israel es también su patria, calificándose, por ejemplo, como chilenos, judíos, sionistas e israelíes. Lo que explica el enorme trabajo de consolidación de esta ideología y sus influencias allí donde haya un amante del sionismo, como lo ejemplifica el definido como único diputado judío en el congreso de Chile, Gabriel Moisés Silber (4) quien en un Twitter emitido contra mi persona esgrime el clásico, débil y deficiente argumento respecto a que mis denuncias frente a los crímenes del sionismo son expresiones antisemitas. Tal declaración y su mudez frente al llamado a debatir sobre el tema, me obligó a responder vía el portal www.segundopaso.es artículo replicado en diversos medios nacionales e internacionales.
¿Qué argumentos esgrime para ello? Ninguno, simplemente, a la luz de la lectura básica Gabriel Silber, demuestra las mismas ideas expresadas por Zaliasnik, Gerardo Gorodischer o cualquiera de los dirigentes de la causa sionista en Chile, incluyendo a la reciente embajadora del régimen israelí en Chile, la cientista política de padres alemanes, nacida en Argentina y quien emigró a los territorios ocupados de la palestina histórica, Marina Rosenberg, quien suele “honrarme” al criticar mi labor de denuncia a los crímenes de su entidad. Tal como lo hace, igualmente, uno de los portales más extremistas del sionismo de habla castellana radicada en la palestina histórica ocupada: Hatzad Hasheni (5) y dirigida por un relacionador público y guía de turismo argentino llamado Gabriel ben Tasgal, operador de los servicios de inteligencia israelí en los cursos entregados a cuerpos policiales y militares de Latinoamérica, donde se les instruye sobre lo que denomina el Yihadismo, además de sus clases de Hasbara.
Este personaje junto a chilenos, como Gabriel Colodro, que trabajan con él fueron los creadores de un video audiovisual, no sólo de escasísima calidad, sino que burda en el objetivo de pretender atemorizar a los que critican su ideología. Un trabajo elaborado en “Sionwood” la meca de los audiovisuales sionistas, que sacó a la luz el llamado “Proyecto Centinela” propio de los servicios de inteligencia, destinados a tratar de maquillar la cara de esta “democracia israelí” y al mismo tiempo realizar una labor de soplonaje activo, de surtir de argumentos falsarios a una comunidad sionista, falta de premisas verdaderas. Un proyecto que denuncié y catalogué en su momento como la nueva herramienta de espionaje sionista (6) Un video, que al mejor estilo nacionalsocialista, pero ahora en un marco sionista, entregan instrucciones, para que sus seguidores en forma anónima y cobarde delaten a vecinos, periodistas, políticos, todo aquel que le suene a antisemita, antisionista o antijudío en esta mezcolanza que su propaganda goebbeliana nos quiere sumergir. Debemos estar muy atentos a este tipo de labor, que paso a paso, contando para ello con un presupuesto millonario, pretende invisibilizar al pueblo palestino, su vida, su historia y cubrirlo con una historia falsaria de una entidad que tiene 72 años de vida.
Otra de las labores del lobby sionista, que han estado ejecutando sus distintas organizaciones sionistas, sobre todo en Latinoamérica, es insertar y obligarnos como países a asumir como propia la definición de antisemitismo, que ha sido elaborada por una organización sionista internacional llamada La Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA por sus siglas en inglés). Esta, mediante un trabajo sostenido, impulsado desde el gobierno de Israel y sus múltiples instituciones y entidades dedicadas a implementar la Hasbara, implica, por ejemplo, la invitación a la palestina histórica ocupada de congresistas, empresarios, periodistas y todo aquel que pueda apoyar las intenciones hegemónicas del sionismo. Temas que trataré en la segunda parte de este artículo.
Pablo Jofré Leal
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