El plan de anexión de Cisjordania es sólo otro juego sucio que Israel juega con Occidente.
¿Podría Israel ser tan imprudente como para echar a perder un acuerdo tan trascendental como su propia normalización con los Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Sudán y Marruecos?
Diario La Humanidad
En cuanto a planes astutos, la afirmación de Israel de que se anexionará el 80% de Cisjordania es de lo más atrevida y disparatada. Pero ¿funcionará? Y, quizás más importante aún, ¿es una amenaza que pretenden llevar a cabo o es simplemente un engaño?
Cisjordania a menudo recibe poca atención informativa y rara vez recibe la atención mediática que merece. Algunos podrían disculparse por el hecho de que este último anuncio de los ministros de extrema derecha israelíes sobre su intención de anexar Cisjordania sea inesperado. De hecho, los israelíes llevan tiempo considerando el plan. Si no fuera por el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023, una política más prolongada y mesurada, permitiendo que los colonos lo hicieran por ellos —con algunos días de intervención militar ocasional—, podría haber funcionado. Algunos incluso argumentarían que el robo de tierras y el trabajo sucio de los colonos armados, que roban casas y tierras, jugó un papel clave en el ataque de Hamás. Pero lo cierto es que la idea no es nueva, e Israel siempre ha querido tomar más territorio y controlar Cisjordania, y ahora tiene el pretexto perfecto para hacerlo.
El momento de este anuncio merece una segunda mirada. Si consideramos que Israel ha dado muchos pasos victoriosos en los últimos meses —decapitando a Hezbolá en el Líbano, heredando Siria y llevando a cabo lo que algunos analistas occidentales consideran un ataque exitoso contra Irán—, es justo decir que la confianza en Netanyahu y sus compinches está en su punto más alto. Los fanáticos acérrimos de la derecha presionarán para que se lance con todo tanto en Gaza como en Cisjordania, dado que tienen a Trump en la Casa Blanca y podrían considerar que todo es posible, dada su ignorancia y servidumbre. Tomemos Cisjordania como ejemplo.
Sin embargo, es la reciente iniciativa de varios países de la UE de reconocer a Palestina la que impulsa esta maniobra. Aunque las votaciones en la ONU serán sin precedentes, ya que Francia, el Reino Unido, Portugal, Canadá y Australia presionan por el reconocimiento de Palestina, la iniciativa seguirá siendo bloqueada por Estados Unidos. Sin embargo, el simbolismo seguirá siendo importante en el largo camino de Palestina hacia su propio Estado. Israel debe dar una lección a los europeos, y el plan de Cisjordania, aunque bastante rudimentario, será eficaz para lograrlo: si ustedes presionan por un Estado palestino, nosotros crearemos nuestro propio Estado en Cisjordania.
Los israelíes probablemente creen que basta con que uno de estos países occidentales se retracte de su ferviente plan de apoyar la idea de un Estado palestino para que este se derrumbe como un castillo de naipes. Es posible que confíen en que el Reino Unido sea el eslabón más débil, ya que incluso los más fervientes partidarios de Keir Starmer dudan de que este mantenga su supuesta amenaza de apoyar el voto a favor de un Estado palestino. Después de todo, su historial de vaivenes no tiene precedentes.
Tal vez esa sea la intención al enviar al presidente de Israel, Isaac Herzog, a visitar a Starmer en Londres en los próximos días.
Sin embargo, como casi todo lo que hace Israel, no parece haber una estrategia a largo plazo. Como siempre, la entidad sionista trabaja día a día y vive cada día como viene. Porque, así como creen que Occidente tiene su punto débil —la anexión de Cisjordania—, ellos también tienen su propio talón de Aquiles, que la élite de los Emiratos Árabes Unidos conoce de sobra. Tan pronto como se anunció el plan en los medios occidentales, los funcionarios de los Emiratos Árabes Unidos se apresuraron a advertir que esto sería una «línea roja», insinuando que los actuales Acuerdos de Abraham, firmados por Abu Dabi, quedarían en ruinas si seguían adelante. ¿Podría Israel ser tan imprudente como para echar por la borda un acuerdo tan trascendental como su propia normalización con los Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Sudán y Marruecos —mientras que Arabia Saudí también considera unirse— a cambio de una victoria simbólica sobre un puñado de países de la UE y sus engañosas posturas políticas? Improbable.
La realidad es que la estafa que Israel intenta llevar a cabo es un farol masivo que fácilmente puede salir mal. Si bien ha ganado la guerra en Gaza en muchos sentidos y está logrando sus objetivos en Cisjordania, ha perdido la guerra mediática, ya que cientos de millones de personas en todo el mundo simplemente no pueden aceptar el nivel de depravación bíblica al que han llegado los salvajes en el poder en Israel con el genocidio y la limpieza étnica que se están llevando a cabo tanto en Gaza como en Cisjordania.
Una generación entera que ha visto la representación hollywoodense del Holocausto en películas como La lista de Schindler y cree haber comprendido lo que hicieron los nazis en la Segunda Guerra Mundial no puede comprender los horrores de bombardear a mujeres y niños en tiendas de campaña o dejarlos morir de hambre.
Simplemente va más allá de una línea de comprensión racional y ha mostrado al mundo de lo que Israel es realmente capaz y la artimaña de Cisjordania es realmente un ejemplo de lo poco en sintonía que están Netanyahu y su camarilla con cómo el mundo los ve y cómo los medios occidentales ya no tienen el poder que tenían hace veinte años cuando Israel se retiró de la Franja de Gaza.
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Fuente e imagen: strategic-culture.su
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