El Centro Adam Smith en Uruguay:

25/09/2025 (De izq. a dcha.) Carlos Díaz-Rossilo (Adam Smith Center for Ecomic Freedom), Yamandú Orsi (presidente de Uruguay), y Núria Vilanova (CEAPI) NORTEAMÉRICA ESTADOS UNIDOS ECONOMIA Cedida
Detrás de la máscara académica, una red de poder continental
NOTA: Andrés Silva, diario la Humanidad
Montevideo, Uruguay
En septiembre de 2025 se anunció oficialmente la instalación en Uruguay del Centro Adam Smith para la Libertad Económica, un proyecto impulsado por la Florida International University (FIU). La noticia se presentó como un paso en la cooperación académica internacional, con promesas de formación, investigación y debates sobre “libertad económica”. Sin embargo, detrás de esta fachada académica se esconde un entramado político y financiero que merece ser analizado a fondo.
El plantel de nefastas figuras asociadas al centro Juan Guaidó, Luis Almagro, Mauricio Macri, Álvaro Uribe junto con la designación de Andrés “Andy” Rivas como representante en Uruguay, encienden señales de alerta. Lejos de un simple intercambio académico, el centro parece articularse como un think tank político de derecha continental, con vínculos en redes de financiamiento internacional, estrategias de desestabilización y cuestionados antecedentes en materia de corrupción y violaciones de derechos humanos.
¿Qué es el Centro Adam Smith?
El Adam Smith Center for Economic Freedom fue creado en 2020 en Florida, impulsado por el gobernador Ron DeSantis y la legislatura estatal. Su desembarco en Uruguay se presenta como “primera sede internacional”, con actividades de capacitación y conferencias. La elección de Uruguay no es casual, el país mantiene una imagen de estabilidad democrática y de “neutralidad”, lo que le otorga al proyecto un barniz de legitimidad institucional.
Sin embargo, el nombre y el programa no son neutros. Adam Smith, figura central del liberalismo económico, es usado como emblema para promover políticas de mercado, privatización y apertura a capitales. Más allá de la academia, estos centros funcionan como plataformas de soft power, buscando formar cuadros, legitimar narrativas y tejer redes con empresarios y políticos alineados a una agenda ideológica específica.
El operador en Uruguay: Andy Rivas
El elegido para representar al centro en Uruguay es Andrés “Andy” Rivas, consultor geopolítico y asesor de campañas políticas en la región. Su designación revela que no se trata de un proyecto académico independiente, sino de un espacio con fuerte impronta estratégica.
Rivas ha trabajado en consultorías de comunicación política y mantiene vínculos con redes internacionales de derecha. Su rol en el centro apunta a consolidar el proyecto como plataforma de lobby, conectando conferencistas, financiamiento extranjero y articulación con sectores locales. La pregunta salta a la vista, ¿con qué dinero opera este centro y bajo qué cláusulas de transparencia?
Juan Guaidó:
La figura de Juan Guaidó se convirtió en símbolo de la estrategia de “cambio de régimen” o Golpe Blando contra Venezuela. Reconocido en 2019 como “presidente interino” por Estados Unidos y varios gobiernos, su liderazgo se apoyó en recursos provenientes de activos venezolanos congelados en el extranjero y en millonarias donaciones internacionales.
Pero pronto surgieron las denuncias:
- Fondos humanitarios desviados: investigaciones periodísticas y la denuncia de los propios artistas, documentaron irregularidades en el manejo de las donaciones de dinero destinado a la “ayuda humanitaria” en Colombia, especialmente en torno al concierto Venezuela Aid Live en Cúcuta. Estos recursos fueron usados con fines personales por miembros de su equipo y la gran mayoría fueron a parar a las arcas del autoproclamado Guaidó.
- Activos internacionales disputados: el oro venezolano retenido en el Bank of England, así como fondos congelados en bancos de EE.UU. y Europa, fueron objeto de una batalla legal. Sectores de la oposición ligados a Guaidó intentaron hacerse con esos recursos, en medio de denuncias de opacidad.
- Cifras millonarias: el propio gobierno venezolano acusó a Guaidó y su entorno de intentar apropiarse de al menos 53 millones de dólares, mientras que la oposición interna denunció gastos sin justificar y contratos opacos.
Lejos de ser el líder democrático que prometió “rescatar” Venezuela, Guaidó terminó debilitado, acusado de corrupción y señalado como operador de intereses externos. Que hoy aparezca como referente del Centro Adam Smith es un claro indicio de que la iniciativa busca legitimar a figuras desgastadas de la derecha continental.
Luis Almagro:
Ex canciller uruguayo y secretario general de la OEA, Luis Almagro es otro de los nombres vinculados al centro. Su carrera está marcada por una constante: allí donde intervino, la crisis política se profundizó.
- Bolivia 2019: el informe de la OEA sobre las elecciones bolivianas fue clave para el derrocamiento de Evo Morales. El documento hablaba de “irregularidades”, pero posteriores análisis académicos cuestionaron su validez estadística. El rol de Almagro fue señalado como catalizador del golpe de Estado.
- Venezuela y Nicaragua: desde su puesto en la OEA, promovió sanciones y aislamientos diplomáticos, alineándose con la estrategia de Washington.
- Escándalos internos: la OEA abrió investigaciones éticas contra él por conductas inapropiadas con una colaboradora, lo que debilitó aún más su credibilidad.
Almagro se presenta como defensor de la democracia, pero en los hechos su legado está asociado a golpes de Estado, sanciones y alineamiento con la CIA y la política exterior de EE.UU..
Mauricio Macri:
El expresidente argentino Mauricio Macri (2015–2019) también aparece en la nómina del centro. Su mandato dejó una marca imborrable en la región, un acuerdo histórico con el Fondo Monetario Internacional por más de 50 mil millones de dólares, el mayor de la historia del organismo.
Ese endeudamiento condicionó la economía argentina hasta hoy y se firmó sin debate público, con cláusulas opacas y en beneficio de sectores financieros internacionales. Parte de esos fondos no se sabe en dónde están .
Además, Macri fue señalado en los Panama Papers por el uso de sociedades offshore y enfrentó denuncias de corrupción en torno a contrataciones públicas y vínculos con Odebrecht. Su inclusión en el Centro Adam Smith no es casual, representa la agenda neoliberal clásica de endeudamiento, privatización y subordinación al capital financiero.
Álvaro Uribe:
Quizás el nombre más polémico de todos es el del expresidente colombiano Álvaro Uribe Vélez.
- Paramilitarismo: El junto a su hermano Santiago Uribe, crearon el grupo paramilitar los 12 Apóstoles, pero además durante su carrera política ha sido acusado reiteradamente de mantener vínculos con grupos paramilitares que sembraron el terror en Colombia. Investigaciones judiciales y testimonios de ex paramilitares lo han mencionado en repetidas ocasiones.
- Falsos positivos: bajo su presidencia (2002–2010), miles de jóvenes colombianos fueron asesinados por el ejército y presentados como guerrilleros abatidos para inflar estadísticas de “éxitos militares” y pagarse a ellos mismos las recompensas. Se estima que hubo más de 7.000 víctimas.
- Procesos judiciales: aunque Uribe espera que se revise la sentencia que recibió a 12 años de prisión domiciliaria, enfrenta procesos en la justicia colombiana y denuncias en instancias internacionales por violaciones a los derechos humanos.
La presencia de Uribe en el Centro Adam Smith convierte la iniciativa en un espacio de legitimación para uno de los políticos más cuestionados de América Latina.
Una red de intereses ocultos
La confluencia de estas figuras en el Centro Adam Smith no es casualidad. Responde a una estrategia clara:
- Legitimar figuras en crisis: Guaidó, Almagro, Macri y Uribe arrastran denuncias y un desgaste político evidente. El centro les ofrece una nueva plataforma para reposicionarse.
- Promover la agenda neoliberal: privatizaciones, desregulación y apertura a los capitales internacionales bajo el discurso de la “libertad económica”.
- Articular lobby político: con Andy Rivas como operador, el centro puede funcionar como puente entre financiamiento internacional, empresarios locales y partidos de derecha en Uruguay y la región.
- Blanquear intereses geopolíticos: al instalarse en Uruguay, país con reputación democrática, el centro intenta dar cobertura académica a actores cuestionados, diluyendo sus pasados.
La máscara se les cae
La llegada del Centro Adam Smith a Uruguay no es una mera cooperación académica: es la construcción de un búnker ideológico de la derecha continental, con operadores locales y figuras internacionales con pasados oscuros.
Frente a esto, la sociedad uruguaya tiene el derecho y la obligación de exigir transparencia:
- ¿Quién financia el centro y con qué condiciones?
- ¿Cuál es el rol de Andy Rivas y qué vínculos mantiene con partidos políticos?
- ¿Qué tipo de formación y actividades impulsará el centro?
- ¿Por qué se legitima a políticos denunciados por corrupción, golpes de Estado y violaciones de derechos humanos?
El verdadero objetivo no parece ser la investigación académica, sino la construcción de redes de poder al servicio de intereses financieros, geopolíticos y asegurar el patio trasero ante la pérdida hegemónica de EE.UU.
Esta estrategia de caballo de Troya bajo el nombre de Adam Smith se instalará en Uruguay y es ahí que nos surgen algunas pregunta, ¿Tiene Andy Rivas algún tipo de vínculo con la cancillería uruguaya?, ¿El gobierno de Uruguay a que esta jugando y con quien?. El paso del tiempo no va a demorar en arrojar las respuestas que la sociedad se merece escuchar.
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