El Fin de la Izquierda en Chile: Cómo el Gobierno de Boric Impulsó la Victoria de José Antonio Kast
Crisis económica, inseguridad y promesas incumplidas marcaron la derrota del oficialismo y sellaron el giro político más brusco desde el estallido social
Diario La Humanidad
La victoria de José Antonio Kast en las elecciones presidenciales de Chile no solo representa el regreso de la derecha al poder, sino también el colapso definitivo del proyecto político de Gabriel Boric y la nueva izquierda chilena. Marcado por la inseguridad ciudadana, el estancamiento económico, los escándalos políticos y un profundo desencanto social, el gobierno saliente terminó convirtiéndose en el principal argumento electoral de su adversario. El resultado refleja un voto castigo que redefine el mapa político del país y anticipa un nuevo ciclo de orden, seguridad y realismo económico.
La resaca electoral en Chile se siente pesada. No por la intensidad de la celebración o la frustración, sino por la velocidad y contundencia con la que el péndulo político ha oscilado. Tras el triunfo de José Antonio Kast en la elección presidencial de este fin de semana, el país no solo ha cambiado de mando, sino que ha enviado un mensaje inequívoco: el experimento de la “nueva izquierda” liderada por Gabriel Boric ha concluido abruptamente. El titular es crudo, pero la evidencia es elocuente: la propia gestión del presidente saliente se convirtió en el argumento más poderoso para el retorno de la derecha.
La victoria de Kast no puede entenderse solo como un triunfo ideológico de la derecha radical, sino como la capitalización perfecta de una serie de factores objetivos que erosionaron la base de apoyo del oficialismo. La presidencia de Gabriel Boric, que comenzó con la promesa de una transformación profunda, terminó asfixiada por una realidad económica y de seguridad que su coalición no supo o no pudo gestionar eficazmente.
La Fragilidad Económica y la Promesa Incumplida
Uno de los pilares de la derrota fue, sin duda, la economía. Si bien el gobierno de Boric heredó los efectos de la pandemia y la alta inflación global, las expectativas generadas por el “Apruebo” inicial y la promesa de un Estado de Bienestar robusto chocaron con la realidad de las cifras. La izquierda había prometido una “primavera” económica que se sintió como un invierno prolongado, con un crecimiento anémico y una inflación que golpeó directamente el bolsillo de la clase media y los sectores populares.
Seguridad y Orden Público: La Agenda Perdida
El factor que más daño infligió al gobierno saliente fue el colapso de la percepción de seguridad. La promesa de “refundación” del sistema de orden público se tradujo, en la práctica, en una dificultad para contener el aumento del crimen organizado y la delincuencia común. La propia retórica pasada de la izquierda, que a menudo relativizó el orden público, regresó como un boomerang fatal, permitiendo que Kast monopolizara el discurso de la firmeza.
El Desgaste Ideológico y la Realpolitik Exterior
La política exterior de Boric, marcada por una fuerte alineación con el bloque occidental, también contribuyó al quiebre de su base. El presidente buscó posicionar a Chile como un actor moral en la escena global, pero esto tuvo un costo interno al distanciar a su administración de las sensibilidades tradicionales de la izquierda latinoamericana.
- Alineamiento con EE. UU. y el TPP11: Pese a la retórica antiimperialista de su sector, Boric sostuvo reuniones bilaterales cordiales con el entonces presidente de EE. UU., Joe Biden, buscando acuerdos económicos y apoyo en la inversión. La ratificación del TPP11, un acuerdo fuertemente resistido por la izquierda radical, se interpretó como una claudicación ante los intereses del libre comercio y los bloques occidentales.
- Apoyo a Zelenski y el Costo de la Controversia: El presidente Boric estableció una relación de apoyo incondicional a Volodímir Zelenski, condenando categóricamente la invasión rusa. Sin embargo, este respaldo se mantuvo incluso después de que el gobierno ucraniano incorporara oficialmente a la Brigada Azov (unidad con conocidos orígenes ultranacionalistas y de extrema derecha) a las Fuerzas Armadas de Ucrania. Esta decisión de Zelenski, si bien es una estrategia militar ucraniana, fue utilizada por sectores de la izquierda chilena y latinoamericana para criticar a Boric, viéndolo como un respaldo a una causa que involucra elementos ideológicamente repudiables, un factor que profundizó la distancia entre el presidente y su base histórica.
La Moderación Forzada y el Fracaso de las Reformas
El gobierno de Boric se vio obligado a virar hacia el centro para lograr la gobernabilidad, frustrando a su propia base más radical sin lograr el apoyo amplio de la centro-izquierda.
- Aprobación de Leyes de Derecha: Presionado por un Congreso de oposición, el gobierno debió ceder en proyectos clave, aprobando leyes de seguridad con mayor poder policial y mostrando resistencia a modificar significativamente el modelo económico. Estos movimientos, si bien pragmáticos, generaron desafección en el mundo progresista.
- Escándalos y Desgaste: El caso “Convenios” y las polémicas internas en la coalición del gobierno generaron una sensación de ineficacia y falta de probidad, alimentando la narrativa de que la “nueva política” era tan vulnerable a los vicios como la antigua.
Conclusión: El Voto Punitivo
La victoria de José Antonio Kast es, en gran medida, un voto punitivo contra el statu quo percibido.
El gobierno de Gabriel Boric, en su intento por ser la gran transformación de la izquierda, terminó por demostrar su ineficacia en las prioridades ciudadanas (seguridad, economía y orden). Al no cumplir con las promesas radicales y al fracasar en el manejo de la crisis social, el gobierno no solo perdió la elección: pavimentó el camino para que el electorado buscara una alternativa diametralmente opuesta, transformando irónicamente la gestión de Boric en el argumento de campaña más efectivo de Kast.
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Nota: César Ulloa Ramírez, Periodista Internacional
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Fuente e imagen: radarciudadano.news – AFP
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