Los Ellison: Política, Tecnología y Poder
La dinastía invisible que controla los datos, las narrativas y la atención del siglo XXI.
NOTA: Andrés Silva, Diario la Humanidad
Montevideo – Uruguay
En 1977, cuando Silicon Valley todavía era un puñado de fábricas recicladas y garajes improvisados, un joven Larry Ellison fundó Oracle. En aquel entonces afirmó algo que sonó exagerado y casi mesiánico, “Quien controle los datos, controlará el mundo.” Ha pasado casi medio siglo, y la sentencia ya no es futurista, es un diagnóstico de época.
Hoy Oracle se ha convertido en la espina dorsal de buena parte de la infraestructura digital del planeta. Gobiernos, bancos, hospitales, sistemas de defensa, empresas privadas y plataformas sociales dependen muchas veces en silencio de sus bases de datos y sus nubes. Y mientras Larry Ellison consolidaba ese poder estructural sobre la información, sus dos hijos, David y Megan, se posicionaban en otro frente igual de decisivo, el control cultural, narrativo y audiovisual de masas.
Lo que emerge es una familia que, sin ser parte del radar público habitual, opera en los tres ejes más determinantes del poder contemporáneo, datos, historias y atención. O dicho de otra forma, código, contenido y conversación.
Este artículo examina cómo los Ellison se han posicionado, casi sin escrutinio, en una arquitectura que combina la infraestructura que almacena lo que sabemos, las plataformas que moldean lo que vemos y los estudios que producen las narrativas de nuestra cultura. Una concentración de poder inédita en la historia del capitalismo digital.
El padre, Larry Ellison, el custodio silencioso de los datos del mundo
Larry Ellison no es simplemente uno de los empresarios más ricos del planeta. Es, desde hace décadas, el arquitecto de la infraestructura que acumula y gestiona los datos críticos del siglo XXI.
Oracle nació como un sistema de bases de datos relacionales una herramienta técnica para corporaciones, pero con el tiempo se expandió a sectores que van desde la seguridad nacional hasta la salud pública. Cuando en 2022 adquirió Cerner, una gigantesca proveedora de historiales clínicos, Oracle pasó a custodiar millones de registros de pacientes, información íntima, irreversible y extremadamente sensible.
La influencia de Oracle en infraestructura estatal y corporativa no se discute, simplemente es. Y esa naturalización es, precisamente, una de las fuentes de su poder, la empresa se volvió tan estructural como invisible. Nadie ve a Oracle porque está debajo de todo lo que vemos.
Oracle, TikTok y la política de la atención
En 2020, en medio de tensiones geopolíticas entre Estados Unidos y China, Oracle fue seleccionada como el “proveedor seguro” de datos de TikTok en EE.UU. Desde entonces, y cada vez con más fuerza, se ha posicionado como intermediario entre los gobiernos de ambas potencias respecto al futuro de la plataforma.
No estamos hablando de un servidor neutro. Estamos hablando de la empresa que hospeda, procesa y vigila los datos de la plataforma que concentra la mayor atención diaria del planeta. De la infraestructura que mueve la influencia cultural de una generación entera.
Si los datos son el petróleo del siglo XXI, Oracle controla los oleoductos, las refinerías y el almacenamiento.
El hijo, David Ellison y Skydance, de Hollywood al control de Paramount
Mientras el padre controla los datos, David Ellison controla la maquinaria narrativa industrial del capitalismo audiovisual.
Fundó Skydance Media, productora detrás de Top Gun, Maverick, Misión Imposible, Terminator, Dark Fate y otras franquicias de gran escala. Skydance no produce películas pequeñas, produce imaginarios de masas.
En 2024 – 2025, David Ellison dio un paso aún mayor: se convirtió en la figura central de la operación que adquirió y fusionó Skydance con el histórico conglomerado Paramount Global. Esto incluyó:
- Paramount Pictures
- CBS (uno de los principales canales de TV de EE. UU.)
- MTV
- Nickelodeon
- Varias plataformas de streaming y bibliotecas gigantescas de contenido
Con esa adquisición, David Ellison pasó a dirigir un gigante capaz de influir en generaciones enteras: desde la infancia (Nickelodeon) hasta la juventud (MTV) y la opinión pública adulta (CBS).
Paramount no es un estudio más. Es una fábrica de mitología cultural: historias, héroes, villanos, agenda pública, visiones del mundo.
David Ellison ahora decide qué narrativas se financian, qué se distribuye globalmente, qué se estrena, qué se archiva y qué se deja morir en un cajón.
La hija, Megan Ellison y Annapurna, la vanguardia crítica del cine estadounidense
Si David opera en el mainstream, Megan Ellison dirige el frente más sofisticado del cine estadounidense.
Su productora, Annapurna Pictures, ha financiado obras aclamadas como:
- American Hustle
- Her
- Zero Dark Thirty
- The Master
- Phantom Thread
Annapurna no es sólo una productora de “buen cine”. Es un actor clave en la cultura crítica estadounidense, define qué historias se consideran prestigiosas, qué narrativas entran al circuito de premios, qué discursos ganan legitimidad cultural.
Mientras David controla el entretenimiento masivo, Megan influye en el canon y en el discurso intelectual del cine.
Los Ellison no sólo producen contenido: producen criterios, estética y sensos comunes.
La ecuación del poder contemporáneo, Datos + Atención + Narrativas
Si antes el poder se medía en ejércitos, territorios o dinero, hoy se mide en plataformas y los Ellison encarnan esa transición.
Larry Ellison controla la infraestructura que guarda, procesa y distribuye datos:
Gobiernos, bancos, hospitales, empresas, plataformas.
David Ellison controla la maquinaria industrial del entretenimiento masivo:
Paramount, CBS, MTV, Nickelodeon, Skydance.
Megan Ellison controla una parte crucial del cine crítico y culturalmente prestigioso:
Annapurna, los Oscars, los festivales, los críticos.
Y entre medio, la familia opera como actor clave en el manejo de TikTok, la plataforma que captura el mayor volumen de atención del planeta.
Lo que surge no es un monopolio tradicional, sino un ecosistema de poder transversal:
- Oracle administra los datos que producimos.
- TikTok captura nuestra atención y modela nuestros hábitos.
- Paramount y Annapurna fabrican las historias que consumimos.
Entre datos, atención y relatos se forma un triángulo perfecto capaz de influir en comportamientos, imaginarios, emociones y opiniones. Es la arquitectura del poder digital y cultural del siglo XXI.
Es el control de lo que se registra, lo que se ve y lo que se piensa.
¿Una élite invisible? Por qué nadie habla de los Ellison
A diferencia de Musk, Zuckerberg o Bezos, la familia Ellison se mantiene en un perfil mucho más discreto. No lideran plataformas visibles como redes sociales o tiendas online, lideran las capas estructurales debajo de ellas.
Son los proveedores, no los productos.
Los servidores, no las interfaces.
Las infraestructuras, no las apps.
Y esa invisibilidad es parte del problema.
Si los individuos que controlan nuestros datos, nuestras narrativas y nuestra atención permanecen sin escrutinio público, el poder queda encapsulado en espacios no democráticos, opacos y blindados por contratos privados.
El peligro no es sólo lo que hacen, es que pueden hacerlo sin que nadie mire.
El nuevo poder no se ejerce solo con armas, sino también con plataformas
Los Ellison representan una de las transformaciones más profundas del capitalismo contemporáneo. Ya no se trata del control de territorios ni de presidencias, sino de:
- datos (lo que somos)
- algoritmos (lo que vemos)
- narrativas (lo que creemos)
Oracle maneja la información.
TikTok provee la atención.
Paramount y Annapurna moldean el contenido.
Es la sincronía perfecta para influir, de manera estructural, en la sociedad digitalizada.
En el siglo XXI el mundo no ya se controla solo con ejércitos, se controla con plataformas.
Y los Ellison, casi sin aparecer en titulares ni debates públicos son una de las familias que mejor han entendido y capitalizado ese nuevo paradigma.
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