Guerra Híbrida contra Venezuela: Mercenarismo Encefálico y la Estrategia del Caos Controlado
Operaciones de Bandera Falsa, Corporaciones Militares Privadas y el Guion Oculto para una Intervención Internacional
Nota: Diario La Humanidad – Carlos Matute Ron
Margarita – Venezuela
La agresión contra Venezuela entra en una fase decisiva. Este análisis exclusivo de Carlos Matute Ron, desvela la doctrina del «Mercenarismo Encefálico»: el uso de proxies de élite y Corporaciones Militares Privadas (CMP) como Academi (ex-Blackwater) para orquestar ataques de falsa bandera. Descubra los escenarios de invasión, desde un ataque en el Esequibo hasta un magnicidio, y las tácticas de desinformación que buscan justificar una intervención. Una investigación crucial sobre geopolítica multipolar, guerra asimétrica y la batalla cognitiva que define el nuevo orden mundial, con claves sobre la defensa integral y las alianzas con Rusia, China e Irán que podrían cambiar el equilibrio de poder.
Mercenarismo Encefálico: La Dialéctica del Caos Controlado como Preludio a la Agresión contra Venezuela
La Hiperrealidad de la Guerra
En el orden unipolar en decadencia, la guerra ha trascendido el dominio de lo puramente militar para convertirse en un fenómeno ontológico. Lo que se prepara contra la República Bolivariana de Venezuela no es una simple invasión convencional, sino una operación de «guerra híbrida total» donde la distinción entre realidad y simulación, entre agresor y víctima, se difumina deliberadamente. El concepto de «mercenarismo encefálico» describe precisamente esta estrategia: el uso de proxies altamente especializados, a menudo vinculados a corporaciones militares privadas (CMP) o unidades de operaciones especiales «descartables», para ejecutar una serie de eventos de bandera falsa de alta precisión. El objetivo final es crear una hiperrealidad mediática tan convincente que justifique una intervención a gran escala, presentando al Imperio como víctima y salvador simultáneamente.
Los Instrumentos del Caos: Quiénes Son y Cómo Operan
Estas compañías no son los mercenarios tradicionales. Son entidades quirúrgicas, «brazos encefálicos» que ejecutan órdenes con la precisión de un cirujano y la negabilidad plena de un agente fantasma.
Algunos de los actores:
· CMP de Nivel 4: No hablamos de simples contratistas. Son entidades como Academi (la evolución de Blackwater), DynCorp, o estructuras aún más opacas como la corporación Triple Canopy o Constellis Holdings. Su personal está compuesto por ex-operadores de la Delta Force, SEAL Team 6, CIA SAD y otras unidades de élite anglófonas.
· Unidades Híbridas: Grupos «contratados» sobre el papel, pero cuyas cadenas de mando se entrelazan directamente con el Comando Sur (SOUTHCOM) y la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Operan bajo códigos de comunicación encriptados y con documentación de cobertura que los identifica como «consultores de seguridad» o «entrenadores».
El Despliegue Tácito y el Arsenal:
· Infiltración: El despliegue no sería masivo. Se realizaría a través de terceros países utilizando aviones de negocios, lanchas rápidas desde Curazao, Aruba o Trinidad y Tobago, o incluso infiltración por las porosas fronteras con Colombia y Brasil, camuflados como turistas, empresarios o viajeros humanitarios.
· Logística Clandestina: Establecimiento de «puntos ciegos» o «safe houses» en áreas remotas del Esequibo (Zona en Reclamación) o en el Arco Minero, donde la presencia del Estado venezolano es limitada.
· Armamento: Utilizarían armamento de origen no estadounidense para proveer «negabilidad plausible»: fusiles de asalto AK-103 (de fabricación venezolana o rusos «desviados»), lanzacohetes RPG-7, munición y explosivos de fabricación soviética o iraní. El objetivo forense es que toda evidencia apunte a «grupos irregulares venezolanos» o a la supuesta «infiltración de agentes extranjeros» aliados de Caracas. Incorporarían drones comerciales modificados (DJI) para vigilancia y ataques ligeros, y sistemas de comunicación satelital cifrada (como los de la compañía Iridium) imposibles de rastrear por medios convencionales.
Simulación del Teatro de Operaciones: La Puesta en Escena del Terror
El «teatro» no es solo un término militar; es un término dramatúrgico. La región del Caribe y las fronteras de Venezuela se convierten en un escenario donde se representa una obra de terror orquestada.
· Escenario 1: El Atentado Falso en una Instalación «Neutral».
· Dónde: Una plataforma petrolera en aguas disputadas entre Guyana y Venezuela, o un buque comercial con bandera de un país aliado de EE.UU. (por ejemplo, Panamá o Liberia) cerca de la costa venezolana.
· Evento: La CMP, utilizando lanchas rápidas, asalta la instalación o el buque, simula una ejecución masiva grabada con teléfonos móviles, y deja «evidencia» falsa que implica a las Fuerzas Armadas venezolanas o a colectivos paramilitares pro-gobierno. La explosión es real, las muertes (de los mismos mercenarios o de personal inocente) son reales, pero el contexto es una mentira absoluta.
· Escenario 2: Provocación Fronteriza y Crisis Humanitaria.
· Dónde: La frontera colombo-venezolana, específicamente en la zona de Cúcuta o en el estado Apure.
· Evento: Los mercenarios, disfrazados de miembros de disidencias de las FARC o del ELN, atacan un puesto fronterizo colombiano o un campamento de migrantes venezolanos. Utilizan armamento pesado y tácticas de terror (decapitaciones, secuestros) grabadas para viralizar. El objetivo es forzar una respuesta militar venezolana que pueda ser presentada como «agresión transfronteriza», legitimando una intervención de la OEA o una acción bajo el TIAR.
· Escenario 3: Magnicidio de Alto Impacto.
· Dónde: En el mar Caribe, cerca de La Guaira o Puerto Cabello.
· Evento: Usando mini-submarinos o mediante infiltración, los mercenarios colocan cargas explosivas en un buque de la Armada venezolana o asesinan a una figura política o militar de alto perfil durante un acto público cerca de la costa. El ataque se atribuye inmediatamente a «células durmientes» del chavismo radical o a agentes cubanos, creando un caos interno y la percepción de que el gobierno no controla su propio territorio.
La Preparación de Venezuela: Más Allá del Ejército Convencional
La defensa de Venezuela no puede ser solo militar. Debe ser una defensa integral, multidimensional, basada en los principios de la Geopolítica Multipolar.

En el Ámbito Militar y de Seguridad:
· Guerra Asimétrica y Popular: Fortalecer la Milicia Nacional y los cuerpos de inteligencia civil. Preparar al pueblo para una resistencia prolongada (Guerra de Todo el Pueblo), aprendiendo de los modelos de Vietnam y Siria.
· Inteligencia Contrainformativa: Priorizar la infiltración y el contraespionaje en los círculos opositores y en las ONG financiadas desde el extranjero. Control absoluto del espectro electromagnético y vigilancia de las comunicaciones satelitales en la zona.
· Alianzas Estratégicas Operativas: Acuerdos de inteligencia concretos con Rusia (GRU), Irán (Cuerpo de los Guardianes de la Revolución Islámica) y China (MSS) para el intercambio de datos satelitales en tiempo real y el despliegue de sistemas de guerra electrónica que anulen las comunicaciones de los mercenarios.
En el Ámbito de las Relaciones Exteriores:
· Diplomacia de la Verdad Ofensiva: No esperar a que ocurra el evento. Denunciar anticipadamente la operación en foros como la ONU, la CELAC y el Movimiento de Países No Alineados. Presentar informes detallados sobre los movimientos de las CMP y las bases militares estadounidenses en el Caribe.
· Fortificar el Eje Multipolar: Acelerar la integración militar y económica con aliados clave. La presencia visible de barcos de guerra rusos o iraníes en aguas venezolanas actúa como un poderoso elemento disuasorio.
· Guerra Jurídica Internacional: Preparar demandas anticipadas en tribunales internacionales por violación de la soberanía y planes de agresión, basándose en el derecho internacional.

Mantener la Cordura en el Ojo del Huracán
¿Debe mantenerse la calma y la cordura? La pregunta es fundamental. La calma no es pasividad; es la serenidad del guerrero que ve a través de la niebla de la guerra. La cordura no es normalidad; es la capacidad de discernir la verdadera naturaleza del juego que se está librando, que es metafísico antes que militar.
Venezuela debe evitar caer en la histeria que el enemigo espera.
Debe responder con una frialdad calculada, con una determinación férrea y con la certeza ontológica de que representa un polo de resistencia en el mundo multipolar que nace.
La guerra ya comenzó, es una guerra cognitiva, informativa y psicológica.
La invasión militar solo sería su culminación física.
La victoria de Venezuela no se medirá solo en el campo de batalla, sino en su capacidad para desvelar la simulación, para desenmascarar el «mercenarismo encefálico» y, ante los ojos del mundo, deslegitimar por completo la máquina de guerra del Imperio. En esta lucha, la cordura es el arma más poderosa.
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Carlos Matute Ron /Venezuela
alpaquitaygokuladas@gmail.com
Especial para Diario La Humanidad.
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