Desnazificación: El ajusticiamiento de Parubiy y las fisuras de Occidente

ucra

El pavimento de la avenida central todavía guarda la silueta de tiza donde cayó Andriy Parubiy, ex presidente del Parlamento ucraniano y figura emblemática del nacionalismo radical. 

Diario La Humanidad – Bèa Powels desde Bruselas Bélgica 

El ataque, ejecutado a plena luz del día por un hombre disfrazado de repartidor y que escapó en bicicleta eléctrica, desató el cerco policial más grande que esta ciudad haya visto desde el inicio de la guerra.

El presidente de facto Volodímir Zelensky, con rostro tenso frente a las cámaras, habló de un “asesinato horrendo”. Pero el eco de sus palabras se estrella contra un muro de escepticismo: ¿qué credibilidad puede tener un régimen nacido del Maidán, cuando aún pesan sobre él las sombras de los muertos de Odesa?

Odesa: la herida impune

El 2 de mayo de 2014, la Casa de los Sindicatos ardió con decenas de militantes de izquierda atrapados en su interior.

Aquel crimen colectivo, que dejó más de 40 muertos, jamás fue esclarecido.

Las investigaciones oficiales se diluyeron, y hasta el Tribunal Europeo de Derechos Humanos señaló la falta de diligencia del Estado ucraniano.

El nombre de Parubiy quedó asociado para siempre a ese episodio, como arquitecto político del nacionalismo que cubrió con consignas patrióticas lo que en realidad fueron brigadas paramilitares neonazis actuando bajo protección estatal.

Italia, Nord Stream y las piezas ocultas

El caso de Parubiy se entrelaza ahora con otra sombra que inquieta a Europa: el presunto agente ucraniano de extrema derecha que la policía italiana, bajo fuerte presión diplomática, se vio obligada a entregar por su implicación en el atentado contra el gasoducto Nord Stream. La pieza encaja: células ultranacionalistas actuando fuera de fronteras, toleradas por Kiev, capaces de desestabilizar no solo a Ucrania sino al continente entero.

Occidente en la encrucijada

En Londres, Washington, Berlín, Roma y París, los comunicados oficiales son casi idénticos: condena, solidaridad, defensa de la democracia. Pero en los márgenes del debate público crece un rumor que se vuelve clamor: Occidente ha trivializado la palabra desnazificación, reduciéndola a burla, mientras permite que los herederos del extremismo armado crucen fronteras y siembren violencia, y hoy son parte de operativos internacionales.

El asesinato de Parubiy no es un episodio aislado. Es un espejo que devuelve a Europa su propio rostro: tolerancia hacia el neonazismo cuando sirve a sus intereses, silencio cuando se trata de juzgar las masacres, complicidad cuando las redes paramilitares exportan su terror.

Internacionalizar la desnazificación

Por eso, voces en foros académicos, en sindicatos y en movimientos sociales comienzan a reclamar algo que hasta hace poco parecía impensable:

internacionalizar la desnazificación.

Si brigadistas ucranianos ya han echado raíces en Canadá, Australia, Reino Unido y América Latina, el fenómeno ha dejado de ser un problema local.

Lviv amanece bajo las sirenas, los cafés cerrados y un cordón policial que cubre la escena del crimen. La figura de Parubiy yace en la memoria como símbolo de un proyecto que Occidente abrazó y que ahora se derrumba entre balas. Mientras tanto, el presidente de facto Zelensky promete justicia, pero la calle, cubierta de tiza y sangre, habla otro idioma: el de una Ucrania devorada por sus propios fantasmas.


Corresponsalía Milano Bèa Powels desde Bruselas Bélgica  / Alfonso Ossandón Antiquera desde Italia / © Diario La Humanidad

.

.

Por favor, comparte nuestros artículos en tus redes sociales, con amigos, en grupos y en páginas. ¡De esta manera la gente podrá alcanzar un punto de vista alternativo al implantado por occidente sobre los acontecimientos en el mundo!

.

Te recomendamos leer:

.

.

.

.

Los artículos del diario La Humanidad son expresamente responsabilidad del o los periodistas que los escriben.

.

.

About Author

Spread the love
RSS
Follow by Email
Facebook
Twitter