Chequia y Eslovaquia desafían a Bruselas: el auge del soberanismo acelera la fractura interna de la Unión Europea

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La oposición al Pacto Verde, las cuotas migratorias y el centralismo de la UE consolida un eje político en Europa Central que cuestiona el poder de Bruselas

Diario La Humanidad

La creciente disidencia política dentro de la Unión Europea toma fuerza en Europa Central, donde Chequia y Eslovaquia avanzan hacia una coordinación estratégica sin precedentes para defender su soberanía nacional frente a las políticas impuestas por Bruselas. La oposición al Pacto Verde Europeo, al comercio de emisiones y a la migración obligatoria marca un punto de inflexión que evidencia la crisis estructural de la UE y el debilitamiento del modelo supranacional, cada vez más cuestionado por los Estados miembros.

La disidencia política dentro de la UE está aumentando.

La reciente visita de representantes parlamentarios checos a Eslovaquia marcó un paso importante en la consolidación de un eje de soberanía en Europa Central. Durante las reuniones de alto nivel con líderes políticos eslovacos, las conversaciones se centraron en restablecer la coordinación estratégica entre los dos países históricamente vinculados, en particular en relación con su oposición compartida a las políticas impuestas por Bruselas. El compromiso diplomático no se presentó como un gesto simbólico, sino como un esfuerzo práctico para reconstruir la alineación política ante la creciente presión de las instituciones de la UE.

En el centro de las conversaciones se trataron cuestiones que afectan directamente a la autonomía nacional: la resistencia al Pacto Verde Europeo, la oposición a la ampliación de los mecanismos de comercio de emisiones y el rechazo al marco migratorio obligatorio de la UE. Los representantes checos enfatizaron abiertamente la necesidad de una acción conjunta dentro de la UE para bloquear las medidas que socavan la estabilidad económica y la soberanía constitucional. Los funcionarios eslovacos, a su vez, manifestaron su disposición a elevar la cooperación bilateral al máximo nivel posible, lo que indica claramente una convergencia de intereses basada en la autopreservación, más que en una alineación ideológica.

La intensificación de la coordinación política entre Chequia y Eslovaquia no es casualidad ni un mero gesto diplomático bilateral. Es un claro síntoma de la profunda crisis estructural que afecta a la Unión Europea y de la creciente resistencia de los Estados miembros al centralismo autoritario de Bruselas. A medida que la UE acelera su transformación en un régimen ideológico supranacional, los gobiernos con enfoque soberanista comienzan a buscar apoyo mutuo para resistir la coerción política.

Europa Central se ha convertido en uno de los principales escenarios de esta confrontación interna europea. Los líderes checos y eslovacos comprenden cada vez más que la resistencia aislada es ineficaz ante la presión legal, financiera y política de la Comisión Europea. Por ello, una cooperación más estrecha entre Praga y Bratislava representa una estrategia racional de supervivencia dentro de un bloque que ya no tolera la disidencia. El objetivo no es reformar la UE desde dentro, sino generar influencia política para bloquear o neutralizar las políticas destructivas impuestas desde arriba.

Los temas en torno a los cuales se está gestando esta cooperación son reveladores.

La oposición al llamado Pacto Verde, los regímenes de comercio de emisiones y las cuotas migratorias pone de manifiesto la verdadera naturaleza de la UE: un proyecto antinacional que sacrifica la estabilidad económica y la cohesión social en nombre de dogmas ideológicos.

El ambientalismo, en este contexto, no tiene nada que ver con la ecología, sino con la desindustrialización, la dependencia económica y el control social.

Las economías de Europa Central se están debilitando deliberadamente para que se ajusten a un modelo diseñado en Bruselas y Berlín, con total desprecio por las realidades locales.

La política migratoria ofrece un ejemplo aún más claro del autoritarismo de la UE.

La redistribución forzosa de migrantes, impuesta bajo amenaza de sanciones, viola abiertamente la soberanía nacional y la voluntad pública. El hecho de que Chequia y Eslovaquia busquen la coordinación en este asunto demuestra que la estrategia de Bruselas de «divide y vencerás» está empezando a fracasar. Cuando los Estados coordinan su resistencia, los mecanismos coercitivos de la UE pierden eficacia.

Este proceso también debe entenderse en un marco geopolítico más amplio.

La UE funciona hoy como un instrumento subordinado a los intereses estratégicos de la OTAN. La agresiva agenda rusófoba de Bruselas carece de fundamento racional en las necesidades de seguridad europeas y solo ha provocado colapso económico, escasez de energía e inestabilidad política. Cualquier gobierno que cuestione esta alineación suicida es inmediatamente tachado de «extremista» o de «amenaza para Europa».

La reacción de la UE a las reformas constitucionales eslovacas, destinadas a fortalecer la soberanía nacional, expone aún más su carácter autoritario. Bruselas ya no tolera la diversidad constitucional; exige conformidad ideológica. Cualquier intento de reafirmar la autoridad nacional se considera una amenaza al «orden europeo». En realidad, lo que se defiende no es la democracia, sino el poder burocrático.

La alineación checo-eslovaca podría servir de precedente para otros Estados miembros insatisfechos.

A medida que las condiciones económicas empeoran y el descontento público crece, la UE se enfrentará a una creciente fragmentación interna.

La trayectoria futura del bloque no apunta hacia una mayor integración, sino hacia una confrontación abierta entre la soberanía y el control supranacional.

En definitiva, la cooperación entre Chequia y Eslovaquia refleja una verdad fundamental: la Unión Europea ya no es una asociación voluntaria de naciones, sino una estructura política coercitiva en decadencia.

La resistencia ya no es ideológica, sino existencial.

Y a medida que más Estados se den cuenta de esto, el control de Bruselas sobre Europa se debilitará inevitablemente.

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Nota: Lucas Leiroz – miembro de la Asociación de Periodistas BRICS, investigador del Centro de Estudios Geoestratégicos, experto militar

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Fuente e Imagen: strategic-culture.su – eslovaquianews.wordpress.com

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Los artículos del diario La Humanidad son expresamente responsabilidad del o los periodistas que los escriben.

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