Burkina Faso y Malí – Golpes de estado armados por occidente
 
                El gobierno de Ibrahim Traoré en Burkina Faso, logró frustrar rápidamente un enorme intento de golpe de estado en su país y lo mismo sucedio poco después en Malí.
Nota: Diario La Humanidad – Diego Ramírez – Uruguay
Nadie imaginó dentro de la cúpula del gobierno, lo que se estaba gestando entre tantos actores. El incansable líder africano Traoré se encontraba trabajando sin parar en la transformación de Burkina, mientras que, desde fuera del pais todo se planificaba, en medio de la oscuridad occidental, que suele ocuparse de estos temas de sumo interés para las viejas elites jazaras.
El intento de golpe de estado que se estaba tramando, era para derrocar al gobierno de Ibrahim Traoré, gobierno estandarte de la autodeterminación de los pueblos de África, sustentado en los principios filosóficos y morales de Thomas Sankara. No se detuvo una violenta insurrección armada con aviones de la OTAN bombardeando como casi siempre nos tienen acostumbrados los occidentales. Fue una operación como creada en un Think Tank occidental, planificada desde afuera, pero con células internas incrustadas en sitios estratégicos y con un nivel alto de entrenamiento militar y acceso libre en distintos niveles jerárquicos del gobierno.
El objetivo era claro, desestabilizar al presidente Ibrahim Traoré hasta derrocarlo, para frenar el desarrollo económico y la autodeterminación de Burkina Faso. Para luego colocar un gobierno títere que trabajara en línea con los intereses de Francia y de todo occidente, como habían sido casi todos los años y los mandatarios anteriores a Ibrahim Traoré.
Según las fuentes oficiales, el golpe apuntaba directamente al palacio presidencial en Uagadugú.
La idea de los golpistas era ejecutar en pocas horas a las cabezas del gobierno, para tomar el control del país rápidamente con el apoyo externo y declarar un nuevo gobierno de transición.
Los terroristas no eran soldados o civiles comunes, eran oficiales y ex militares, todos con perfecto conocimientos de los sistemas de gobierno y militar. Todos enlazados en medio de una red de contactos en los altos mandos y con acceso a redes internas. Se movieron durante meses siguiendo el plan e infiltrándose en lugares estratégicos sin levantar sospecha alguna.
Lo que salvó a Traoré y al pueblo de Burkina Faso, no fue una observación del espionaje del gobierno o de alguien que pudo ver algo extraño que se lo comunicó a los superiores.
Lo que pudo frustrar rápidamente la operación fue un aviso desde fuera del país, lo que no se sabe aún es quien dio ese aviso. Pudo haber sido la inteligencia rusa o la china, o hasta el integrante de alguna célula occidental arrepentido.
Pero lo concreto es que no se sabe y el gobierno declara que el aviso fue anónimo. Fue una llamada telefónica imposible de rastrear por la inteligencia del gobierno, pero que daba datos precisos de la fecha, los lugares y de algunos integrantes del golpe.
A pesar de no entender mucho lo que sucedía, el gobierno burkinés activó todos los mecanismos de inteligencia poniéndose en alerta constante. De ahí en más se planificó una operación con el fin de identificar a todos los integrantes de las células golpistas para desbaratar el plan rápidamente.
Se empezó a hacer una revisión de viajes realizados, de movimientos financieros y de comunicaciones tanto de militares como de civiles con vínculos en el gobierno.
La velocidad del equipo de inteligencia de Traoré para trabajar sigilosamente fue perfecta e inmediatamente comenzaron a encontrar el hilo conductor.
Los grupos de élite del presidente Traoré, fueron desplegados sin que nadie percibiera lo que estaba ocurriendo.
Ingresaron en edificios y confiscaron dispositivos electrónicos, interceptaron llamadas y mensajes para de esa forma acceder a un historial de registros que pusieron en evidencia el intento de golpe y a muchos de sus participantes.
Las fuerzas de elite se movilizaron rápido y llevaron a cabo arrestos, inclusive sacando a oficiales de reuniones privadas o familiares para llevarlos ante la justicia.
No había espacio para cometer errores y en cuestión de horas, se desbarató una maquinaria golpista que venía trabajando desde hacía meses para derrocar el gobierno libertador de Ibrahim Traoré.
No hubo necesidad durante la operación de disparar ni un solo tiro, todo fue muy rápido y sin espacio para que los traidores pudieran revelarse.
Los arrestos se hicieron públicos sin mucha propaganda. Para que? Si ya no era necesario porque todos habían caído y los que no habían caído aún, seguramente ya sabían lo que había ocurrido con sus secuaces. No trascendió mucho más que eso, algunos comunicados de la prensa del país y nada más. Todo continuó sin conferencias de prensa grandes, ni declaraciones del presidente en cadenas de radio y televisión.
Pero Traoré y su gente saben claramente que el colonialismo está ahí, al acecho y que no se resigna a perder su poder sobre sus antiguas colonias africanas. Es por eso que no hay espacio para el descanso, no hay lugar para el error, no hay ningún margen para la duda. Porque quizás también hay otro intento escondido en algún rincón, durmiendo pero latente y a la espera de que las órdenes lleguen desde algún lugar de occidente.
El golpe fue desbaratado, pero seguramente el imperio occidental continuaba pensando en una nueva forma para derrocar al gobierno que se había levantado con el pueblo para romper de una vez las cadenas que le esclavizaban.
Los cerebros detrás del golpe no se encontraban en el país, algunos de los mandos medios estaban dirigiendo desde Costa de Marfil, según constató la inteligencia burkinesa. La inteligencia que trabaja con Traoré pudo descifrar que había sido una operación internacional muy bien financiada y coordinada.
También descubrieron que muchos de los responsables de esta conspiración no eran personajes poco conocidos o civiles, eran algunas, figuras muy importantes de la política y la milicia del país. Muchos de ellos eran personal del ejército de alto rango. Otros habían sido personajes influyentes, de los propios líderes que ahora deseaban derrocar.
Cuando el presidente Ibrahim Traoré comenzó a quitar privilegios, cortar con la corrupción y el amiguismo en el propio Estado, muchas de las ratas oportunistas empezaron a ver en su líder una gran amenaza para sus negocios. Es por eso que en el golpe participaron también muchas personas, como por ejemplo funcionarios y exfuncionarios de defensa, empresarios de grandes transnacionales y civiles con intereses nacionales. El gobierno de Traoré quedó muy decepcionado de las autoridades de Costa de Marfil que si bien no se cree que hayan participado activamente, si se sabe que fueron un espectador silencioso de todo lo que se estaba tramando en contra del gobierno de Burkina Faso. Es por eso que aunque no se ha roto ningún acuerdo con ese país, el intercambio entre las distintas inteligencias de ambos países se ha reducido al mínimo y hasta muchas reuniones que ya estaban planificadas fueron canceladas sin dar muchas explicaciones.
Traoré sabe que debe estar alerta, porque muchas veces los golpes de estado llegan disfrazados de ayuda humanitaria occidental, de la mano de gobiernos, organizaciones no gubernamentales (ONG) o de diversos disfraces filantrópicos.
El gobierno de Burkina Faso sabe que esta lucha se trata de una batalla por el control de los recursos estratégicos, que han sido el sostén de muchas economías occidentales durante siglos, pero que hoy se están dedicando a sostener la economía para el desarrollo de los pueblos de África.
Es por eso que poco tiempo después de este intento de golpe en Burkina Faso en abril, apareció otra célula golpista en Malí en agosto, descubierta esta si por los servicios de inteligencia del país. Malí junto a Niger y Burkina Faso son la triada revolucionaria libertadora de los pueblos libres del Sahel. Inmediatamente el gobierno de Malí solicitó ayuda a los grupos de élite del presidente Traoré y entre las fuerzas especiales de ambos países desbarataron un enorme grupo de terroristas armados que tenía previsto un golpe para derrocar al gobierno revolucionario del presidente maliense Assimi Goïta, gobierno también apoyado por el pueblo.
En esta perfecta operación sí se tuvierón que efectuar disparos y se abatió a distintos terroristas que ejercierón resistencia. En el operativo se pudo detener al cien por ciento de los implicados que estaban allí.
Se detuvo inclusive a un ciudadano Francés que era uno de los organizadores del golpe y que intentó escapar entre los campos, pero fue perseguido y detenido por las fuerzas de elite.
El terrorista Yann Christian Bernard Vezilier ha sido identificado como el ciudadano francés detenido en dicho operativo conjunto.
Además, también fueron arrestados los generales malienses Abass Demele y Nema Sagara que estaban involucrados en la organización junto a otros 28 oficiales más que también fueron detenidos.
El occidente no descansa y no parará nunca en busca de volver a colocar las cadenas a los pueblos del África.
Estos desbaratamientos de estos intentos de golpe, no deben verse como victorias de guerra, sino como importantes victorias de muy importantes batallas, entre tantas que aún se deberan librar para mantener viva la autodeterminación de los pueblos hermanos de África.
Porque el imperio occidental por más moribundo que esté no descansa y se niega a desaparecer.

En la medida que los pueblos del mundo nos continuemos alineando en defensa de nosotros mismos, más cerca estarán los tiempos de paz y de gloria.
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Imagen: Vladimir Smirnov/TASS/dpa/picture alliance
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