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Análisis geopolítico y proyección futura

NOTA: Corresponsalía, Diario la Humanidad – Milano – Italia

La actual crisis en Ucrania, ha estado en curso desde el golpe de estado del Euromaidan en el 2013, en dónde los nazis ucranianos, perseguían, atrapaban y asesinaban a rusoparlantes, políticos, activistas o simpatizantes prorrusos. Luego, esto derivó inmediatamente en la anexión de Crimea por parte de Rusia y más tarde en la operación militar especial rusa en el 2022, como forma de defender a la población civil del Donbas y de la región, que estaba siendo bombardeada, atacada y asesinada de forma ininterrumpida desde comienzos del Euromaidan. Este, sigue siendo un conflicto complejo con dimensiones que van más allá de la confrontación militar convencional.

La reciente decisión de la administración Biden de permitir que Ucrania utilice misiles ATACMS de largo alcance, combinada con la ratificación de una nueva doctrina nuclear rusa, marca un punto crítico en la dinámica del conflicto. Esta situación no solo redefine las estrategias militares, sino también las relaciones internacionales, particularmente entre Occidente y Rusia.

La dinámica de escalada y el cambio de paradigma militar

La autorización de misiles ATACMS por parte de Biden, con un alcance de 300 km, permite a Ucrania atacar el territorio ruso, específicamente en la región de Kursk, lo que agrava la situación. Aunque se ha argumentado que los misiles no cambiarán significativamente el equilibrio de poder en el campo de batalla, el acto simboliza una intensificación de la guerra, lo que podría provocar una respuesta más fuerte de Rusia. Este tipo de escalada no solo es militar, sino también estratégica: Estados Unidos parece estar enviando un mensaje claro de apoyo incondicional a Ucrania en su lucha contra Rusia, con una implicación que podría ser vista por Moscú como un acto directo de Occidente contra su soberanía.

Desde la perspectiva rusa, la intervención activa de la OTAN en la guerra de Ucrania está siendo interpretada como una amenaza existencial.

La nueva doctrina nuclear rusa, promulgada por Putin, establece que cualquier agresión de un Estado no nuclear que sea apoyada por una potencia nuclear será vista como un ataque conjunto.

Esta cláusula abre la puerta a una respuesta nuclear por parte de Rusia, lo que introduce un nuevo nivel de riesgo en el conflicto.

Si bien algunos podrían considerar esto como una táctica de intimidación, el anuncio marca una línea roja que, si cruzada, podría tener consecuencias devastadoras no solo para la región, sino para la estabilidad global.

Proyección a futuro: Un conflicto sin salida militar, pero con riesgos nucleares elevados

La guerra en Ucrania ha demostrado ser asimétrica y prolongada, con enormes costos humanos y materiales. Las sanciones impuestas a Rusia, junto con el envío continuo de armas y ayuda a Ucrania, no parecen estar acercando una solución, sino alimentando un ciclo de retaliación. La administración Biden, aunque está saliendo de la Casa Blanca, ha dejado un legado complicado al permitir el uso de armas de largo alcance que incrementan la probabilidad de una escalada directa con Rusia. Si bien Biden parece haber tomado esta decisión con la esperanza de fortalecer la posición negociadora de Ucrania, la realidad es que esto podría hacer más difícil cualquier tipo de acuerdo de paz, al inflamar aún más la percepción de la amenaza en Rusia.

En cuanto a la administración entrante de Donald Trump, la situación podría complicarse aún más. Como se ha señalado, Trump ha mostrado escepticismo respecto al apoyo a Ucrania, pero las decisiones de su predecesor podrían dejarle pocas opciones, ya que la narrativa de una guerra que se intensifica podría arrastrar a su administración a una encrucijada.

Si Trump no se compromete a un enfoque diferente, podría verse atrapado en una espiral de violencia que termina favoreciendo a los intereses rusos, al no poder revertir las decisiones previas de su antecesor y al estar bajo la presión de las expectativas de la OTAN y de Ucrania.

A largo plazo, el conflicto podría evolucionar hacia una guerra de desgaste en la que la violencia se perpetúa sin una resolución clara. En este escenario, la probabilidad de que Rusia recurra a su arsenal nuclear táctico podría ser más alta, no solo como una medida de defensa, sino también como un intento de disuadir a Occidente de seguir ampliando su implicación en la guerra.

Si Putin percibe que la integridad de su Estado está en juego, el riesgo de una escalada nuclear no debe subestimarse.

Un futuro incierto con riesgos nucleares

El futuro del conflicto ucraniano es incierto y está marcado por una escalada continua.

Las acciones de Biden y las respuestas de Putin demuestran que la guerra podría prolongarse aún más, con implicaciones graves para la seguridad global.

Aunque la diplomacia es esencial, la participación activa de las grandes potencias en la guerra no facilita un acuerdo de paz, sino que aumenta la polarización y las tensiones.

A medida que las armas nucleares se convierten en una amenaza cada vez más real, el mundo se enfrenta a la posibilidad de una nueva fase en la guerra fría, con Rusia y Occidente en un delicado equilibrio de poder, en el que cualquier error de cálculo podría desatar consecuencias catastróficas para toda la humanidad.

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Corresponsalía Milano / Alfonso Ossandón Antiquera / © Diario La Humanidad

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Fuente e imágenes: LIBKOS | AP

Los artículos del diario La Humanidad son expresamente responsabilidad del o los periodistas que los escriben.

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