¡Un día que quedó grabado en la historia! Un día en el que un líder regresó del exilio después de años. Pero esto no fue solo un regreso; fue el levantamiento de toda una nación.

Nota: Amin Saburi, Diario la Humanidad – Corresponsalía (Irán)

El avión que trajo la esperanza a Irán

Ese día, Teherán fue testigo de una de las recepciones más grandes de la historia. Millones de personas llenaron las calles.

Pero, ¿por qué? Porque el Imam Jomeini no era solo un líder; era la voz del pueblo, el grito de los oprimidos y el símbolo de la libertad.

Él fue quien prometió:

«¡Con el apoyo del pueblo, estableceré un gobierno!»

El discurso que encendió la revolución

En Behesht Zahra, el cementerio donde descansaban los mártires de la Revolución, el Imam Jomeini declaró con firmeza:

«¡Este gobierno es ilegítimo! ¡Este régimen está en contra de la voluntad del pueblo! ¡Esta monarquía podrida ya no tiene lugar en Irán!»

Sus palabras se propagaron como fuego en el corazón de la gente. Y luego, con una determinación inquebrantable, agregó:

«¡Voy a golpear en la boca a este gobierno!»

¡Un mensaje para todos los pueblos oprimidos!

Este no fue solo un mensaje para Irán; fue un llamado a todas las naciones del mundo, especialmente a los pueblos de América Latina.

¡Este grito fue el mismo que lanzó Simón Bolívar contra el colonialismo!
¡Esta llama fue la misma que encendió el Che Guevara por la libertad!

El Imam Jomeini no dijo: «Esperen la ayuda de las potencias extranjeras.»
Él dijo: «¡Ustedes son quienes forjan su destino!»

¡Esta revolución no fue solo para Irán! Fue para todos los oprimidos del mundo.

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