Francia: la caída de los grandes sectores industriales
Y la creciente precariedad social

Francia atraviesa una de las crisis económicas más profundas de su historia reciente. La caída de dos grandes emblemas del capitalismo transalpino, Michelin y Auchan, refleja la severa dificultad en la que se encuentra el país.
NOTA: Corresponsalía Milano, Diario la Huminaidad
Milano – Italia
Michelin ha anunciado la clausura de sus fábricas en Cholet y Vannes, con el consecuente despido de más de 1,200 trabajadores. Este es un golpe significativo para el modelo económico y la estrategia de reindustrialización impulsada por el presidente Emmanuel Macron, que hasta ahora ha prometido una revitalización industrial para contrarrestar el impacto de la globalización y la competencia asiática.
La crisis que vive la industria francesa está impulsada por varios factores: un mercado automovilístico en declive, la imparable competencia de productos asiáticos de bajo costo y la desventaja estructural de los costos de producción en Europa, que son considerablemente más altos que en Asia. En palabras del CEO de Michelin, Florent Menegaux, «hoy, dentro del grupo Michelin, Europa es dos veces más cara que China», lo que revela la magnitud de la desigualdad competitiva en la que se encuentra el continente europeo.
Este panorama se enmarca dentro de una situación económica aún más grave: la inflación ha caído un 1,2% en Francia, pero la caída de los precios ha sido un síntoma de un estancamiento económico más profundo, que amenaza con hundir al país en una recesión prolongada. Aunque la inflación interanual se ha reducido al 1,5%, la escasez de demanda interna, sumada a la pérdida de poder adquisitivo de los ciudadanos alrededor del 30% en los últimos dos años, ha llevado a una caída significativa en el consumo.
Francia, tradicionalmente considerada una economía robusta en Europa, ve su bienestar tambalear mientras los precios industriales caen un 6,3% interanual.
A este panorama económico se le suma la creciente inestabilidad política. La falta de confianza de los inversores ha agravado la situación, lo que podría tener consecuencias aún más graves si la crisis continúa sin una respuesta adecuada desde el gobierno. La política del presidente Macron parece no ser suficiente para contener el impacto de estos gigantescos desafíos económicos.
A nivel social, la pobreza infantil se ha convertido en uno de los mayores problemas. En 2021, el 22,8% de los niños en Francia estaban en riesgo de pobreza y exclusión social, lo que equivale a unos 3,3 millones de menores. La pobreza infantil en Francia está vinculada a un acceso limitado a servicios básicos como la educación, la atención sanitaria y una vivienda digna, lo que perpetúa un ciclo de desigualdad difícil de romper.
El gobierno francés, a pesar de sus compromisos con la Garantía Infantil Europea, se enfrenta a un gran reto en cuanto a la implementación efectiva de políticas que protejan a los niños más vulnerables. Aunque Francia ha adoptado leyes de protección infantil y se ha comprometido a mejorar la situación de los más desfavorecidos, la realidad es que la pobreza y la exclusión social siguen siendo una amenaza constante para millones de niños, especialmente aquellos de familias inmigrantes, que sufren una discriminación adicional bajo la normativa actual.
¿Qué le depara el futuro a Francia?
Francia se enfrenta a un futuro incierto en medio de una crisis económica y social de proporciones monumentales. La pérdida de competitividad industrial, la creciente precariedad social y el debilitamiento de la confianza en sus instituciones y política económica ponen en duda el rol que el país pueda jugar en el futuro cercano, especialmente en un contexto de tensiones internacionales y un posible cambio en el equilibrio de poder en Europa.
Uno de los factores que podría agravar aún más la situación de Francia es la evolución de la guerra en Ucrania y el probable triunfo de Rusia.
Si la OTAN no logra un desenlace favorable en este conflicto, la posición de Francia dentro de la alianza podría verse debilitada, lo que tendría repercusiones económicas y políticas dentro de la Unión Europea. Alemania, la principal economía europea, también atraviesa su propia crisis económica, lo que podría arrastrar a Francia aún más hacia la recesión.
La creciente precariedad, la crisis en la industria y la desconfianza política podrían desbordar el sistema económico y social del país. Sin un cambio estructural, la posibilidad de un futuro próspero se diluye. Francia necesita repensar sus estrategias, desde la reindustrialización hasta la protección social, si quiere superar los enormes desafíos que enfrenta en el siglo XXI.
Corresponsalía Milano / Alfonso Ossandón Antiquera / © Diario La Humanidad
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